Narrativa. Este libro, de género difuso, que participa por igual del reportaje, del cuento, de la anotación histórica, de la anécdota, del chisme, del rigor del testimonio, produce unos cuantos desconciertos muy estimulantes. Lo primero es que su autor, nacido en Polonia en 1966, escribe sobre la República Checa como si fuera checo. Y parece saber tanto de ese país que el lector se pregunta si Gottland no será una metáfora de Polonia. Cabe pensar que sí, pero también que un europeo escribe sobre Europa, sirviéndose de un país que ha concentrado en su historia algunos de los aspectos más dramáticos y pintorescos del siglo XX. Su estructura, acumulativa y caprichosa, no se presta a una lectura convencional, pues Gottland es cualquier cosa menos formulario. Se podría decir que es un ensayo ramificado en cortas piezas narrativas que, sin embargo, parecen no querer contar historias, sino revelar que, detrás de toda historia, hay una manipulación política. Sin duda esta es la razón de haber elegido la República Checa, donde, por poner un par de ejemplos, el nombre de Kafka (nacido en Praga) durante años no era más que un susurro, y una periodista sin derecho a publicar, con un trabajo donde nadie podía dirigirle la palabra, habla con los enfermos de un hospital psiquiátrico "porque cualquiera podía decir allí lo que quisiera sin que le sancionaran". Solo el silencio o la locura son tolerables. En este sentido, Gottland recusa toda imposición política, pero no se presta a servir de denuncia, que sería consecuencia del régimen autoritario. No obstante, sus páginas son un catálogo de la barbarie y el fanatismo a que conducen las ideas, además de un minucioso registro de la estupidez humana. El libro incorpora las reacciones que suscitó cuando se publicó en la República Checa en 2007; allí se exigió su retirada. Después, en su traducción francesa, obtuvo el Premio del Libro Europeo. Y concluye con una declaración que revela la fuente de su erudición, el extraordinario acopio informativo con que ha llenado sus páginas: "En el mundo de hoy pasan tantas cosas que no hace falta imaginarse nada".
Un gran libro, original, diferente, extraño e intenso.
Para los que pasaron de largo por Praga, por ejemplo.
Para los que no sabían nada de su Primavera
Para mí, que me ha gustado, interesado, cautivado...
Un libro que se lee fácil, ingenuo, antiguo, curioso, bien escrito, un contraste.
Creo que es un libro erótico, no sé, lo he leído esta tarde, en media hora.
Esta Andrea Hoyos sabe.
¿Es así?
Pascal Quignard (Verneuil-sur-Avre, 1948) traza en Las solidaridades misteriosas el retorno de dos hermanos, Claire y Paul, al lugar donde transcurrió su infancia. Tanto para uno como para el otro se trata de un abandono, de una huida de la vida confortable y relativamente exitosa que habían llevado hasta ese momento; un abandono, una huida que, en contrapartida, les permitirá ir enriqueciendo a través del reencuentro con diversos personajes el recuerdo esquemático que conservaban de aquellos años. También su propia relación fraternal, a la que alude el título de esta novela de Quignard
Es el libro que estoy leyendo ahora.
Para amantes de Quignard (lo soy)
No puedo ser crítico.