lunes, 11 de junio de 2012

Toreros reconstruidos


Al principio un toro da miedo, es un animal poderoso que impresiona con esa testuz, con ese arranque desde los chiqueros, con el bramar anterior a la lucha.

Torear es un ejercicio de inconscientes, de aquellos que tiene miedo.

Suena la música, pasa el tiempo y no existe el ruedo, no hay monosabios ni banderilleros, no hay público aunque este ahí, agazapado en la sombra o en el tendido de sol, ni siquiera hay toro.

Y uno torea de salón girando en revoleras y manoletinas, ensimismado, gustándose.

No sales a hombros pero tampoco te tiran almohadillas.

Torear es un ejercicio automático, por el capote pasa la vida.

Hay días que uno está para el arrastre.

Esta es una faena de aliño.



2 comments :

mirada dijo...

Buenos días, Pedro.
Olé, olé, y olé.
Muuuuacks

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, miradísima, tú sabes que hoy no hablo de toros, ni siquiera de corridas. Hablo de lo que hablo.
Y tengo unas ganas locas de volver a verte. Ya falta menos. Besos, mil.

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