Libros de bolsillo
El libro de bolsillo se desploma.
En medio de la incertidumbre generalizada en el mundo editorial, el formato económico se lleva la peor parte
Ya se acumulan cuatro años de caídas de ventas
El sector editorial tiene un agujero en el bolsillo. En un momento en que la crisis económica parecía que debía propiciar su auge, el libro en formato económico muestra las peores cifras de sus últimos años. Lo editores reconocen que la caída del sector ronda en lo que va de 2012 el 10%, el descenso de ventas del bolsillo aún es mayor: de un 12%, según todas las fuentes consultadas. Pero lo más grave es que tiene visos de ser un problema estructural. Las ventas de este formato vienen bajando “ininterrumpidamente desde 2008”, según constata Juan Díaz, director de Debolsillo, sello líder del sector. “Según datos de Nielsen, este es el cuarto año de caída sobre caída. El formato de bolsillo ha decrecido un 22% entre 2008 y 2011; y este año está siendo peor porque ese 12% es sobre el descenso ya acumulado”, afirma Armando Collazos, director general en España de Prisa Ediciones.
“El libro de bolsillo no crecerá más en España”, afirma contundente Díaz. El incremento espectacular que tenía este subsector editorial hasta 2007 no volverá a darse. “Hasta entonces no se había llevado el bolsillo al máximo de sus clientes potenciales distribuyéndolo por gasolineras, aeropuertos, estaciones de tren, hipermercados… Pero todo eso ya está cubierto desde hace unos años y por ahí no se aumentará más”, arguye. Ahí estaría uno de los males del bolsillo: “La crisis ha hecho que circule menos gente por este tipo de centros y la venta por impulso, clave de este producto en estos lugares, ha caído en picado”, admite Díaz, conocedor de que el 21% de la facturación del bolsillo se hacen en estos puntos de venta, frente al 15% del libro en trade (tapa dura).
Ese factor lo ratifica Collazos. “Con nuestro bolsillo Punto de Lectura crecemos en cuota de mercado, pero aún así vendemos menos que el año pasado. Teníamos la esperanza de que los lectores buscaran libros más económicos y eso beneficiaría al formato de bolsillo y compensaría algo las caídas de los formatos de mayor precio, pero ha pesado más la caída general del consumo. La reducción de ventas más importante se han dado en las tiendas generalistas, donde el componente de ventas por impulso es mayor”.
Al techo de un determinado tipo de lectores se une el comportamiento de los usuarios que están en el otro extremo, los grandes lectores, que tampoco van a por el bolsillo. Díaz constata esa deserción en “el incremento del préstamo bibliotecario en los últimos dos años; el lector de verdad no compra el libro sino que va a que se lo dejen”. Eso se une al hecho de que si el económico es el formato por excelencia de los grandes lectores más allá de los Pirineos (“se calcula que en un 20%” y sin caídas tan pronunciadas como aquí) en España ese porcentaje no llega ni al 12%. “Sólo Editis en Francia vende anualmente 25 millones de ejemplares en este formato, lo mismo que en toda España [24,6 millones de unidades el 2010]”, afirma Francisco Javier Pérez, director del área de bolsillo del grupo Planeta. Este grupo reordenó hace unos años todas sus colecciones de bolsillo en el Área de Bolsillo. En ella se integran Austral y Booket. Austral, la más literaria, ha incorporado en su catálogo a Destinolibro. Booket, para el gran público, incluye las antiguas colecciones de bolsillo de Minotauro, Ariel y Crítica.
Los editores defienden siempre las librerías, pero en el caso del bolsillo hay matices. “Asistimos a un cambio de modelo de las librerías: existe un exceso de oferta y es cierto que los libreros necesitan mayor rentabilidad, pero los libros de fondo, entre los que juegan una baza capital los de bolsillo, no tiene hoy la misma presencia que antes”, asegura Valeria Ciompi, directora editorial de Alianza Editorial, sello carismático de bolsillo en España y que en septiembre del año pasado rediseñó totalmente su histórica colección. “Las librerías se dedican a reponer novedades, cada vez con mayor frecuencia un best-seller al año las alimenta y aún más si se convierte en un fenómeno social, tipo María Dueñas”.
“Al librero, el bolsillo le interesa relativamente poco; este formato nunca ha tenido gran predica en este punto de venta”, lanza Díaz. “Como en todo comercio, precio más bajo unido a momento de ventas insuficientes hace que el vendedor privilegie el producto más caro”, expone Beatriz de Moura, editora de Tusquets, que cuenta con dos colecciones de bolsillo: Fábula (más literaria y destinada al circuito de librerías) y Maxi (con sus best-sellers para un público más general y que distribuye en grandes superficies), sellos que han sufrido por igual la caída del 12%.
Desde la otra parte del mostrador se ve de manera muy distinta. “No es cierto que bajemos el fondo; las buenas librerías se defienden por tener un buen fondo, no las novedades que tiene todo el mundo”, puntualiza Fernando Valverde, presidente de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), que no oculta la delicada situación de su sector. “Muchas grandes librerías independientes viven una situación dramática, con caídas de hasta el 20%, por lo que se ven obligadas a despedir trabajadores”, afirma. En cualquier caso, piensa que “el libro de bolsillo nunca ha tenido predicamento en España”. Una opinión que comparte De Moura: “En los 51 años que ando metida en el negocio del libro y los 43 al frente de Tusquets, nunca sentí que en España se apreciara muy especialmente el libro de bolsillo, salvo la época de la colección Libro Amigo de Bruguera y la de Alianza Editorial; y el tipo de lector del bolsillo español siempre fue mucho menos entusiasta que el norteamericano, por ejemplo”.
Para otro veterano de la edición como Jorge Herralde, “aquí, a diferencia de Inglaterra, EEUU o Francia, el bolsillo nunca ha tenido una vida gloriosa”. En Anagrama, a 30 de abril de este año, “el trade ha crecido en ventas un 4% en relación a 2011, pero nuestros Compactos [su sello de formato económico] han descendido un 10,5%”. Hay libreros que devuelven el envite lanzado por los editores. “Hasta hace muy poco el sector editorial no ha cuidado el libro de bolsillo: ha habido cambios constantes de formatos y aún hoy una política de precios que no los ha diferenciado mucho del trade, en contraste con lo que ocurre en Francia, con la colección Folio, o Inglaterra, con la de Penguin, donde por de tres a 10 euros puedes leerlo todo”, apunta Marta Ramoneda, de la cadena de librerías barcelonesa La Central, que en septiembre abre local en el Callao madrileño. Ejemplifica la curtida librera el desorden de formatos al citar las escasas diferencias entre tamaños y productos de editoriales de bolsillo y no como Alpha Decay, Cuadernos de Acantilado, Nórdica, Gadir, Libros del Asteroide, Navona…, “que en muchos casos, además, sacan minilibros de bolsillo, a precios de siete u ocho euros, que “son caros para las páginas y el formato que tienen”, si bien admite que tienen cierta salida.
Sin un espacio acotado para el bolsillo, que recibe trato de igualdad con el trade, Ramoneda constata también desde La Central “un exceso de narrativa y muy poco ensayo” en este formato, así como una estrategia que considera un grave error del sector: “Tarda muchísimo en aparecer en bolsillo un título que ha tenido éxito en el formato grande”. Ahí Díaz --si bien no es el caso de Debolsillo que suele sacar la versión económica “entre 10 y 14 meses como máximo después del lanzamiento de un título”--, admite la culpa de los editores. “Hablaríamos de otra situación del mercado del bolsillo en España si éxitos de los grandes nombres no hubieran retrasado tanto su aparición en ese formato”, asegura, sin citar pero quizá pensando en éxitos como los de Carlos Ruiz Zafón y Stieg Larsson.
Algunos editores atribuyen también parcialmente la caída del bolsillo a los índices de lectura, cuestionando incluso los datos del Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros de 2011, donde se afirma que el 61,4% de los españoles se declara lector de libros. Valverde cree que sí se lee pero que en la última década “el incremento de la lectura viene determinado por algunos best-sellers: los Larsson, Zafón, Dueñas… Todos leen el mismo libro”. Díaz lo corrobora: “Se da una concentración lectora en pocos títulos; ahora hay más libros que sobrepasan el millón de ejemplares que hace unas décadas, pero eso no quiere decir que hay más buenos lectores sino más gente que compra un solo título por el efecto fenómeno”. Y esos lectores-compradores no van al bolsillo sino al trade, “que es un objeto de regalo bastante asumible: lo demuestra que casi el 35% de las ventas de libros se suelen concentrar entre ferias y festividades”, aporta.
También se está dando, según los expertos, un cambio de hábitos de lectura que afectan directamente al bolsillo. “EE UU es un laboratorio magnífico y lo que pasa allí ocurre más pronto o más tarde aquí”, avanza Luis González, director general adjunto de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, para comentar que el bolsillo en EE UU “ya ha perdido la batalla frente al libro digital: es más competitivo y sale más barato. Por eso ya hace más de cuatro años que consideramos el cambio digital como relevante y que comportará nuevos hábitos, como ha pasado ya en el cine o la música”. Y alerta sobre el retraso en la implantación de esta tecnología en el libro: “Cada año que se retrase la normalización del mercado digital crece el peligro de la piratería”.
“Por precio, rapidez y comodidad, el libro de bolsillo tiene los días contados frente al electrónico, no así el tradicional, que convivirá con el digital”, piensa De Moura. “La entrada tecnológica en el libro han provocado un cambio en los hábitos de lectura y el mercado editorial que ya no tienen marcha atrás”, comenta Félix Fernández de Gabriel, director general de Casa del Libro, con 37 centros en toda España y que el año pasado relanzó su tienda on line (1,5 millones de referencias y más de 60.000 ebooks en castellano).
Al bolsillo, al parecer, no le quedará ni el refugio de ser el gran receptor del libro de fondo. “Eso será totalmente territorio ebook”, opina Díaz, que sin embargo cree que el formato pequeño no desparecerá aún: “Mientras haya libros en papel habrá ediciones de bolsillo”, y lanza como salidas las apuestas por autores inéditos, el contenido de entretenimiento y seguir construyendo un gran catálogo.
El número de lectores de ebooks alcanzó en 2011 el 6,8% de los españoles mayores de 14 años pero ya el 8% de los menores de 10 a 13 años. A la espera del inexorable crecimiento del formato electrónico, el de bolsillo “será por algún tiempo la segunda vida lenta y estable del fondo de nuestro catálogo”, opina de Moura. Una esperanza, ni que sea proporcional al tamaño.
El negocio de la música cambió (aunque los editores parece que no se han dado cuenta)
El negocio editorial está cambiando a grandes zancadas (y los editores están en la inopia)
Hablaremos de esto ( a la vuelta)
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