sábado, 27 de octubre de 2007

El intelectual y la bestia en el bosque atrevido, o al revés.

Tengo una enfermedad, veo el lenguaje.

(
Roland Barthes)


Contarnos cuentos cada día es un vano ejercicio de torcer la cintura a derecha e izquierda, el que se mueve no sale en la foto, ir del coro al caño y viceversa.
Un engaño, chicos, un engaño.

Creerse el personaje es ser nadie, lluvia, polen, burbujas en el barro, dulces hechiceros ardiendo en fuegos sin humo, sin hogueras, sin censores que delimiten las miradas, mirada hacia ese lado donde no pasa nada interesante excepto el tiempo, el que no es nuestro.
No es deportivo salir a las riberas cuando llueven oropéndolas con la cola amarilla, no lo es, aunque enseñar las piernas en Sanlucar no está bien visto y sin embargo he corrido esta mañana –es sábado- sin más apuro que el jadeo, la frente roja, algún aplauso, dos zumos de tomate y no podía domar a las rodillas que ya....no se arrodillan.

Palabras de ceniza, perdí el pasado, perdí allí la palabra. Eso sí duele, no lo otro, perder la sexual lengua del decir, de contar, de abrir hasta la puerta del infierno, el mío, y los cielos, miedo, sueños, recuerdos de infancia, mis tías, las calles del barrio, dos amigos, una novia a la que no besé jamás en el ombligo. La palabra, chicas, zumbando en los oídos como un intenso ariete entrando y saliendo en el cerebro con alambres y caminos, cuadriculado, con señales de stop, así nos luce, una blanca nube, luego negra, después la lluvia, la tormenta, inundaciones, hasta aquí llegó la riada hace unos meses, el barro sepultó el jardín de voces.
And.
Giulio Cesare, Haendel y un discurso roto aún me llena de llanto.
Sábado, dije.

...oigo aún aquellos pasos, vivo en aquella noche...

(Pere Gimferrer)



17 comments :

e-catarsis dijo...

Contarse cuentos y creerlos a medias es yo diría que saludable
Interesante forma de escribir me da la sensación de ser prosa poética atropellada -no se ofenda no lo digo con ningún mal ánimo y además me ha gustado el tropel de ideas-
Pues que le he visto en el blog de Lenguaraz y me ha llamado la atención su alias y... he entrado y... he leído y... le he comentado
Un saludo:))

ybris dijo...

No debe de ser vano del todo el ejercicio de contarnos cuentos ni debe de ser ocioso creernos el personaje.
Por lo menos mientras lo hagamos con la tenacidad de la búsqueda de algo que nunca acabamos de encontrar del todo.

Un abrazo

Arthur dijo...

Es bonito contar cuentos, pero que sean cuentos que enseguida capturen la atención, porque hay otros que duermen, ideales para antes de dormir.

Saludotes y abrazotes.

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Gusthav dijo...

Sea como sea yo disfurté del cuento que acabás de contar ahorita. Y te prometo que segurié leyendo por acá.

Saludos y abrazos

Nice Day, contoda mi Alma:
Gusthav

Anónimo dijo...

pedro,
si esto era un cuento, no lo entendí mucho, y siempre me ha resultado extraño eso de crear o creer en personajes... la "ficción" me cuesta...
pero cuando dices aquello de creer el personaje y ser nadie, sin censores que limiten las miradas, me parece un buen sistema para ir viviendo, a lametazos de cadera y cintura, esquivando como podamos a la pandilla de censorres que llevamos dentro.
cada mañana vengo a buscarte... y cada noche... bueno, también a mediodía y por las tardes...
ya no tengo remedio.
un polvo, ay!, un beso! (como si fuera el personaje del polvo, o al revés)

Anónimo dijo...

censores me salió con doble erre, me cachis... ¿ves? ¿cómo que "me cachis"? pues con doble erre!

oye... ¿es cierto que tuviste una novia y no la besaste jamás en el ombligo? ahora ya no sé qué es real y qué litaratura... o cuento

otro beso polvoriento

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias e-catarsis, por tanta actividad (entrar, leer, comentar, etc)
Gracias y una puntualización, los cuentos los cuento, no me los cuento.
El resto, pues sí, algo así. Y no sabes lo a gustito que me quedo.
Saludos, montones.

Pedro M. Martínez dijo...

Y pasa el tiempo y los tiempos, querido y admirado ybris y seguimos contando cuentos, no aprendemos. Bueno, algo sí, hemos aprendido a no creérnoslos.
Y tenacidad, arrobas.
También abrazos, para ti.

Pedro M. Martínez dijo...

Arthur, muchas veces tú no pareces ser quién eres y eres otro. Dices cosas de ese otro que vive dentro de ti. Me sorprendes. Gracias por ello, no dejas que te etiquete.
Saludos dominicales.

Pedro M. Martínez dijo...

Eso espero, Gusthav, este blog no tendría sentido sin tus comentarios.
En serio.
Saludos de buena mañana.

Pedro M. Martínez dijo...

Veamos iruna, eso del polvo, al final, me ha descolocado. A veces me debo releer para saber si es una cita a algo que he escrito o qué. No leo nada de polvos ¿qué significa?¿debo pensar que tu despedida es una invitación, una fórmula, qué cosa?.
Y el resto, pues bueno, cada uno escribe como sabe o como quiere o una mezcla de las dos cosas. En mi caso escribo como me sale, no tengo mucha elección.
Muchas gracias por tus lecturas repetidas sin censorres.
Y es cierto, no fue una novia, solamente la amaba, pero jamás la besé en el ombligo, muy triste, tampoco en otros lugares de su cuerpo deseado. Qué cosas, qué lejano parece todo, hasta lo de ayer sábado.
Un polvo, un beso, un beso en el polvo, un polvo después de los besos, lo que tengamos tiempo (hasta que vuelva tu marido).
Pues eso.

Trenzas dijo...

Leyendo y admirando. Supe que aquí había que venir a empaparse y no de agua, precisamente :)
Te agradezco infinito la fiesta intelectual que es tu blog. Encontrar a Barthes, Gimferrer y óperas de Haendel juntos y que su presencia esté tan perfectamente entroncada con lo que escribes, no es nada que se consiga chascando los dedos.
Y eso, sólo por lo que se refiere a este post; no quiero ponerme pesada :)
Sí quiero darte las gracias por el placer de leerte y por descubrirme a W. Ford. A primera vista me recordó mucho a J. J. Audubon; ya encontré la diferencia :)
Escribes mucho y mi tiempo es limitado, pero aquí estaré. A disfrutar.
Un abrazo, Pedro.

Pedro M. Martínez dijo...

¿Ves? Trenzas, hay que seguir, a veces ocurre el milagro, alguien, tú, hoy, lee, y ve y eso me llena de felicidad. Muchas gracias. Es igual un nombre, otro, sirve escuchar los primeros compases de Giulio Cesare y temblar, leer a Barthes y pensar, bucear en Gimferrer y descubrir sus joyas, esas cosas. Luego está lo del blog, sí, no se consigue chascando los dedos, vale, pero el trabajo tiene estas recompensas, además es voluntario, otra cosa sería que me paguen, o que me obliguen, no es el caso, es un placer compartir inquietudes, incluidas las estéticas. Y ya se me va la cabeza en un doble pensamiento de compartires en otros compartimentos, incluso en otros departamentos sin comedimiento y decididamente he madrugado demasiado o esta música que escucho dentro de los cascos no es la apropiada, aunque Martha Argerich interprete tan exquisitamente ese Rondo y el hip hop, demasiadas cosas, una mano tendida, léame, oiga, que es mejor de pedir que de robar.
He dormido poco.
Abrazos agradecidos.
(No sé decir solo gracias. Me disfrazo, pero tu sabes)

Anónimo dijo...

(pedro, sólo decirte que el polvo lo saqué de los principios de las líneas once y doce: "palabras de ceniza" y "sexual lengua". es que soy un poco desordenada incluso cuando leo.
me gusta mucho cómo escribes. marido no tengo. aquí vengo a empaparme de palabras, aunque a veces parezca que ande siempre intentando sacar el polvo...
es un placer leeros a unos cuantos; a menudo me pierdo, pero da gusto.
voy a o-leer tu pan recién hecho. mmmhhh... a ver...
un beso

Pedro M. Martínez dijo...

iruna, los ojos, a veces, leen otra cosa de lo que lee la cabeza, o viceversa.
O la imaginación, el deseo, qué sé yo, la necesidad, el tiempo que se va y ya no hay tiempo o eso, eso. ¡azúúúúúúúúúcar!
Búscate un marido que no te deje tiempo. Y un amante que te lo llene (el no tiempo, o a destiempo, o entre tiempos. Los del cólera especialmente duros).
Polvo al polvo.
O sea.
B e s o. s

sergisonic dijo...

la vida es un cuento y mi abuela añadiría: un cuento chino. así que, siga contándonos, que nosotros creeremos o no, según se levante el día y el ánimo. nos das las herramientas, maestro.

Pedro M. Martínez dijo...

sergisonic, mi abuela diría lo mismo.
Es curioso, para los cuentos saco las herramientas de la misma vida, con lo que esto es algo circular.
Gracias. abrazos.

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