Parker pasea a su perro
Tobatrón
La ficción es un territorio
minado sobre el que Parker pasea a su perro y a su inconsciente.
Camina y con su mirada amuebla
una parcela indefinida donde no ocurre nada, sino todo.
Por la ventana pasan las luces
de un barco, el cielo está poblado de estrellas rotas y ecos de cantos de
guerreros ahogados.
Justo en la sien se le aloja
un hambre de infinito, lleva en las manos un gladiolo con serpientes enroscadas
mientras la tierra gira y olas ciegas están arrasando la eternidad.
Pensaba que el siempre era
suyo y hoy recolecta ausencias y soledad, días huecos, perdió el futuro entre
las altas hierbas de una apuesta.
Mira el horizonte desde una
torre de cristales verdes y acero, vigilante, con un catalejo, con lanzas de
luz, con remordimientos que pinta de colores, con rencor que no disimula, con
ojos que apenas ven más allá de las almenas.
Abrigado con plumas de
alcatraz, así, ¿cómo llegará al mar sin viento?
Se detiene justo al borde del
no.
No, Parker, no.
2 comments :
En la parcela no ocurre nada, no parece que haya ruido ni gritos histriónicos, sólo la pérdida de los vocablos. Las epopeyas son un juego travestido que poco a poco se va borrando de la memoria.
Desde la ventana observamos el barco y el latido del océano que erosiona los acantilados a golpes de silencio. La erosión es lacónica, seguramente como Parker,
Todo está destinado a extinguirse, tiende a la nada.
En el vacío, la existencia es un naufragio.
Saludos
Francesc Cornadó este es un comentario para enmarcar y no es que otros no lo sean pero este es un privilegio y te lo agradezco profundamente. Salud.
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