Escalerilla al ático
Dice Derrida que no hay nada aparte del texto. Eres lo que escribes, eres el que te escribe y sin desorientación, sin desconcierto atravieso de vuelta el río Lethes, Décimo Junio Bruto me llama por mi nombre, me reconoce, sé que no he perdido la memoria, ya estamos todos, viva la madre superiora, empezaremos un severo régimen alimentario (dos o tres días), empezaremos un curso de inglés (una semana), empezaremos a caminar por las tardes (hasta que llueva mucho), empezaremos a mirarnos al espejo sin reconocernos (¿Dónde está el que reía en las cortas tardes de diciembre? ¿Dónde aquel que fue feliz?), nos llenaremos de metáforas sin saber que son figuras del lenguaje basadas en lo similar, nos vaciaremos en metonimias sabiendo que se basan en la contigüidad (más o menos en la metáfora se sustituye una cosa por algo semejante a ella, en tanto que en la metonimia se sustituye la cosa por algún atributo, causa o efecto de la misma, salvo que algún león sordo diga lo contrario), descubriré músicos como Steven Wilson, (re) descubriré la estética de Fritz Lang, yo qué sé cuántas maravillas descubriré, aunque, sobre todo, lucharé por encontrar el camino de la felicidad dentro de un orden (con o sin concierto). Lo dicho, estamos en el camino (de momento subiendo la escalera de los días). Un año más.
3 comments :
Creo que Emmanuel Lévinas, y Richard Rorty exageran un poco. Creo que más allá del texto está la acción vital y la voluntad, tanto para crear como para atravesar el rio Lethes. Está el deseo de empezar un curso de inglés y nuestras ganas de ir mejorando la cocina del vinagre. También identificar la metáfora del tiempo aunque no lo escribamos. Intentaré escuchar el secreto que se esconde en la música callada de F. Mompou o el silencio de A. Scarlatti.
Abrazos.
Apreciado Francesc Cornadó, evitando la alteridad de ese Lévinas que citas (esta insistencia del Yo que escribe hacia la irresponsabilidad de Otros que no (me) leen -la prueba es la soledad de esta página temblorosa-) y siendo en esencia un desobediente en vez de atravesar esos ríos (Lethes, Nervión o Urumea) me lancé ayer a las gélidas aguas del Cantábrico (concretamente la playa de Gorliz) para cumplir el rito anual del primer día del año, el sanador ejercicio purificador del agua (la prueba ahí arriba, lo que no se ve en televisión no existe). Sé que Rorty se ponía muy pesado con eso de que las cosas son el tiempo y como no tenemos más tiempo que el ahora, hago estas cosas (y otras) como si no hubiera mañana, de hecho no lo hay. La metáfora del tiempo es que pasa sin remedio y aprovecharlo es una obligación. Por si te sugieren algo estás músicas de siempre espero que las disfrutes. Te deseo un muy feliz 2025.
Vivaldi (click)
Publicar un comentario