No sé cómo explicarlo.
Christopher Thompson, The Letter
No sé cómo explicarlo.
Estábamos tendidos sobre una
cama con peces, salamandras y rumores.
De fondo Zelenka.
Rumor de beatas en Begoña.
Algo hacíamos, un intento de disección del amor, la descripción de un plano
secuencia, escarabajos en el esófago, el mercurio sobrepasando la raya roja, la
armadura desaliñada sobre una silla de enea, la lanza clavada en el espejo, las
lenguas como serpientes, una forma de conocernos,
Me quiero detener en esto: la húmeda lengua dejando surcos en la espalda ausente, babeando como un niño, como un loco, como un perro con sed, como un idiota. Una estroboscopia del amor,
Un niño daba vueltas por la ciudad ajena y fría, con maestras surgiendo de las esquinas y novias vestidas de novia.
Un adolescente sentado en una esquina de la ciudad indiferente, ajena y fría, llovían estrellas en la ciudad de los ciegos.
Un hombre tumbado en mitad de la carretera que lleva a la ciudad ajena y fría, los límites se borraron y desde ese día fue extranjero.
Un anciano acezante con el pecho abierto como un campo de trigo, las amapolas aún miraban a la ciudad ajena y fría.
Estábamos tendidos sobre una cama con peces, salamandras y rumores.
Es difícil de explicarlo así, tan ridículo colgado de este gancho, me lastima
el cuello y la autoestima, deja un burujón absurdo allí donde se juntan las
venas y el rencor, me da un aspecto de masoquista que se exhibe, de profesional
de ausencias, de esclavo con el látigo del recuerdo lacerándome la espalda.
Quizás es Zelenka con su música religiosa-
O el rumor de llanto del que
llora al encontrar en la cama, entre las sábanas, arrebujado, un caballo gris
que me mira con ojos lastimeros.
0 comments :
Publicar un comentario