Malos sueños de finales de enero
Llegan los sueños como mastines, fieros, negros. Me muerden los muslos de la ansiedad. Caigo por abismos sin fondo, me despierto. Me persiguen hordas de hombres oscuros, mal encarados, me despierto. Estoy en mitad de un desierto, angustiado, me despierto. Miles de ojos me miran, siguen cada uno de mis pasos, me despierto. Me afano, ansioso, sobre Ella, sin llegar a nada, me despierto. Vuelven aquellos a quién amé y amo y no están, hablo con ellos, es tan real, lloro y me despierto. Ay.
4 comments :
Tremenda pesadilla. La frase "Me muerden los muslos de la ansiedad" es de antología.
Salud
Es lo que tienen los sueños recursivos, llegan muy abajo y luego toca volver a la superficie a base de despertares...
Francesc Cornadó, estos muros soportan todo (y mis muslos, eso sí, después de la operación) Gracias por venir. Saludos.
Beauséant, una pregunta (íntima), ¿te has bañado alguna vez en el mar, de noche? Es una sensación terrible, intensa, no saber dónde estás, menos mal que la tendencia es salir a la superficie y no bucear hacia dentro, casi como pensar, no profundizar demasiado, intentar no saber (demasiado).
Hace un tiempo, en verano, cuando volvía de Gernika a Elantxobe (con cierta carga etílica, cierto), de madrugada, me bañaba (desnudo, por supuesto) en el puerto, entre los pesqueros y los botes amarrados al abrigo de corrientes y tempestades. Seguro que alguna vecina estaría espiando detrás de las cortinas. Volviendo al baño, imagina, de noche cerrada, sumergirte en lo profundo, no saber dónde estás, bracear hasta lo profundo, perder la respiración pero seguir bajando ¿hasta dónde? Los ojos abiertos pero sin ver. Ahora no puedo desarrollar todo esto porque tengo que ir a la frutería. Si lo recuerdo luego sigo. Besos.
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