Rápido, que se termina el año.
Nude at the Window by Paul Paede (1913)
Veamos, en los polígonos
industriales del arte (pobrecito mío) levantas una piedra (presuntamente)
literaria y lo mismo aparece un corazón que un zapato, un alacrán o una fila de
hormigas, qué más da, una baraja, reparte las cartas que hoy es el último
domingo del año, aquí no viene nadie y podemos jugar a cerrar puertas o a
entornar las ventanas del verano de mil novecientos ochenta y uno, un decir,
puede ser un siglo antes, que los armarios están llenos de recuerdos y
en mi mente (no solo ahí) se ha montado la revolución, aquellas huelgas
cortando carreteras, defendiendo el puesto de trabajo, los mercados, la madre
que los parió, hambre para todos menos para ellos, tenerla para siempre,
tenerla, siempre, ilusiones de un metalúrgico reconvertido, divertido, entre París
y Berlín, besando los cruces de los días, las intercesiones, allí donde eso,
ahí en eso, que dicen en lo limítrofe, las afueras, donde no hay citas a
ciegas, donde se ama contra la pared, hasta en invierno, soledad del abrazo en
el cuarto de máquinas del ascensor, por si las dudas, puertas abiertas al deseo
en edición de lujo lujurioso, que no había que hacer la cama ni disimular
las sábanas, solo había ternura y qué sé yo (sí sé, intento despistar), hogar
dulce hogar cada vez que escuchamos pasos en el portal, porque hoy es domingo,
como aquello que cantaba Vinicius de Moraes, tão cheia de pudor que
vive nua. estrategia del fraude, sexo, amor, aquí nos pillábamos y ya, es
curioso, ahora no forma parte de ningún paisaje, ni de las neuronas perdidas
con la ginebra en las rocas, en la jaula y alrededores, la edad del soul, del
sol, del ritmo azul y no teníamos edad (al contrario que ahora, que nos sobra),
erotismo en ná, en tó, todo me alteraba (como ahora), mercadillo de los
domingos, nadie compra, nadie lee, igual que los martes o los viernes, hoy,
aún, por eso es igual, levanta esta piedra escrita a trompicones, mientras Ella
se arregla, peina, pinta, da vueltas por la casa, cambia el bolso, me
he olvidado las llaves y vuelta empezar, otra vez llegaremos tarde al vermú, aunque más vale
tarde que nunca, este escrito se junta con el tuyo, las soledades y, repito,
en mi mente se está montando una buena, Bilbao se adornará con
contenedores de basura ardiendo en la noche fría, lluviosa, casi de fin de año,
mañana sellaré la bonoloto, corto y cierro. ¿Qué?
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