Punta del Boquerón
Desde el final del parking de Camposoto, como cada día, camino por la pasarela de madera invadida por la arena en muchos tramos. A la izquierda los esteros, las marismas, veo insectos, pájaros, ayer se me cruzó un conejo, el otro día un gato o parecido, lagartijas, lagartos, cámbaros que se esconden, chorlitejos patinegros, cigüeñas, gaviotas, con todo, calor y silencio excepto el viento. Detrás de las dunas, a la derecha, se adivina la playa. Llego hasta las ruinas de la Batería de Urrutia al otro lado del caño, Chiclana, y de ahí, la Punta del Boquerón, la isla de Santi Petri a lo lejos. Dos búnkeres, dos torres de señales derruidas, una barca varada, la arena suave, el agua clara, no personas, un lugar mágico. Paz. La vuelta la hago por el borde del agua. Si no es la felicidad es lo más cercano.
4 comments :
Sí, Pedro, la felicidad muy cercana.
Saludos
Francesc Cornadó pues la estoy disfrutando intensamente. Saludos
Suena y se siente como felicidad, seguramente sea felicidad, sí.. mira que sencilla era, y la gente complicándose, ¿verdad?
Hombre, Beauséant , la felicidad (temporal) no me ha nublado el entendimiento (parcial, el que me queda) . Para encontrar estos momentos de paz (que trato de alargar) he tenido que complicarme la vida durante muuuucho tiempo. Pero esa es otra historia y este es un humilde rincón en el que solo trato de encauzar lo que escribo. Dicho todo esto con una amplia sonrisa en consonancia con la paz de mis días (aunque, si yo te contara…). Un abrazo.
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