Il Papa è morto
Por error mueren
los cardenales encubridores, los Papas
que serán santos. Ora pro nobis. Que antes nos abran las puertas, que nos
cuenten, las cuevas y los cisnes negros que dormitan en la sala de los
animales, en los pantanos romanos, los favores bajo la mesa y las misas, nada
nuevo. El limbo existe solo en nuestra ignorancia, no peques que ya peco por
ti, total si son dos días y el infierno está lleno de ángeles. Virgo potens,
grabados antiguos con escenas nuevas, una vez entré al museo Pío Clementino por la puerta equivocada, la del sur, la del patio de la Piña, vi una magnífica colección de mosaicos y esculturas de animales domésticos y salvajes, águilas que cazan liebres, jabalís, perros blancos, salamandras, tortugas ciegas, el mito de Mitra que mata a un toro para con su sangre fecundar al Universo, busqué el torso del Belvedere y me equivoqué de puerta, no solo aquella vez, muchas veces me he equivocado de puerta, incluso de la de salida y me he quedado dentro de una ballena de obsesiones oscuras, dentro del miedo a los dioses, dentro de mi imposibilidad de dejar lo conocido y preguntar si más allá también está la nada, esto que no es, esto. Dominus vobiscum, muere los Papas, los cardenales y los obispos también se van, temerosos del diablo, del suyo, quizás no esperen en ese Limbo que ahora sí, ahora no, que nos esperen mucho tiempo. Amén.
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