Orden, please (2)
Un mal día la empresa en la que trabajaba quebró por saturación de líneas, me quedé en el paro. Con tanto tiempo por delante me aburría, echaba en falta la pantalla de cristal verde, mis gafas reflejadas en ella.
En mis paseos por el parque me presentaron a una señorita, Maria Eugenia Julia, paseante como yo, con la que inicié una hermosa amistad. Una tarde le invité a subir a mi piso y allí, nos conocimos carnalmente. Aquí empezó el problema, su respuesta sonora estaba llena de ays, uff, ooooh, ahhh, asíiii, sigue, sigue e incluso me recitaba poemas de Neruda durante el coito. Cuando se marchaba, me miraba al espejo, desnudo, y no advertía ningún cambio apreciable en mi anatomía por lo que no entendía el porqué de aquel derroche de expresividad. A pesar de repetir nuestros encuentros dos veces más, corté mi relación con aquella exagerada.
Poco después logré un empleo como portero informático y volví a las relaciones fijas con profesionales qué, chico, te sale más caro, pero evitas sorpresas.
Hoy es el día en el qué, dado que mis ingresos económicos han aumentado, mis relaciones sexuales son quincenales, es decir de 73 ah, ah, ah anuales. Así estoy feliz.
Pues eso.
2 comments :
jajajajajajajjajajajajajajajajjaja
y mis jajajajaj no son exagerados... creeeeeeelo!!!
eli mendez es la historia de mi vida, el exceso en la demostración de que sí. El resto es silencio, ah, ah, ah.
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