Gabriela Luzzi
Cómo convertirse en madre
Cuando te regalen muñecos para que los trates como si fueran tus hijos, tenerlos durante años y después, al perderlos, recordar con nitidez sus caras.
Cuanto salgas y por el camino juntes unas piedras, fabricarles cunas con sábanas y mantas.
Cuando estés por poner la mesa e imagines la disposición de los objetos, calcular el tamaño que podrían tener los utensilios de seres diminutos, si vivieran con vos.
Cuando cortes verduras o estés preparando cualquier otra comida, imaginar cómo serían las porciones adecuadas para alimentar a los seres diminutos.
Cuando pases por un pasillo y veas hojas llenas de tierra, bañarlas como si fueran un bebé.
Cuando viajes en colectivo con una embarazada que lleva además a sus dos hijas, ofrecerte a llevar a una de ellas para que no aplasten la panza de la madre. Llegar a destino con olor a pis y manchas de caramelos.
Cuando en un avión aceptes cuidar a una nena que viaja sola tocar el timbre para pedir servilletas, cada diez minutos, cada vez que la nena tira cucharadas de yogur sobre el asiento y recibir los retos de la azafata.
¿Sobre qué le podrías conversar a los seres diminutos?
Cuidar a tu abuela los fines de semana. La familia te avisa que la van a dejar sola. Darle de comer únicamente las cosas que ella comía de chica y que ahora no le dejan comer.
Cuando vayas al supermercado a buscar ofertas aprovechar el libro de Anne Geddes con fotos de bebés de todos los colores, que viene para mirar del derecho y del revés de manera infinita.
Cuando entres a la cocina y hayan dejado un plato con galletitas surtidas, elegir la que está rota.
Cuando guardes en tu casa la caja con la ropa de bebé que usó tu abuela, tu madre y vos misma, poner también la batita hecha en actividades plásticas y ombligos y dientes que no se sabe de dónde salieron.
Gabriela Luzzi
0 comments :
Publicar un comentario