Sobre caminar.
Uno cualquiera sale de un punto, camina,
camina y llega a otro punto.
Hasta
pasado un tiempo queda ese trayecto como una experiencia aún sin digerir, sin
desmenuzar los pasos y los encuentros, las vivencias.
Un
día uno descubre que el motivo no era llegar, que el motivo era el camino.
Añoranza
de bosques y pájaros, de montañas y ríos, de soledad, del eco de las pisadas en
el polvo y las piedras, de la incertidumbre del sueño y el abrigo de voces.
Quedan
las emociones.
Uno
cualquiera sale de un punto, camina y camina y no sabe si es una huida o un
regreso.
Queda
un regusto a derrota, una llamada a estar solo, bajo la lluvia o el frío de
diciembre, aterido, encogido en la cama
de un albergue, sintiendo tan, tan dentro que uno sabe que en un momento del
camino se ha perdido.
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