jueves, 26 de diciembre de 2019

Jakob Steinhardt

Jakob Steinhardt, El profeta, 1913.


Es curioso, te cuento, en esos momentos de sensación de final de tanto di tres pasos hacia atrás y todo cambió. Saqué la nariz del ombligo -de ella- y lo vi todo diferente –se refiere a lo cotidiano-. Lo del bosque y los árboles. Encontré nuevos colores, matices, formas, lo que era un perro resultó ser un caballo y lo que una musaraña una telaraña. Quizás el desnudo -del alma- no era el preferido –de ella- y el otro desnudo -del cuerpo- era mejor. Durante un tiempo cada una de sus críticas a mis escritos era –además- un intento de castración y aunque salto con agilidad no está uno para exponer así sus atributos -sean atribuibles a virtudes o carencias- a las tijeras del censor. Resulta que ahora me leo y veo lo que no veía. Leo y parece Braille, puedo tocar cada palabra, palparla, entenderla, sentirla. Ciertamente escribía – escribe- desnudo y estaba -¿estás?-muy expuesto a la herida.

Mi foto
Bilbao, Euskadi
pedromg@gmail.com

Creative Commons License Page copy protected against web site content infringement by Copyscape ecoestadistica.com site statistics

Vistas de página en total

Lo que hay.(Desde 08.02.07)

Se quedaron

Así vamos

Aquí desde 08.02.2007

(Antes en Blogia desde 07.2004)

(Y mucho antes en "La tertulia en Mizar")

6.934 entradas