Soy (como) Harry.
Que se me paren los pulsos si te dejo de querer, que las campanas me doblen si te falto alguna vez. Eres mi vida y mi muerte…
No sea coplero, deje de cantar y responda.
Pregunte.
¿Es cierto que usted se siente negro?
No, soy negro, cantante de Calipso.
¿Cómo Benny Moré?
No, como Harry Belafonte, el Benny era más de boleros y son montuno.
Pero usted es blanco…
No, usted me ve blanco.
(Aquello duraba demasiado, estaba cansado, me senté justo en el punto en el que cambiaba la marea de los textos, en el preciso lugar donde confluían la noche y el día, en el arrabal de casas confusas y griterío, masticando la rabia silenciosa, los nombres exangües, el laberinto derrotado, perros ajenos, lapiceros imaginarios dibujando cómo seremos cuando no seamos, bosquejos en la mitad del puente.)
Déjese de tonterías, se lo preguntaré solo una vez.
Adelante.
¿Mató usted a Gothard Handrick?
Sí.
¿Lo mató usted solo?
Ha dicho que me lo preguntará solo una vez.
No sea estúpido, usted le odiaba, ¿no es cierto?
No.
(No eran preguntas al aire, el comisario quería establecer una teoría final, en su imaginación crecía ya el musgo prematuro de no saber, hedía el fracaso de sus investigaciones anteriores, la cobarde retirada de las palabras ambiguas, antiguas, la eternidad bajo una cartel que anunciaba una próxima corrida de toros, un concierto azul de txalaparta, la suma de intenciones al azar. Entonces el comisario me apuntó con una pistola tan negra como mi alma y dijo)
Queda usted detenido, tiene derecho a guardar silencio, cualquier cosa que diga podrá ser usada contra usted en un tribunal. Tiene derecho a un abogado, si no puede pagárselo se le asignará uno de oficio…
(Entonces canté)
Day-o, day-o
Daylight come and me wan' go home
Day, me say day, me say day, me say day
Me say day, me say day-o
Daylight come and me wan' go home
Daylight come and me wan' go home
Day, me say day, me say day, me say day
Me say day, me say day-o
Daylight come and me wan' go home
(Cuando entraron los coros, el comisario volvió la cabeza ligeramente, apenas una fracción de segundo, un momento que aproveché para saltar por la claraboya)
Me vais a perdonar pero ahora mismo no puedo seguir escribiendo, he caído sobre el brazo derecho, me duele mucho la mano y voy a urgencias. Seguiré. Lo siento.
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