Cuento para mañana
Orchid Ladies, Photo by Leon Levinstein
No
eres lo que dices.
Me
dice/n.
He
vuelto a cometer el error de decir.
Cacofonía
incluida.
Me
dejo llevar por la euforia del número, de la continuidad, me lo creo, me crezco
en el absurdo de lo nimio, me salto el programa y digo.
Hay
que ser ingenuo.
Quizás
con eso/esto compenso/intento lo que no, el vacío, el hastío, el frío del
agujero por donde pasa el viento del norte.
Qué,
por cierto, hace mucho que no (pasa).
Quiero
empezar un/otro cuento, de esos que no lee nadie. Me resisto, me ato los dedos
con alambres, cosa que es complicada, ya que aunque utilizo la derecha soy
zurdo de convicciones pero aun así con la lengua, bífida, con absoluta
imaginación estoy en ello.
Mañana
(espero), aquí.
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