Aigee E en París.
Paris 1961, Photo: Martin Munkacsi
Seguro que Aigee E no tiene la culpa de esta lluvia de erizos y agua negra que cae sobre París, una garza de hastío entremezclada con el ansia del ocio, no hacer nada como un santo en su peana, todo está hecho, el rumor en los pasillos del olvido y la curva donde dio el primer beso, entonces, antes del asma y la contractura en el cuello, el techo de la noche bajando, envolviéndole para regalo con una cinta roja que se enrosca al cuello como un asesino sonriente, cínico, jadeando como Richard Widmark en aquella película que nadie ha visto porque aún sus padres no habían nacido y la piel del futuro estaba recubierta por algas del Sena con una espesa capa de peces esponjosos, grises (alguna relación debe tener todo esto con lo que no, espero).
1 comments :
Sé dice...
El amor lo venden barato!!! Voy a vomitar...
Tú no lo entiendes porque no sabes lo que es estar hasta los ovarios! El próximo que me diga te quiero nada más subir las escaleras; le pego una patada que lo salto al puente! AMEN
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