sábado, 31 de octubre de 2015
Making Africa
Making Africa: diseño presente para construir futuro
África no es un país
"Salvo por el nombre geográfico, África no existe", decía Ryszard Kapucinski. Y sí, desde Europa, acostumbramos a simplificar su realidad hasta hacerla una y pobre, catastrófica y dependiente. Pero África es un continente: 55 países, mil millones de personas, multiplicidad de mundos, etnias, voces, culturas... África heterogénea y rica contada desde allí y desde aquí.
Por: EL PAÍS | 20 de agosto de 2015
Por Beatriz Leal Riesco
(Crítica, comisaria e investigadora especializada en arte africano y programadora del African Film Festival de Nueva York)
Salvo contadas excepciones, el diseño africano ha tenido escasa representación en exposiciones y museos internacionales. El interés mostrado por el Museum of Arts and Design (MAD) de Nueva York en el año 2010, excepcional y pionero, reunió en The Global Africa Project a más de 100 creadores africanos, convirtiéndose en la primera exposición del museo centrada en una sola región. África, a pesar de su diversidad y su crecimiento económico y poblacional imparable, continúa siendo aprehendida en su conjunto en un primer momento para, acto seguido, deconstruirse a través de explicaciones de especialistas, agentes culturales y obras de arte singulares.
Es el caso que nos ocupa, Making Africa. A Continent of Contemporary Design, una ambiciosa muestra forjada durante cuatro años, más de 120 artistas, colectivos, diseñadores, arquitectos, galeristas y comisarios comparten sus ideas, visiones y propuestas sobre el diseño en el África actual. Y a través de él, de su sociedad. Según su comisaria Amelie Klein, uno de sus objetivos primordiales era huir de "esas exposiciones habituales [que] con objetos de artesanía, diseño humanitario y basado en el reciclaje reproducen la imagen de un continente fallido".
En opinión de Azu Nwagobgu, director fundador del African Artists' Foundation(AFF) de Lagos y participante en Making Africa: "Sobre África, existe una presencia mínima de narrativas que incluyen la naturaleza amplia de la experiencia humana. Ficción, fantasía, amor, familia, movilidad social e innovación, suelen estar ausentes". Su efecto, añade, es el de "mantener un ciclo vicioso de producción no clarificadora que se auto-perpetúa". En este sentido, "cambiar las percepciones así como el modo en el que vemos y recibimos información es esencial. Sostengo además que el diseño es la herramienta más poderosa para hacer evolucionar y crear una cultura nueva".
Abierta al público hasta el 13 de septiembre en el alemán Vitra Museum, la exposición viajará hasta el 2019 por diferentes instituciones europeas, demostrando cómo se está revirtiendo el desinterés hacia la creación africana. La propia organización es un ejemplo del momento dulce que vive el continente en el panorama artístico internacional al reunir a dos pesos pesados: el mítico Vitra Museum de diseño y el Guggenheim de Bilbao. En otoño, Making Africa será acogida en el icónico edificio de Frank Gehry bilbaíno, fondeando en el CCCBbarcelonés meses después.
Entre las virtudes de la exposición se halla su espíritu colaborativo de base, así como la voluntad de otorgar la palabra a los actores implicados, logros preservados en todos sus estadios de elaboración. Tal y como se recoge en su flamante catálogo, para un inventario de esta amplitud, la investigación in situ se convirtió en determinante. Un total de 18 meses de aviones y reuniones intensas de Klein con artistas, diseñadores, académicos y expertos en Johannesburgo, Nairobi, El Cairo, Lagos y Dakar y otras regiones, permitieron involucrar a numerosos individuos y grupos, demostrando la interconexión y diálogo que caracterizan a nuestro siglo. Muchas de las obras que, por primera vez, se presentan al público así como fragmentos de enriquecedoras conversaciones nacieron de estos talleres y encuentros, cuyo resultado se concreta en la exposición final.
La sección titulada Prólogo da la bienvenida al visitante con tres pantallas enmarcando la sala y veinte entrevistas proyectadas en bucle. Las voces de profesionales y teóricos de todo tipo nos adentran en una cacofonía lingüística obligándonos a reflexionar sobre nociones preconcebidas del continente y sus gentes. Como alternativa se nos ofrece una perspectiva nueva sobre la creatividad contemporánea africana. C-Stunners, una serie de 16 esculturas de gafas realizadas con materiales encontrados por el artista keniata Cyrus Kabiru, cuestiona quién sea el sujeto de la mirada y propone otras miradas posibles del mundo, subvirtiendo la representación parcial habitual de África, tanto en su vertiente negativa como positiva. El diseño de información se alza en las obras agrupadas como un arma poderosa para transformar nuestra manera de ver y derribar clichés. Los mapas de Alkebu-Lan 1260 AH de Nikolay Cyons y la infografía The True Size of Africa de Kai Krause devuelven al continente su verdadero tamaño (literal y figurado) y lo purgan de herencias coloniales.
Las litografías de Kudzanai Chiurai, las del co-fundador del magazine sudafricano Bitterkomix Anton Kannemayer y los retratos de Justin Dingwall Albus, reflexionan sobre conceptos como raza, poder, corrupción y belleza a través del humor y de trastocar representaciones iconográficas tradicionales. África se conjuga en plural, es contradictoria, fragmentaria e incompleta. De esta diversidad incómoda surgen posibilidades ilimitadas de acercamiento para el espectador.
Conceptos tales como aspirar, colaborar, consumir, digital, estilo, función, globalización, hacer, identidad, informal, inspirar, multidisciplinario, pertenencia, política, red, reciclar o sostenible componen el vocabulario que el nigeriano Okwui Enwezor, comisario asesor, llama a reformular y recrear en nuestro recorrido por la exposición. Con una trayectoria personal sobresaliente, el director de la 56 Bienal de arte de Venecia y de la Haus der Kunst de Múnich, medita en sintonía con la filosofía fundacional de Nka, revista sobre arte africano de referencia creada en 1994. En el idioma igbo del este de Nigeria, nka significa hacer, inventar y también arte. En el basaa de Camerún, alude al discurso.
En esta línea de crear un discurso nuevo, se basan las sugerentes reflexiones recogidas en la exposición y en el catálogo de más de 300 páginas que la acompaña. A todo color y con una labor de diseño destacable, el catálogo de título homónimo a la exposición se alza como prueba de la importancia de crear un archivo perdurable en bibliotecas y museos que legitime la práctica y teoría ligadas a África. Irónico e incisivo, Enwezor afirma: "El futuro pertenece a África, ya que parece que ha sido superado en el resto del mundo".
De construir un futuro, habitar el presente y del sentido de pertenencia de individuos a un determinado grupo trata la siguiente parte de Making Africa, I and We. La preeminencia del diseño social es tangible en el uso crítico de Internet de la juventud africana actual. Nietos de la generación que celebraba las independencias, estos hombres y mujeres se han lanzado a reformular las modas globales con la confianza propia de la clase media urbana. Los retratos de Héctor Mediavilla de los Sapeurs congoleños o la escena heavy-metal de Botswanadocumentada por Daniele Tamagni, testimonian formas culturales únicas. La adhesión a la modernidad de la juventud urbana retratada por Malick Sidibé, Jean Depará y Seydou Keïta y visible en la moda, la música y el estilo como marca de pertenencia social en los años 50, 60 y 70, ha sido reemplazada por una explosión de blogs entre los que destaca Chomma del fotógrafo sudafricano Jody Brand, plataformas online, vídeos, magazines como Ovation y fotógrafos que atestiguan el empuje de la vida urbana africana como el senegalés Omar Victor Diop en su serieDiaspora.
Rebatiendo las barreras de género y los estándares de belleza se alza The Modern Evolution Suit de Alafuro Sikoki o las joyas senegalesas de MISWudé fotografiadas por Patrice Monteiro en la serie Waxology mientras un grupo amplio de creadores rebaten tradiciones heredadas con peinados y colecciones de ropa. Las instalaciones y vídeos de Wangechi Mutu en The End of eating everything merece un alto en el camino por la fuerza de su comentario desesperanzado sobre la humanidad. El monstruo en forma de medusa interpretado por la cantante americana Santigold que lo protagoniza, suspendido en un espacio post-apocalíptico, simboliza el final de nuestro planeta a causa del consumo insaciable de nuestra sociedad.
La tercera parte, bajo el rótulo Space and Object, sitúa a la ciudad como eje central. No hay duda de que el siglo XXI será el gran siglo urbano. Con una población mundial que rondará los 9.300 millones en el 2050, se estima que el 65-70% hará de las ciudades su residencia permanente. Estos núcleos de modernidad estarán interconectados, determinando el modo en el que los flujos económicos, la cultura y los valores circulen a escala planetaria. Que en 2012 se registrasen 650 millones de móviles en África, superando a Europa y EE.UU., sitúa a los africanos como sujetos activos de una revolución ligada a la tecnología. Citando a Edgar Pieterse, director del African Centre for Cities en la Universidad de Ciudad el Cabo y uno de los asesores de este proyecto: "El mundo será multi-dimensional y multi-céntrico". Y añade: "Las ciudades serán puntos nodales de una multiplicidad de procesos de intercambio y comunicación". Las respuestas de una generación de diseñadores y artistas a los problemas y retos que presentan estas metrópolis y ciudades pequeñas es crucial. El crecimiento urbano constante e informal tiene un impacto directo en la vida de sus residentes, desencadenando soluciones creativas basadas en la escasez de recursos y en la falta de actuación de unos gobiernos raquíticos.
Junto a artistas obligados como Kader Attia o David Adjaye, habituales en el imaginario artístico africano ligado a lo urbano, los fotógrafos Guy Tillim, Mikhael Subotzky y Patrick Waterhouse se adentran en asentamientos informales creando espacios íntimos y los artistas Meschac Gaba y J.D. 'Okhai Ojeikere se basan en monumentos megalómanos de filiación europea para sus elaboradas pelucas o peinados. La variedad de muebles, ropa, esculturas, edificios, desarrollos urbanos, videojuegos y aplicaciones de móvil dando respuesta a necesidades de aquellos afincados en ciudades a largo de todo el continente, desafían nuestro conocimiento de África.
El sistema de banca móvil M-Pesa; una impresora 3-D fabricada con materiales descartados en Togo; Map Kibera, una impresionante cartografía digital del asentamientos informal más grande de Nairobi; el egipcio HarassMap que denuncia y localiza agresiones sexuales; el BRCK, una cajita que ha revolucionado el concepto de conexión a internet, o el sistema de mensajería móvil FrontlineSMS que monitorizó las elecciones nigerianas en 2007, son algunos de los usos que empresarios y activistas han hecho de las nuevas tecnologías. En palabras de Avinash Rajagopal y Vera Sacchetti, cofundadores de la consultora de diseño Superscript: "Los africanos están enseñando al mundo un par de cosas sobre cómo enfrentarse a la escasez, la desigualdad y la injusticia", por lo que no parece extravagante declarar que "un día la era digital será africana".
Making Africa se completa con "Origin and Future", definido por los propios organizadores como "un tour a través de la historia pre-colonial del continente africano que extiende sus visiones al futuro". Esta afirmación es palpable en la colección Birds of Paradise del diseñador Duro Olowu o en la página web de un músico franco-congoleño por el director de arte Pierre-Christophe Gam Taali M. El efecto imperecedero del colonialismo a través de cultura material como el paño holandés (Dutch wax) se ha difundido hasta límites insospechados, convirtiéndose en firma del artista africano contemporáneo por antonomasia. Lo encontramos en las obras de Yinka Shonibare, en las colecciones y montajes fotográficos del modisto Ikiré Jones y en tantos otros artistas exudando heterogeneidad. La huella de la dominación colonial y sus efectos guían el Mandela Poster Project Collective, un proyecto altruista nacido para celebrar los 95 años de Madiba, y son el punto de partida de los tronos de armas mozambiqueño Gonçalo Mabunda cuya misión última es denunciar la guerra interminable de su país.
La mirada al futuro se completa con especulaciones ambivalentes, deseos utópicos y reflexiones críticas que engendran una miríada de visiones personales materializadas en cómics, películas, ropa, fotografía e instalaciones, donde la ciencia ficción, el surrealismo extremo y el humor radical son instrumentos destacados de trabajo.
El magazín pulp Jungle Jim creado por la directora Jenna Bass y Hannes Bernard; los tapices de Athi-Patra Ruga The Future White Women of Azania Saga; olos cortometrajes Afronauts(Frances Bodomo) y Pumzi (Wanuri Kahiu) son arquetípicos de una tendencia que se asoma al futuro con autocrítica, empeño y confianza sin temer recurrir a elementos populares compartidos mundialmente. En este empeño, las mujeres son protagonistas indiscutibles.
Según el curador belga Jan Boelen, "el diseñador ya no es un creador todopoderoso, sino parte de una red de comunidades de constructores sociales que ponen por delante del beneficio y la forma valores sociales, cualidad y contenido. En otras palabras: no el mundo del diseño, sino el diseño del mundo es lo que debería estar en juego".
Con este nuevo paradigma en mente, el sugerente concepto del "maker-hacker" propuesto por algunos autores y ejercitado por muchos diseñadores en África, supera la limitación y jerarquía entre lo artesanal y lo artístico, poniendo énfasis en la agencia del individuo con ideas originales y empuje para superar obstáculos. Quizás sea éste el hilo fundamental que conecte toda la exposición.
Por su parte, Koyo Kouoh, fundadora y directora artística de Raw Material Company, un centro para el arte, el conocimiento y la sociedad de Dakar, lo tiene claro: "el diseño social debe ir más allá de objetos y edificios y producir vida en sí misma, que es el material de diseño por antonomasia al alcance de cada uno de nosotros". Después de acercarse a ver Making African no hay duda: se trata de poner el diseño al servicio de la vida y la sociedad si queremos optar a un futuro.
Tomado de:
http://blogs.elpais.com/africa-no-es-un-pais/2015/08/making-africa-dise%C3%B1o-africano-para-el-futuro.html
http://www.elmundo.es/pais-vasco/2015/10/29/563241f546163fa93e8b4677.html
http://www.elmundo.es/pais-vasco/2015/10/29/563241f546163fa93e8b4677.html
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viernes, 30 de octubre de 2015
El caso de las fotografías desaparecidas
Los
araucanos dicen que la palabra escrita se pierde, la palabra oída dura
para siempre. Lástima que aquí solo pueda escribir, perderme en largos
textos que al final no dicen nada. Por eso los acompaño con música que escojo y
cambio con frecuencia. También con imágenes que me prestan de aquí y de allá.
Aquí
viene el problema, en las últimas semanas desaparecen muchas de esas imágenes
que acompañan a los textos. De un día para otro se van, se vuelven invisibles.
Están ahí, veo su huella, los comentarios que suscitaron, pero aquella foto que
colgué con mimo ya no está.
No,
no es afán de cambio, desaparecen por sí mismas y debo subir otras nuevas.
¿Será
el espíritu vengador de los fotógrafos agraviados? ¿Será la carcoma de la bitácora?
¿Qué será, será?
Estoy
vigilante.
Ignoro
si también os pasa a vosotros/as.
Ignoro
tantas cosas.
Por
ignorar, ignoro incluso qué demonios hago aquí hace tanto tiempo.
Me
aburro.
Armando Buscarini (Ezcaray
1904-Logroño 1940), escritor (?) maldito, escribió algo así: La vida me ha regalado bellezas, muchos crepúsculos han iluminado la estepa
sombría de mi infortunio; pero siempre, como en las páginas Bersognianas, el
encaje de la ola una vez diluida en la mano del poeta era una pequeña parte de
sal. Mi airón es una túnica desgarrada por lo tortuoso de la vida cruel; un
silencio tenaz oculta el drama de mi éxodo; pero sobre todas mis
desesperaciones hay una risa de oro, hay esa esperanza que duerme en mí y que
como una paloma blanca me traerá un día de luz el salmo de Resurrección: el
salmo de los estíos eternos.
En
realidad no sé si tiene algo que ver con lo que me ocurre en este caso de las fotografías que desaparecen pero me ha parecido oportuno colar esa frase.
Por
si fuera poco añado esta otra de Breton: "Heme aquí, en los corredores del palacio en que todos están dormidos.
¿Acaso el verde de la tristeza y de la herrumbre no es la canción de las
sirenas?"
Y
me quedo tan ancho, a pasarlo bien.
jueves, 29 de octubre de 2015
Musgo en la memoria.
Musgo
en la memoria, sobre los escombros del edificio de lo que nunca fue.
Inventar
el pasado entre interrogantes como colmillos, entre bostezos.
Dibujar
flores a la soledad, arrancar las malas hierbas de lo cierto para espantar los fantasmas que se pasean por los oscuros
corredores de los días.
Lamer
los espejos con lengua bífida, azogarnos.
En
vivir así no hay nada legendario, heroico, solo rutina de insomnios. También
angustia, el miedo a morir, la vaga presencia de un dios mezcla de imagen de
retablo y respeto atávico, necesidad de que todo no sea esto, solo esto,
juventud perdida, dolor de articulaciones, enfermedad, esa dama de negro lleva
una guadaña y nos mira.
Solitario y mohíno, en un bosque apartado,
con millares de versos celebraré la misa,
y derramando lágrimas, cortando mis
cabellos,
le ofreceré a diario el alma en sacrificio.
Philippe Desportes (1546-1606)
miércoles, 28 de octubre de 2015
Ítaca.
Be
happy. Hierba con la que el viento juega, no vuelvo de Ítaca como un héroe
hermoso, no, que ni siquiera he vuelto, es más, ni siquiera he ido, viaje
(interior) pendiente, orquídeas olvidadas sobe la repisa de mármol.
Tengo
una incómoda pereza por empezar a plantearme todo de nuevo. Lo de quién soy,
dónde voy, de dónde vengo. Vengo desde tus brazos, no sé hacia dónde voy. Ni siquiera sé si esto es verdad,
que siempre he dependido solo de mis brazos, de mi esfuerzo, con los
sentimientos domesticados, hoop, saltaba una emoción desmemoriada, brincaban
los suspiros por el aro. No me lo creo ni yo, si el amor es una bestia salvaje
que te devora, si es imposible controlar la marea del corazón, que la corriente
te lleva aguas abajo hasta desembocar en el mar alborotado del cabo de Hornos,
el fin del mundo, no hay nada más allá, el océano del alma cae al vacío de la
existencia. Quién no ha amado hasta romper su cordura no ha vivido. Doctor,
me duele aquí, y señala con el índice un lugar indeterminado entre el
cerebro y los pulmones. Duele el amor, duele, como los mordiscos de cien
nutrias en la ciénaga del crepúsculo que atisbo desde el altar de este silencio
de principio de la nada (justo el borde).
Impulso
de los días, razón de vivir, pasan las semanas y las fronteras, las aduanas, llegará
Navidad, todos se irán, hoy Ítaca no existe, ni los Cíclopes, solo existe la
negrura deshojada del lunes, este tantear las paredes de lo que hay, el viento
de la rutina que nos azota como a un arbusto entre las piedras, esto. A partir de ahora es lo que tendré ¡No!
Este
es un aviso para navegantes, la vida sigue y trazo una raya de aquí hasta el
horizonte, no sé si ir nadando o con un báculo milagroso trazar un sendero por
el fondo submarino, caminar por las calles de una ciudad sumergida. Voy, sí,
voy y allí os espero, con el dolor de la hierba cuando llueve. Be happy.
Cuando partas para Itaca,
desea que el camino sea largo,
rico en peripecias y en experiencias.
No temas ni a los Lestrigonos, ni a los Cíclopes,
ni a la cólera de Neptuno.
No los encontrarás en tu ruta si tus pensamientos son elevados si tu
cuerpo y tu alma no
se dejan arrastrar por pensamientos
bajos.
No encontrarás ni a los Lestrigonos,
ni a los Cíclopes
ni a la furia de Neptuno,
si no los llevas dentro de ti,
si tu corazón no te los muestra. Desea que el camino sea largo, que
numerosas sean las mañanas de verano, dónde (con cuántas delicias!)
entrarás en puertas por primera vez.
Haz escala en los mercados fenicios, compra bellas mercancías: nácar
y coral, ámbar y ébano, y miles de perfumes sensuales.
Compra cuántos más perfumes puedas.
Visita las numerosas ciudades egipcias, e instrúyete y enseña ávidamente.
Guarda siempre Itaca en tu espíritu.
Llegar es tu meta final, pero no apures tu viaje, es mejor que dure
muchos años
y que tu llegues a la isla cuando sea
viejo, rico con todo los tesoros acumulados en el camino,
sin esperar que Itaca te hubiese ofrecido riquezas. Itaca te ha dado
un bello camino, sin ella, te perderías en la ruta.
Ella no tiene nada más que darte.
Si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado. Sabio como has
devenido
con tantas experiencias, ya deberías
saber lo que significan las Itacas. (K. Kavafis)
martes, 27 de octubre de 2015
El malogrado
Sentado
en la Plaza Nueva miro a esa mujer que fuma un cigarrillo tras otro.
Bajo
los soportales, desde una región aún no perdida de la infancia, pasean
ejércitos de hombres y mujeres heridos por el exceso del pasado, con la congoja
perdida en el pecho, habitantes para siempre de otro margen de la vida. Los veo
pasar y adivino, este sí, este no. No escriben.
Sin
el candil del dolor languidecen los poetas.
Sobre
todo los que creen que hambre es igual a Knut Hamsun, se conocen al dedillo los
recovecos de la falsa melancolía, el rumbo a peor de Samuel Beckett y la Pasión
según San Mateo.
Saben,
pero no transmiten otra cosa que su tedio. Aún peor, dejan una monótona
sucesión de esto era cuando era, su ahora está detrás de una máscara sin ojos.
El
arte no tiene la piedad con el dolor, aunque se disfrace de porcentajes y
cifras, aunque lo adorne con la sinceridad de una mentira.
Los
poetas sin candil no lo conocen y así sale lo que sale. Exponen su obra en el
balcón, detrás de los tiestos con geranios y claveles.
Tampoco
yo lo conozco. Por eso escribir se ha convertido para mí en un ejercicio
inútil, una búsqueda ensimismada entre qué decir y cómo, para terminar no
diciendo nada.
Sentado
en la Plaza Nueva pido otra cerveza. Imagino, pienso, busco historias. La mujer
que fuma se va. Me levanto y sigo sus pasos, quizás ahí encuentre la de mañana.
Hoy escribo estos disparates, de los que me
atrevo a decir que son ensayísticos [...] escribo estos desahogos ensayísticos,
que al final, sin embargo, siempre tengo que maldecir y romper y, por
consiguiente, aniquilar, y nadie sabe ya que, en otro tiempo, toqué incluso las
variaciones Goldberg, aunque no tan bien como Glenn Gould, a quien me esfuerzo
por describir desde hace años, porque me considero más auténtico que otros en
esa descripción.
(El malogrado - Thomas Bernhard)
lunes, 26 de octubre de 2015
Sobre la inspiración, una teoría.
Escribir sobre cómo escribir, o de qué.
Buscar una teoría sobre la inspiración o cómo conseguirla.
Influencia de la letra L.
Seguir el contorno oscuro del recuerdo.
Pretender mirar el mar desde el fondo de un clavicordio.
Buscar un color que sea una suma de colores espirales.
Representar a un personaje que representa a un personaje que solo sabe representar a un personaje que se obstina en trabalenguas.
Dormitar con un frágil poema entre los dedos.
Envidia de un gato soñando ser perro que quiere ser hombre.
Mercadear una premonición mineral con un diablo semidormido en una esquina del imperio.
Avaricia de la letra T.
Pasar páginas hasta llegar al capítulo cinco y saber que ni con el soplo de un ángel clandestino se puede conseguir la inspiración literaria de Cortázar cuando escribió Rayuela.
Por ejemplo.
Seguir, seguir.
Obstinación en la letra I.
Sin embargo la S…
La persona que cree que un hombre es un hombre, un árbol un árbol, el cielo azul y la hierba verde, un metro cien centímetros, y un minuto sesenta segundos, que se puede conocer la esencia de las cosas pesándolas, midiéndolas; para quien es absurda la afirmación de Hesíodo de que la mitad es mayor que el todo; en resumen, el hombre pragmático de sentido común para quien las cosas son lo que parecen, está en un estado de visión singular o sueño de Newton, en la prisión de sus sentidos, de su razón o de ambos.
Harold Goddard
domingo, 25 de octubre de 2015
Incoherente.
Señoras y señores, desde el puente, sobre un río de aguas nada turbulentas, corriente abajo, me voy de viaje, al interior (de mí mismo).
Dado lo complejo y accidentado del recorrido es posible que no regrese hasta quién sabe cuándo (depende de lo dentro que llegue).
En cualquier caso, para urgencias, hay un timbre (ese, el rojo) que ustedes pueden pulsar si desean liberar deseos, de lectura, escritura de comentarios o actividades diversas (a mandar).
Acongojado, dejo este espacio atendido a distancia gracias a las más avanzadas tecnologías de botijo y pregonero, alpargatas y rumores.
Motivado por no sé qué demonios interiores comparto esta variopinta muestra de manifestaciones artísticas. Que las disfruten.
San José es un santo incomprendido, con su vara florecida y su barba de provincias, hay otros santos, ya lo creo, pero este me gusta, Pepe (Padre Putativo), voy a rezarle en esta retirada del mundanal ruido a otros ruidos, interiores, clamores, estruendos. Pues eso, hasta mañana.
Sean buenos, pequen a diestro y siniestro, si no se les ocurre cómo pídanme aconsejo, tengo una colección de pecados para regalar.
La trama
Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de la estatua por lo impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: ¡Tú también, hijo mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.
Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay que oírlas, no leerlas): ¡Pero, che! Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.
FIN
Jorge Luis Borges
Jesús de Galíndez Suárez, nacido en Amurrio (Álava) el 12 de octubre de 1915 y fue raptado y enviado a la fuerza por avión a Republica Dominicana donde fue asesinado por Trujillo en 1956. Escritor, jurista y profesor de la Columbia University y delegado del PNV en el Gobierno Vasco del exilio.
Deberías conocer más sobre Jesús de Galíndez
¿Por qué tenemos que pudrirnos indefensos, entre el dolor y el deseo?
¿Por qué he vivido en el exilio?
¿Por qué sólo regresaba cuando se me concedía la gracia de hablar mi lengua?
Cuando reencontraba palabras perdidas o extraía del silencio palabras olvidadas…
¿Por qué sólo entonces oía el eco de mis pasos?
Lo recita Bruno Ganz en La eternidad y un día, de Theo Angelopoulos (1998)
A Oliveira le gustaba hacer el amor con la Maga porque nada podía ser más importante para ella y al mismo tiempo, de una manera difícilmente comprensible, estaba como por debajo de su placer, se alcanzaba en él un momento y por eso se adhería desesperadamente y lo prolongaba, era como un despertar y conocer su verdadero nombre, y después recaía en una zona siempre un poco crepuscular que encantaba a Oliveira temeroso de perfecciones, pero la Maga sufría de verdad cuando regresaba a sus recuerdos y a todo lo que oscuramente necesitaba pensar y no podía pensar, entonces había que besarla profundamente, incitarla a nuevos juegos, y la otra, la reconciliada, crecía debajo de él y lo arrebataba, se daba entonces como una bestia frenética, los ojos perdidos y las manos torcidas hacia adentro, mítica y atroz como una estatua rodando por una montaña, arrancando el tiempo con las uñas, entre hipos y un ronquido quejumbroso que duraba interminablemente. Una noche le clavó los dientes, le mordió el hombro hasta sacarle sangre porque él se dejaba ir de lado, un poco perdido ya, y hubo un confuso pacto sin palabras, Oliveira sintió como si la Maga esperara de él la muerte, algo en ella que no era su yo despierto, una oscura forma reclamando una aniquilación, la lenta cuchillada boca arriba que rompe las estrellas de la noche y devuelve el espacio a las preguntas y a los terrores. Sólo esa vez, descentrado como un matador mítico para quien matar es devolver el toro al mar y el mar al cielo, vejó a la Maga en una larga noche de la que poco hablaron luego, la hizo Pasifae, la dobló y la usó como un adolescente, la conoció y le exigió las servidumbres de la más triste puta, la magnificó a constelación, la tuvo entre los brazos oliendo a sangre, le hizo beber el semen que corre por la boca como desafío al Logos, le chupó la sombra del vientre y de la grupa y se la alzó hasta la cara para untarla de sí misma en esa última operación de conocimiento que sólo el hombre puede dar a la mujer, la exasperó con piel y pelo y baba y quejas, la vació hasta lo último de su fuerza magnífica, la tiró contra una almohada y la sábana y la sintió llorar de felicidad contra su cara que un nuevo cigarrillo devolvía a la noche del cuarto y del hotel.
(Capítulo 5. Rayuela).
(Capítulo 5. Rayuela).
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