Carta del amante que toca el tambor.
Mi
amada, aquí, tocando el tambor como en Calanda, pom porropom pom pom,
escribirte es una prolongación de verte, de escucharte, de sentirte, por eso,
por oírte entre mis venas cuando pienso en cosas bellas, en emociones que me
vienen de fiesta por la cabeza cuando voy de un lado a otro, conduciendo,
cantando a pleno pulmón, por carreteras recónditas con postes de telégrafos en
los lados y gatos en los balcones de los cortijos, pom.
Tú
también me descubres sensaciones recónditas, eres como una pescadora sentada en
el muelle de Elanchobe, sacando de mis aguas claras hermosos meros, relucientes
besugos, langostas que tocan con las pinzas castañuelas de oro. También navegas
en la marea baja y caceas mis chicharros melancólicos, mis sardinas saltando a
tu barca, mis algas enredándose en tus anzuelos más retorcidos, en ese miedo de
a veces.
Cuando
estoy contigo me siento espeleólogo de tus cuevas de sal, caminante de tus
montes, curioso explorador de tus selvas más intrincadas. A lo lejos se
escuchan gruñidos de osos melancólicos pero no temas, refúgiate en mi pecho y
juntos nos defenderemos de los insectos del agua oscura, de las sanguijuelas
prehistóricas, de las rebeldes bestias recolectoras de huesos.
Sería
más fácil hablar desnudos, pero hace mucho frío fuera y no sabríamos amarnos
sin vecinos presentidos escuchando desde el jardín de al lado, con la oreja
pegada a su pared, sin ruidos misteriosos de patas de palo por el tejado y murciélagos
chocando con las lámparas de gas. Sería más divertido bordear la costa pero mis
muletas se hunden en la arena y debemos pararnos, limpiar el taco de goma que
impide ese toc-toc por el asfalto y golpeo a los estorninos que no nos dejan
caminar, a los perros sin collar que intentan que los adoptemos con sus ojos
lastimeros -yo fui perro en el 65 ¿te lo he contado?-
Desde
el centro de esta plaza, montera en mano, tocando el tambor con la otra, pom
pom porropom pom, te lo dedico, aunque quisiera mejor, estar ahí sentado, a tu
lado, compartir una taza de café, un cava helado, jamón, un aplauso a cuatro
manos o un estudio sobre la naturaleza humana, sobre el bosque de la pasión,
sobre este tigre que nos mira desde la pared, y los monos que se burlaban de
ese explorador que se comieron los leones después de una vida junto al río. ¿Volveremos a nuestra tierra dura alguna vez? El oro es el regreso que decía don Pablo. Besos, nena, besos, porropom,
pom.
Pom.
3 comments :
Sumar, siempre sumar voces. De cuando la vida es silencio. Cuando se convierte en monólogo. De cuando se transforma en diálogo. Cuando el poeta se transmuta en el apuntador que hace hablar a los amantes y forman su “triálogo” exclusivo. Cuando los amantes encuentran quién les doble la voz y crean un quinteto. Qué hable Pablo, que hablen Murieta y Teresa, que hablen Manuel Picón y Olga Tañón.
Qué redoblen los tambores:
https://www.youtube.com/watch?v=3p8VULZxQhk
Y a ti, Pedro, qué bien que hablas, qué espléndido suena tu tambor, qué privilegio disfrutar de cómo sientes, qué genial escribes; qué única tu Voz.
Besets!
Aynsss si es que (sabes bien además que soy de las que me lo sigo haciendo mirar...)
Y va y me recordó aquello de aquel siempre fue aquel, por Navidades y veranos, y todas las estaciones...
https://www.youtube.com/watch?v=sIjRW60Fqyc
Y además, sin contar "el Yo soy aquel"...
con el que mi hermano (gran ventrílocuo e imitador- ¿nos vendrá de familia?- nos regalaba con una imitación de cojones en cada fiesta familiar, como para olvidarlo.
Sentirte de vuelta, en el silencio, es besarte y contemplarte más guapo aún si cabe.
Y ¿cabe? ¿cabrá?
Bah!
Si sólo es eso, un beso.
Cabe, ¿cabra?
pero de "Cabra"...
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