Antes del color
… las distintas razas del mundo
tienden a mezclarse cada vez más, hasta formar un nuevo tipo humano,
compuesto con la selección de cada uno de los pueblos existentes.
-José Vasconcelos-
En blanco y negro, tanteando, con miedo, hoy en especial, con la punta de los
dedos rozando la arena, sin atreverme, cauto, contando las cicatrices,
recorriéndolas con saliva, con los recuerdos abiertos a la duda, con tantas
lágrimas vertidas que no queda sitio para los incendios del alma.
Así.
Otro paso, sin
encontrarle sentido ya a esta aventura que deriva hacia lo absurdo, puente
roto, que nunca lo fue, no. Sé que nunca lo cruzará, que ni siquiera su río
pasa por debajo, el abismo es tal que no hay riberas, ni cauce, ni agua clara,
ni peces que nadan a contracorriente.
Herido de tristeza,
abatido, monocorde, quejumbroso, aburrido, soy culpable de esta imagen que no
corresponde con la realidad, aunque.
La realidad...
¿Qué?
Aferrado a lo cotidiano.
Defíneme lo cotidiano.
La realidad.
Defíneme la realidad.
Lo cotidiano...
Ya, disimula.
¿Qué?
Aferrado a lo cotidiano.
Defíneme lo cotidiano.
La realidad.
Defíneme la realidad.
Lo cotidiano...
Ya, disimula.
Tragedias del alma, inventadas en un 99%, no sé de dónde las saco, caprichos de
desocupado para sustituir emociones que no llegan, sobresaltos que no puedo
lidiar, pases de pecho ante un tendido imaginario, ladrillos de mentiras,
paredes falsas, separación de planos ahora que el cielo se abre al color azul,
los días golpeándonos los dedos con un martillo implacable, dolor en los
riñones. Ya.
No se puede escribir desde la risa, no se puede torear sin toro, no se puede
calmar el bostezo con aventuras en Amazonas imaginarios, no hay lugar para
gestos a la galería, no quiero que me aplaudan los caprichos, no me parece
correcto acumular falsos gritos sobre la mesa y esparcirlos, además, por falsas
expectativas. Que no quiero, no, ni engañar, ni engañarme.
Aviso para navegantes:
el que escribe en esta página no está sujeto a planes de reconversión del alma,
al contrario, ríe, busca, camina, pinta las horas de esperanza, se sube al
mástil y otea pero, mientras tanto, nada en la pleamar sin temor a los
tiburones.
Y las sirenas acarician
sus pies desnudos.
¿Qué
demonios habré querido decir hoy?
Muchos días no me entiendo.
Lo añado a la lista.
Pido tu benevolencia, juzga mi trabajo por el conjunto.
Gracias.
Muchos días no me entiendo.
Lo añado a la lista.
Pido tu benevolencia, juzga mi trabajo por el conjunto.
Gracias.
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