Orgasmos.
Es
ardiente el pasado, e imposible:
breve noche de amor conmigo mismo.
( F. B.)
breve noche de amor conmigo mismo.
( F. B.)
Hay temas delicados, difíciles de tocar sin alterar el equilibrio, el silencio,
el borde de las heridas aún abiertas. Sobre todo cuando los que leen saben o
han estado en el mismo barco o se marean con la marejada o leen con
microscopio. Pero un orgasmo no se inventa y ya pueden salir a buscarlo con
candil o con encajes, siempre hay personas con voluntad -o había, que hace
mucho tiempo que no-.
La vida sigue por
inercia, hay un horizonte asumido, el balcón está cuajado de flores y
confesiones, pero es difícil, lo sé, sobre todo si el/la que quiere, no quiere.
Con todo, un orgasmo no es un privilegio mecánico, o eso parece, por eso hay
que buscarlo en un diván. Aunque –no te rías- si no se encuentra sobre una cama
es absurdo mirar debajo (de esa misma cama o de otra), o detrás.
Queda por definir el matiz ese del orgasmo.
En resumen, que el corazón tiene una línea directa con y que la búsqueda del
orgasmo está más cerca del centro del cerebro que del centro del clítoris,
aunque también.
Final: que sí, que justamente eso era lo que ya sabíamos.
Vendo orgasmos (o los alquilo).
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