Orden y concierto (1)
Cuando Carson Napier salió de mi oficina para tomar un avión que
lo llevase a la isla de Guadalupe, y luego partir con destino a Marte en la
gigantesca nave espacial que había construido con tal objeto, yo estaba seguro
de que nunca más lo volvería a ver. No dudaba de que sus grandemente
desarrolladas facultades mentales, medio por el cual confiaba ponerse en
contacto conmigo, me permitirían recibir una representación mental de su imagen
y comunicarme con el; pero yo no esperaba recibir ningún mensaje después de que
él hubiese hecho el primer disparo para poner en movimiento el cohete. Yo
suponía que Carson Napier moriría pocos segundos después del comienzo de su
insensato plan. (Perdidos en Venus .-. Edgar
Rice Burroughs)
Desde niño he sido un maniático del orden.
Me gusta tener todo bien organizado, clasificado y comprendido.
Durante mi vida, a pesar de mi soltería, mis relaciones con mujeres han sido
abundantes.
El problema es que siempre me han preocupado sus manifestaciones sonoras.
En mi primer encuentro íntimo -tardío, ya- a los 25 años, ella exclamó durante
el acto: ¡Oh!
El segundo, a los 28, fue un fracaso y ella dijo: ¡Bah!.
El tercero, a los 31, estuvo peor; ella no dijo nada y se marchó dando un
portazo.
Reflexionando sobre esto llegué a la conclusión de que no había uniformidad
entre gritos y silencios y dado que mi trabajo me absorbía - era vigía
informático, siempre delante de un monitor, no tenía tiempo para cortejar a las
damas -, opté por solicitar los servicios de expertas profesionales que con
periodicidad mensual, me liberaran de mis necesidades eróticas.
Doce veces al año, durante los diez siguientes, escuché, con precisión
mecánica, sus ah, ah, ah - ni uno más ni uno menos -. Debo
decir que las mujeres cambiaban -según la agencia- y que no logré una amistad
duradera con ninguna de ellas, limitándonos a hablar sobre el tiempo y cosas
así, pero me alegré de la coincidencia en la cantidad y frecuencia de los
gemidos en mi oído. Eso era.
(Sigue)
0 comments :
Publicar un comentario