Cámara de vídeo (¡¡).
Al
parecer no ha gustado mi cuento de ayer. Fácil, dicen. Lo estaba escribiendo basado en mi propias experiencias –claro- y no sabía cómo terminarlo. Me parecía leve el sucedido, la anécdota, como para que
también se tire ella por la ventana. Siempre puedo
cambiarlo. Quizás debería
haber dejado que ese descubrimiento personal se ampliase con otras actividades. O buscarle un amante que le anime. Podía, tal vez, hacer que se le aparezca un ángel y le regale
una vida. O un demonio que le tiente con la eterna juventud a cambio de
su alma. Pero estas cosas están muy vistas. Busco, quizás, un final original para un principio vulgar. Total, esto es un cuento. Ya, le tiro a la bebida, le convierto en una borracha, una
mujer hundida, el principio del fin. ¿Triste? la vida es triste. Bueno, va, ya busco otro final, alguno más alegre. Pero que conste que el cuento es mío y lo termino como quiero. Lo difícil es modificar lo otro, lo real, lo de cada día.
(Suspiros)
(Vale, borro el final y sigue así)
(Vale, borro el final y sigue así)
Sus días transcurren plácidos, sin sobresaltos, cómodos, se quiere, se regala una vida amable, de soltera sin altibajos.
Se
ha comprado un juguete, un espejo mágico, un iPad.
Como
vive sola, se dedica a preguntarle: “espejito mágico ¿quién es la más guapa de
todas las mujeres?”.
Y
el espejo/iPad (programado, claro) contesta invariablemente “Tú, mi señora”.
Así van las cosas.
Todos
contentos.
1 comments :
Las mujeres algunas tienes más cosas en la cabeza...te cambio el papel y metete en el mío verás...
Buenas noches Pedro. Gracias por tus letras.
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