Dame luz.
Entre la piel y el alma hay una playa
donde languidecen jardines que se ahogan mientras pasan los días –quién lo
diría- incluso pasan los años y aún no estamos en foto fija, tenemos bordes,
olores entre los dedos, miradas táctiles, química de antimonio y
remordimientos, de ácidos delineando los contornos de la coincidencia, análisis
de aceros o de mentes, minuciosa evaluación de carbono o de dolores,
porcentajes implacables que dibujan y definen, oxígeno que respiramos desde las
riberas, tú a un lado, yo a otro, la vida en medio con su carga de realidades,
río implacable, sin sitio para peces soñadores, sin pescadores melancólicos,
huraño el conductor de este autobús que me lleva a Finisterre, cunetas
interminables con paisajes de bosques quemados, no hay espacio para la
esperanza de lo verde, ya llegará la primavera mientras tu lucidez, tu
disciplina, París y este tiempo de verdades – también tu conductor- te sitúan
en el cabo de Gata, -ay, diciembre- lejos, estamos lejos, ya no somos y sólo
queda aferrarse al faro y soportar el viento, ser viento, acariciar las rocas y
gritar ahora que nadie me oye, inútil desgañitarse, es igual, la lluvia ha
inundado los caminos de regreso, los caminos, no podemos estar más separados y
esos corteses besos en la mejilla, cuando nos vemos, cuando nos despedimos, son
una educada muestra del terremoto, un rescoldo del incendio aquel, la evidencia
de tus piernas y las mías, evocación de tus muslos, generosidad de noches
amándonos en un insomnio apasionado, cartas en el altillo, testimonio de
cicatrices y tatuajes, toboganes encerrados detrás de la puerta, flores y
cenizas, no recuerdo si te traje caracolas de mis viajes, si pinté tu nombre en
algún mármol de Roma, si te herí de norte a sur, si aún vivo en el destierro de
palabras huecas, si me perdí frente a la frontera de señales despintadas, si
solo quiero quitarte la ropa, escalar el vacío de tu espalda, vestirte de
suspiros y comerte como a una fruta, mujer manzana, beber tus jugos, fuente en
una esquina de mis calles, morder tu resistencia y despeñarme en tu cuerpo de
miel, anciana que miras y ves y ya no eres y cabeceas en esa barca sin remos,
navegante de cala en cala de nombres curiosos, en las que no nadaré, en las que
no me sumergiré, aguas prohibidas, azules, pastores de rebaños perdidos en esos
desiertos, prestidigitador de palomas y pañuelos de seda, de voces en
madrugadas de viernes, con resquicios de miradas ausentes esmerándose en la
conciencia avivada, en la desazón del misterio fugitivo, trasbordos en trenes
nocturnos, en estaciones en penumbra, en túneles sin final, no se pueden saldar
las viejas deudas con suspiros, no me acostumbro a esta intemperie sin fin y
todo se ha vuelto negro desde esta mañana. Dame luz.
(No
sé cómo terminar.)
6 comments :
Pues sí. la luz, como principio y fin.
Besos, tengo ganas de verte, fíjate, lo sentí al leerte.
Glup 2.0, al 100%. Y con luz de principio a fin. Un plus!
;))
Te leo siempre. Tanto en tú blog o Facebook. Todo absolutamente. Que no aparezca te garantizo y soy de palabra. Que lo leo todo. Seria tonta sino lo hiciera. Nunca cansas tus letras . Hables de lo que te apetezca en cada escrito. Mil gracias. Pedro
Virgi, pues nada, buscaremos aviones de allí hasta aquí o viceversa (porque yo nadando no voy ¿eh?) Un beso.
cristal00k, esto…sí, es verdad, el estilo, un estilo, hay quién mataría por un estilo, yo no sé si, pero lo que sé lo digo/escribo, glup 2.0 y sigue la fuga silenciosa. Buen viaje para hoy.
Encarna C hay mucho sobre lo que hablar. Lo hago, sobre algo o sobre nada. Pero lo hago. Sé que entras aquí y en Fb y te lo agradezco mucho. Espero que no te canses en mucho tiempo. Un beso.
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