viernes, 31 de octubre de 2014

La conjetura de Poincaré.



Voda na catedral.

Nas fronteiras as linguas esquecen o seu nome
E quere isto dicir
que mesmo
“o esquenzo esquece”.
Enriba da tixela repenicaba o arroz
coma rosas desfeitas sobre un tul, ante a porta.
“Sentía que aquela rapaciña vía con extrema claridade o seu carácter e a súa vida, porque o amaba”
(Non é o mesmo dicir “dóesme” que “dóeme o estómago”)
...e non me quedarán máis que as pegadas.

María do Cebreiro Rábade Villar (Santiago, 1976)




Poincaré dijo que:

el resultado obtenido para la esfera n=2 del espacio de dimensión 3 tenía un análogo para la esfera n=3 del espacio de dimensión 4.

Está claro ¿no?

El amanecer entrando fulgurante en el bosque de Ferreiros.

Equilibrio en Foilebar, cazadero de lobos, acogida de manos cálidas, pastores a lo lejos, perros, gallegos intrigantes e iracundos, frases de sobremesa y orujo, historias de la guerra, de antes, historias de vida y muerte, nueces sobre los blancos manteles, niños portugueses de grandes ojos, el viento inclinando la hierba, el amable matrimonio, recolectores de miel –buena gente-, no escuché los ruiseñores, el balcón cuajado de estrellas, de frío, de la inmensidad del cielo de enero, aún no llegaban hasta aquí las cenizas, el olor, el humo.

La conjetura de Poincaré se refiere a las esferas de cuatro dimensiones, unos objetos no sólo inexistentes, sino también inimaginables para el común de los mortales.

Salimos de buena mañana.

Detrás de la montaña empezaban los bosques quemados.




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