Parker se va.
Muerdo los sentimientos en el muérdago.
Mi espíritu está solo entre las hierbas.
Los demonios me buscan por los campos,
se disputan mi espada, mi armadura,
mis manos, mi cabeza, mis entrañas.
Mis hogueras de hierro se amontonan
y mis restos oscuros aún humean.
Me acaban de matar,
miro hacia donde vi tu aparición
hace mil años ya; pero la sangre
aún sale de mi boca.
Juan Eduardo Cirlot.
14. Parker toma los escritos de estos últimos días, los muele, los tritura con la túrmix, los vierte en una jarra con agua, los remueve con un cucharón de madera, los mezcla, los cuela, los sazona y si queda algo es el poema, lo que era, lo que quería ser, esto que he dicho en su nombre.
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