Poca memoria.
Estoy perdiendo la memoria.
No sé en qué lugar dejo las cosas. Se me olvida dónde aparqué el coche, si ayer viajé a Finlandia, en que cajón guardé la llave del poema, si es venenosa esta serpiente que me muerde el cuello. No sé si esto que siento es amor o es que me duele la médula espinal del alma.
La cabeza se ha convertido en mi enemigo, me estoy olvidando de mi mismo. Y me preocupa, me tiembla el maxilar, se me altera el esófago del tiempo, debe ser por los nervios, ya se sabe.
La cabeza se ha convertido en mi enemigo, me estoy olvidando de mi mismo. Y me preocupa, me tiembla el maxilar, se me altera el esófago del tiempo, debe ser por los nervios, ya se sabe.
Aún así llevo los días enrollados bajo el brazo y distingo perfectamente la oscuridad del cinc de un granizo de párpados, hasta ahí podíamos llegar.
Pero hoy, rebuscando un camisa entre la ropa blanca, he encontrado una pistola, brillante, negra.
Hasta aquí es lo normal pero, le falta una bala.
Temo haberme suicidado.
2 comments :
No, por favor, se me ocurren un montón de pérdidas (malísima soy), pero la memoria no. Ni las manos. Ni la imaginación. Ni cualquier otra cosa que te haga escribir parrafadas como ésta.
Y no te preocupes, es al revés, estás demasiado vivo. A lo mejor hasta enamorado. Suele pasar cuando tiembla el maxilar.
Con el "tú" me refiero al protagonista de hoy, no a tí, claro.
Eres auténtico, cosita guapa.
Muá
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