Aviso a nadadores de fondo.
Si me apoyo en el desvelo, vuelvo al mayor asombro
viajo con los pájaros en mi agonía
y dispongo mis defensas en el alud o en los meses febriles
no estoy de paso y no sé vacilar, aunque escucho
bajo mis pies, como un aire subterráneo
el rumor de mi inocencia
soy la transeúnte sin escolta que prolonga el camino.
viajo con los pájaros en mi agonía
y dispongo mis defensas en el alud o en los meses febriles
no estoy de paso y no sé vacilar, aunque escucho
bajo mis pies, como un aire subterráneo
el rumor de mi inocencia
soy la transeúnte sin escolta que prolonga el camino.
Esdras Parra.
Un día cualquiera –ay- te confías y estimulado por algún poemilla qué opinas te ha salido medio bien –iluso-, cometes la osadía de dar la dirección a un amigo. La espada de su opinión pende ya sobre tus futuros escritos. Pasados unos días te acostumbras, sobre todo porque ese amigo deja de leerte y de aburrirte con eso de “ah, pero eso ¿te ha ocurrido? y sigues con el intento cotidiano del post. Pero, puff, otro texto en el que te gustas y caes otra vez en el error de dar tu dirección a varios conocidos. Etc. A la rueda, rueda, el que no venga no juega.
En resumen, que en esta página ya no soy anónimo para demasiadas personas de mi entorno, de mis amistades, de mis conocidos, de mis acreedores, de mis deudores, de mis vecinos, incluso la panadera y de la del quiosco saben que escribo aquí. En cierta manera me halaga pero ya me siento vigilado, controlado y estoy seguro que la pluma ya no corre tan suelta, se reprime, se abstiene según de qué. Sobre todo para temas de contenido erótico, claro, que dejo escrito aquí “orgasmo” y sube el índice de comentarios.
El lunes –help- en lo de Matta, cometí la osadía de decirle a C y a otros visitantes de la exposición, la dirección de esta página. Dado el carácter serio de estas gentes de bien temo que desde ahora me corte y solo escriba de plantas y jardines, de la reproducción del avestruz en cautividad y del colorido de los bosques en otoño, que esta página se convierta en un Guantánamo para mi creatividad. Lo comprobaré en los próximos días.
Mientras tanto aviso a navegantes, aviadores, nadadores de fondo y público en general que mi sentido del humor galopa y corta el viento y que para cuatro días que vamos a vivir es mejor tomarlo con filosofía positiva y ganas de reír (si se puede).
Ánimo que es viernes.
Ánimo que es viernes.
3 comments :
Un verdader@ poeta/tisa (para estar todos contentos con el género), decía que un verdadero poeta es un transeúnte/trashumante sin escolta que ajusta el camino por el que va.
Pero el poeta sabe que luego se derrama el camino en veredas. Y eso es el verdadero desafío/encuentro con la palabra.
Uy qué tonterías digo a estas horas.
Un beso, sir Peter.
mmm, sí es alarmante!!! (por eso están ahí esas serpientes ¿?
asechando... con sus ojos más bien inquisitivos.... o inquisidores.... lo que sea : P)
...que la tinta se corte porque tenga los ojos de los transeúntes sobre usted a la hora de elegir qué va escribir o qué no escribirá (o qué no va a escribir de cierto modo porque...) porque podría delatarlo con M o con Y...
Sabes? yo también me he preguntado eso muchas veces ¿qué tan bueno es para la inspiración el despejar la incógnita?. Es complicado, más complicado que abrir aquí un enlace y meter un comentario nada más porque sí. Es complicado, pero es mi costumbre complicartme lo simple y viceversa (en lo que a versos respecta).
Bueno, bueno... con toda la complejidad que cabe en este tema no dejo admirarle a usted: por escritor, por arriesgado y por sincero (sea cuando lo es y cuando -más que más- inventa cuantos cuentos le placen)
Y me gustan las plantas, los jardines y la reproducción del avestruz debe ser algo interesante (jaja : P ) Mis sentidos estarán atentos, después de todo, éste es su laboratorio, este es su experimento.
Besisisísimos.
Pues seria una pena muy grande que de ahora en adelante tuvieses que firmar con tinta negra y en perfecta caligrafia ¨Pedro¨. Si quieres abre otra pagina de jardines, cambios climaticos, los osos polares y Antartida. A nosotros dejanos a Edgar Cayce y las ruinas de Atlantida
CESHIRE
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