miércoles, 11 de mayo de 2011

Revueltas.

Eucaliptus

Castiga
su sombra la raíz y en cruel
delirio
el aire rompe
y ama, y embriagado
cede al dolor
la alta y suave cima,
donde la noche,
fugitiva, alerta
vence en mortal delirio
su grandeza.

Paloma Palao


Yo no he vuelto a encontrarla jamás, desde aquel día, que cantaba Raphael, que sale uno de su casa con un objetivo definido, ir desde aquí hasta allí, pero en el camino encuentra tantas opciones, tantos paisajes desfilan por la ventanilla del coche, tantos rostros nuevos que repite sin cesar ¿Nos damos la vuelta?, y a veces sí y a veces no, que el camino es largo y uno sabe de dónde sale pero el destino se vuelve incierto, que sí, que de acuerdo, que no están los tiempos para cambios drásticos, que en tiempos de mudanza, templanza, que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, pero el caso es que uno conoce y quiere darse la vuelta, uno descubre un río, una playa, una sonrisa, unos ojos y quiere bañarse en todos ellos, ahogarse si es preciso, una suerte de inmolación, un sacrificio, una investigación, saber, saberse, los límites, un desafío a los mapas, a las rayas amarillas, un homenaje a los exploradores, a los científicos en el Ártico, a las cobayas, a los investigadores del alma, que el contraste del acento convierte cordilleras en sinfonías, que una mirada es un puente, que un beso cambia hasta el punto de partida, que dioses sarcásticos atan los caminos, los entrecruzan, enredan con acueductos y autopistas, ponen las rotondas del revés y ahora ves y ahora no ves, que el problema es que se llega, uno no sabe bien dónde pero llega, alrededor todo es verde, todo es rojo, todo es como no era y se quita las vendas, ciego, no ve o ve con microscopios en los ojos, una especie de saltamontes ebrio, una deformación de lo que era su realidad, otra realidad, esto no era así al salir, ni recuerda cuándo salió, en tránsito, caminando por el borde de un acantilado, enfrentado a quién le mira desde el espejo, ese al que no reconoce y se toca los pómulos, las cejas, ¿este soy?, seguir es un privilegio, quedarse un imposible y solo queda el camino, congelado en la antigua manera de medir el tiempo, yo qué sé, escribo esto desde la imposibilidad de ordenar las líneas de lo que siento, de lo que vivo, de lo que quisiera decir en un país prebélico, con espías dobles por las calles, con las barricadas en proyecto,  con guardias de asalto a caballo y lleno la página de imágenes antes del bisturí, antes de abrirme el corazón de un corte limpio, de abrir las puertas, de que me digan A y escuchar el alfabeto, de saber por fin, ay, que esta es la única ruta, el sendero muere ante un precipicio y el resto es silencio, oh.    



7 comments :

Cualquiera dijo...

Con esa canción de Raphael me enamoré por primera vez como dios manda, como mandan los sueños donde todo acaba cuando empieza la realidad. Sueños como los de esta noche de los que aún apenas regreso, donde todo ha sido tan confuso como tus letras, única forma de si no encuentro la salida, al menos re-recorro el laberinto, me recreo de nuevo, en la posibilidad de si a otro también, tal vez sea posible. Es posible. Soñamos, luego existe.

Joselu dijo...

Yo hace rato que estoy sentado sobre el musgo húmedo que refresca mi culo. Los brazos cruzados y apoyados en las rodillas (sucias y con marcas de piedritas). Me miro las botas de principios de siglo un poco tapadas por el barro.
No tengo ni idea de donde estoy. No se si llevo mucho o poco tiempo aquí, pero se esta bien. A ratos me alegro de que no pase nadie y a ratos deseo que pase alguien. Oigo pajaros. En alguna esquina de mi cuerpo siento el sol que se cuela entre esta sombra.
Te leo e intento recordar para qué coño salí yo de casa. Ni se las veces que me he parado, girado, quedado, vuelto a caminar, cambiado de dirección, quedado dormido, hablado con alguien.
Iba a las barricadas.
Miro mis botas. No se donde me llevaran. No se cuanto me van a durar. Me tengo que cortar las uñas para poderlas limpiar bien. A ver si encuentro un río y me lavo un poco. Este sol me secará pronto. Luego ya veremos.

Se acerca Centelles. Que cabrón. Me ha tirado una foto.
Si pasas por aquí y no te veo, por favor, Pedro, dame un grito.
Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Cualquiera, así no vale, si me lees los pensamientos no juego. Venía esta mañana pensando sobre qué escribir hoy y se me ha ocurrido “que la realidad es tozuda y que es igual lo que sueñes cada noche, la mañana pone todo en su lugar”. Qué coincidencia.
A mí, de eso de los sueños me quedo con la posibilidad de materializarlos. Y si no, no.
También con la variante “pesadillas”, dan mucho juego literario.
¿Te parecen confusas mis letras?, qué cosas.

Pedro M. Martínez dijo...

Joselu, que te he visto, que he querido gritar(te) y me ha salido un aullido, que llevo toda la mañana meando en cada árbol de este bosque a pesar de las trompetas de los cazadores, que escucho ladridos pero no nos moverán, ya lo dijo Félix* que estuvo en Mallorca y allí la alegría de noche y de día nunca tiene fin, como Centelles que era de la cuadrilla de aquel que fotografiaba el Raval (las señoras de la vida y eso), que no recuerdo su nombre y también de Man Ray aunque no se le conoce simpatía por Cerro Muriano que eso sí que era un campamento, ardor guerrero vibra en nuestros voces y de amor patrio henchido el corazón, que esto es como el cine dentro del cine, socorrido, (¿socorro!) La noche americana, por ejemplo, tantas, un sueño dentro de un sueño, eso es lo que quiero decir, que Paul** es al Hombre Lobo lo que Boris Karlof es a la prehistoria, que cada vez que escucho esa palabra desenfundo mi colt 45 (o 46,5) como Millán ***, como Hermann ****, que cultura es a factura ®, lo que el arte es a negocio, es decir tanto tienes tanto vales, que hoy por ti mañana por mí y el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija, tanto viaje, tanta leche para acabar siendo un lobo (estepario) y recurriendo al acerbo popular (no la alianza, no) que en el florete se pierde uno, mejor un mandoble, o triple o mañana pajaril y el miedo rondando por el cañaveral, hay que ver (para creer) que o meto los dedos en la llaga pectoral, la de la lanza de Longinos (en mi barrio, en otro barrio, había un ultramarinos de un tal Longines) o no me creo nada, ni lo de Bin (Laden), ni lo de la beatificación esa (ay, pobre monja exparkinsoniana) y así me va, un lobo (el hombre es un lobo para el hombre, qué chorrada) meando los árboles, delimitando el territorio, un lobo iluso que no sabe que todo el campo es orégano y acabo de ver pasar al correcaminos, luego sigo, jo.

* (Rodríguez de la Fuente)
** (Naschy)
***(Astray)
****(Goering)

Joselu dijo...

Me haces reír, Pedro. En Mallorca estuvo Pérez, ja, ja. ¡Dios mío! mi cabeza le canta. Félix...¿el gato?. El colega de Centelles, Joam Colom, les deja los negativos a las hijas, como yo, solo que los míos no sirven para nada. Leyéndote me han dado escalofríos, porque de pronto me he dado cuenta que llevo puesta una caperucita roja, y tu...¡qué dientes más grandes tienes!
Me alegras el día. Me llenas de nostalgias. Muchas gracias, amigo.
Un besazo. ¡Ya es miércoles!

Mayte dijo...

Seguir es un privilegio que se resbala delicadamente por la memoria, por cada palabra y sentido que despiera y se desepereza en tus letras, que me acompaña y abriga en mi silencio.


Un abrazo, Pedro...siempre.

gaia07 dijo...

Solo ha sido un día más en la única ruta. Sigamos caminando pero apártate del borde por favor, que me tiemblan las piernas.

Un abrazo

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