Nieve (y 2)
En su despacho se siente a gusto, en su terreno, solo ella tenía fe en llegar hasta donde ha llegado. Estudia varios expedientes, da el visto bueno a tres informes, autoriza un pago. Aún no ha pensado en la subida de salarios para el año próximo. Le gusta que la traten con respeto. En la oficina de al lado escucha risas, las próximas fiestas alegran a las más jóvenes. Ella hace años que no ríe así. Su secretaria tampoco, al menos en su presencia. Abre una carpeta amarilla y entre los papeles aparece una tarjeta que cambia su gesto. La deja sobre la mesa, mira el nombre sin leerlo, no hace falta, sabe que es de él. – Pueden salir cuando quieran, quizás deban hacer compras-dice a las empleadas que al verla han dejado de reír. -¿Se encuentra bien?- preguntan. – Sí, sí, váyanse, salgan, yo cierro, no se preocupen- y al pasar les toca el brazo mientras esboza una sonrisa que se queda en una mueca. Ya sola, acaricia el borde de esa tarjeta que ha abierto una puerta que no quería traspasar. No sabe llorar pero siente unas manos invisibles que retuercen su estómago. Sin vacilaciones toma de la biblioteca un libro de tapas verdes, en la página treinta está la fotografía, ellos dos. Había jurado no volver a mirarla. Con unas tijeras corta la tarjeta y la fotografía y deja caer los pequeños trozos en la papelera, concentrada, absorta. Alguien toca en la puerta. Abre tratando de recuperar el gesto. – No se asuste, soy yo – y el conserje mira hacia el suelo mientras habla – Me he permitido traerle un regalo- Sonia está confundida, no asimila esta intromisión. –Quiero leerle un poema- y ante el silencio de ella, recita mirándola ahora a los ojos – “Ya que el deber tiránico me exige/ Que yo oculte mis tristezas íntimas / Para poder hablarte y conmoverte / Voy a escribir a espaldas de mí mismo” - Después toca levemente su mejilla, se sonroja y añade – Feliz Navidad, Sonia- y se va sin dejar de mirarla. No acierta a comprender lo que ha ocurrido, ese atrevimiento la ha dejado inmóvil. Reacciona y sale hasta el pasillo. – Luís, Luís – llama, pero el edificio está en silencio. Vuelve a su despacho, se pone el abrigo, los guantes, apaga las luces y mientras gira la llave en la cerradura agita la cabeza para olvidar esas palabras que la han emocionado. En el ascensor, una lágrima, una sola, humedece su maquillaje. Sale a la calle y taconeando se aleja bajo los engalanados árboles de diciembre.
(El poema es de Juana de Ibarbourou)
34 comments :
...y son inevitables los gozos tanto como las sombras...
/elecciones/miedos/ternura olvidada/ frío por dentro y por fuera\
(sin piedad, olvidamos la piedad).
[Dejamos de acariciarnos]
...y tras nuestros muros hechos de dolores, sucumbe inexorablemente el instinto de ser felices...
)y de espaldas yacemos(
Cecilia
Hay veces que te sientes terriblemente sola, y trabajando encuentras sensación de consuelo...
El horario laboral es idoneo para emboscar fracasos personales.
Un beso,
Hilda
Algo así intuía que habría de ser el final de tu relato.
Algo extrañamente cercano a quienes saben la distancia que hay entre el papel que la vida nos ha asignado y el que nos hubiera gustado interpretar.
Cortar las fotos no suele arreglar las cosas que tienen un poso implacable de lágrimas.
Espléndido, Pedro.
Un abrazo.
Me gusta tu prota, hay fortaleza en ella y tampoco me gusta, hay algo de impiedad en ella. Imagino que como siempre, las barreras impuestas a nosotros mismos acaban por hacernos mejores y peores.
O me da a mí.
Un retrato de carne y hueso en apenas dos días...
Un beso lunero!!
Cecilia , buen comentario.
Gracias.
(O si te parece demasiado diplomático, no)
Viuda de Tantamount, exacto.
Es algo no demasiado estudiado, pero conozco casos (además del mío, claro. Sonia).
Besos
¿Diplomacia? Mejor digamos cortesía.
Yo he aprendido a vencerme, siendo.
(...miles de veces no encuentro la existencia...)
/de bruces hacia el infinito/
¿Las espaldas duelen y los ojos se cierran?
Hoy sí.
Beso
Cecilia
ybris cortar una fotografía es algo tan simbólico que muchas veces me duele el cuello.
Entre el papel y la vida hay muy poca distancia, prácticamente ninguna.
Entre una vida y otra, sí.
Gracias.
Un abrazo.
Pues no sé de dónde la he sacado Margot. Te aseguro que no conozco a nadie que se llame Sonia (bueno, sí, a una psicóloga). El nombre siempre me trae a chicas malas.
Gracias desde la luna.
Y besos desde la tierra.
Cecilia, no sé como acertar.
Mira, contestaré a mi aire, como siempre, y tú escoges ¿vale?
Gracias por el beso.
Otro para ti.
...se cuando cansan mis interrogantes y mis confesiones.
Con diplomacia: adiós
Cecilia
Adiós, Cecilia, vuelve pronto.
No siempre las cosas son lo que parecen...
Me gusta el estilo, frases cortas, a golpe de respiración, me gusta leer este texto en alto. Me parece muy bueno. Enhorabuena.
Un abrazo
Piazzola... bueno.. sin palabras (casi mejor, porque no me llegarían los calificativos positivos....)
Me lo llevo.
C.A. Makkkafu.
me gusta... saludos
Yo, y siento no ser original,como Makkkafu, en esta ocasión me lo llevo.
Me gustan tus relatos porque siempre acarician..las palabras me pueden, y te lo agradezco.
Soy reduntante y lo sé, pero como siempre, un placer, querido Pedro.
Besos de papel o de palabras,besos.
Esto que relatas no es fantasía, cada vez está más presente en nuestro entorno. Gente que se encuentra sola entre la gente, que se refugia en el trabajo, en un despacho, y se deshace hasta de una foto que le pueda traer una lágrima.
Triste.
Quiero más nieve.
Suena real… ocurre continuamente… pero no es inevitable ¿o si?
Tu historia es magnifica como siempre, pero la realidad no debería acabar así.
Si la posición que tiene es lo más importante para ella… ya debería ser feliz.
Si lo más importante ahora, es dejar de estar sola, debería averiguar si Luis puede acompañarla.
¿Qué nos hace actuar como estúpidos cumpliendo el papel impuesto? ¿Qué nos hace pensar que vamos a sentirnos peor si hacemos lo que deseamos?
Un beso, genial Pedro.
Sintagma in Blue, por ejemplo la fotografía de tu perfil – muy bella- en la que esa mujer corre por las vías y sin embargo parece que viene.
Mirada, muchas gracias, tú que me lees con buenos ojos.
Besos.
Makkkafu, ya lo sabía. Muchas gracias.
Amada Inmortal, gracias, saludos con pañuelo de seda en la mano derecha.
tomatita, me gusta que te guste.
Ah, mis relatos te acarician...suena muy erótico.
Besos de toda la vida.
Lara, ya lo sé, por eso lo he escrito, conozco personas así, muchas.
Es triste, sí.
Serenella, ¿cómo la quieres? En polvo, en copos grandes, pequeños, con cristales bellos, con caleidoscopios, ¿cómo?
gaia07, si quieres te doy su teléfono y se lo preguntas tú misma.
Cuento lo que ella me ha contado.
Tampoco es cosa de terminar ...y fueron felices y comieron perdices...
Jajajaja, gracias, un beso.
Que no escriba de espaldas, que si coma perdices, qué se haga unas fotos de frente.
Magnolio, se lo diré (¿de tu parte?)
menos en polvo...como sea (a ser posible en palabras)
:P
Serenella, ¿tienes algo contra los polvos? ¿también contra los mágicos?.
Vale, va de palabras.
Jajaja, no, no, que va, que va…
Pedro no quería el final de cuentos de hadas de ser felices y comer perdices… me refería a ser un poco feliz aunque sólo sea un momento de tarde en tarde.
Jeje, besos.
gaia07, pues no he contado como terminó mi protagonista.
Prepara pañuelos.
Un beso, guapa.
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