miércoles, 23 de mayo de 2007

Amor de tortugas.


Las tortugas sueñan con un festín de paramecios
lejos de la noche negra de los tiburones.
Sólo puedo pensar en ti.

Las tortugas aman bajo palmeras de verdades
la mano gigante que desparrama relojes.
Mientras, una daga añorante se clava en mi cerebro.

Las tortugas telegrafistas se quedaron sin trabajo,
Reparten -de oreja a oreja- mensajes, confidencias, miedo.
Aún así, te amo, sufro y te amo.

Las tortugas ignoran otro horizonte que el borde de la bañera,
reman contracorriente, tocan guitarras sin cuerdas, ríen a destiempo.
¿Cuántos años más me quedan en la prisión de quererte?

Las tortugas entienden todo a la tercera, no saben nadar
son temperamentales y nostálgicas, son buenas hijas, lloran.
Bajo la misma ventana, canto la misma canción, a la única mujer.

Y mientras llegas -si llegas- las tortugas y yo beberemos
ron en las rocas hasta el alba hueca sin tu sonrisa de mono.
Otro día sin ti, y van... Lo que tiene uno que aguantar.



46 comments :

Arthur dijo...

Ja, entre tortugas, puede pasar muy rápido el tiempo, mientras esperás, podés jugar con ellas.

Saludotes, y abrazotes.

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Gusthav dijo...

Uy, si yo sí tuve una tortuga. Y la verdad no hacen mucho, pero me entretenía viendola andar en su casita de plástico que le había comprado, lo llené de agua, pero en el centro estaba un poco más alto, para que el nivel de agua no llegara hasta ahí, más bien, en el centro le puse arena, y una palma en miniatura.

Saludos, y abrazos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Naty dijo...

Nunca imaginé que las tortugas fueran buena compañía... A ver: se quedaron sin trabajo, no saben nadar, ríen a destiempo... Pero están ahi... En algunos casos eso basta... Por un rato al menos... ¡Pasenla bien!

ybris dijo...

Quién supiera esperar como las tortugas.
Por los años sesenta del siglo pasado se contaba chistosamente que a Franco le habían ofrecido una tortuga con el encarecimiento de que era un animal muy longevo: "Tenga en cuenta, Excelencia, que algunas llegan a vivir trescientos años".
Y que Franco replicó: "Preferiría no tener ninguna, que luego se encariña uno con ellas y te da mucha pena cuando se mueren"

Lo que pasa es que es más fácil esperar ciertas llegadas -si es que llegan- con espíritu de tortugas.

Abrazos.

Pedro M. Martínez dijo...

Que va Arthur, el tiempo pasa muuuuuuuy lento.
Saludos

Pedro M. Martínez dijo...

Gusthav yo tuve un tigre, lo teníamos en el comedor, en una jaula reforzada, rugía en las madrugadas y orinaba en los geranios. Se convirtió en un problema según fue creciendo. Un día se comió a una visita – la tía Eulalia- y tuvimos que regalarlo. Llegué a encariñarme con él, tenía unas rayas muy bonitas y una saludable dentadura.
Abrazos

Pedro M. Martínez dijo...

Sí, Naty, ya ves, las tortugas son así, lástima que hablen tan poco. Pero son amigas, para siempre, ahí están. Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

Un caminiño que me lheva a SanAntón, ybris, a tu comentario en Aquí: añádeme.
Abrazos.

Gusthav dijo...

Se comió a la Tía Eulalia??

EEEEKKKK!!!

Que espanto!

Saludos y abrazos.

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Pedro M. Martínez dijo...

Bah, Gusthav, no te preocupes, era muy mayor -la Tía Eulalia- y ya apenas hablaba. Además le dio fijación por las pasta de thé y se ponía ciega en las meriendas.
Los tigres son unos animales muy inteligentes, saben lo que comen.
(Y nos dejó buena herencia –la tía-)
Saludos

gaia07 dijo...

Sueñas con ella, te acobarda el miedo de no tenerla, necesitas que sepa cuanto la amas, se te hace eterno el desasosiego, se hace tan lento esperar que te necesite…
Y luego dicen que estar enamorad@ es maravilloso… ¡cuánto humor le echan! Pero si duele hasta el alma.
Besos enamorados siempre.

Margot dijo...

Mira que me gustan tus imágenes, jodío!

Y en general me gustan las tortugas cuando abren y cierran los ojitos pero desconocía que pudieran ser telegrafistas, así que he llegado a la conclusión de que el parpadear tan despacio debe ser cosa del morse, no? listas las tortugas...

Besosssss con un buchito de ron!

Camille dijo...

Por lo menos lo aprenden todo, aunque sea a la tercera...
Vivan las tortugas!!

Pedro,
me ha impactado la foto que tienes hoy en tu blog, dónde es?

Churra dijo...

Te queda muchisimo....con la de años que viven las tortugas ..
Besos .

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07, las tortugas y yo somos así.
Estar enamorado es la única forma.
(De quién o de qué es otra historia)
El dolor y el gozo están muy unidos.
Va este beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Margot, no te hagas ilusiones, el morse tortuguil es muy diferente al nuestro. Atiende: .--; ...; --.-; .-.-: ¿has entendido algo? Pues ya ves.
Ahora, eso sí, el ron les encanta. Y a mi (con coca cola, limón y mucho hielo, en vaso grande). Besos alcohólicos.

Pedro M. Martínez dijo...

El Pagasarri, creo Camille. (No, no lo sé, pero es bonita ¿a que sí?)
Y no creas que todas, solo las de mi poema (o así)

Pedro M. Martínez dijo...

Cada vez menos Churra, cada vez menos (como a todos)
Pero lo vivo con intensidad y se hace más grato.
Besos .

Anónimo dijo...

Yo viví con un galapago domestico parte de los mejores años de mi vida...
Toda una epopeya de convivencia.

Pedro M. Martínez dijo...

Itoitz, cuenta, cuenta.

Misántropo dijo...

Pues yo pensaba que ese careto taciturno que ponían era de resignación; a ver si ahora va a resultar que es de pura resaca. Lo bueno que tienen es que hablan poco.

Algo es algo.

Abrazos.

Carmen dijo...

Yo de mayor quiero ser tortuga!
Te doy un beso desssspaaaaaaciiitoooo

Pedro M. Martínez dijo...

Misántropo, pues las mías no callan.
A ver si la tuya es muda.
Abrazos, chaval

Pedro M. Martínez dijo...

Deja, deja, Carmen, que estás de cine como estás ahora (con todos mis respetos y toda mi admiración)
Oye, tan despacio no, para ya, llevas dos horas, se me está quedando el labio dormido.
Otro (más rápido)

Atzavara dijo...

Yo me enamoré de las tortugas cuando descubrí a Casiopea en "Momo" (años ha...) y, ya se sabe, el amor es incondicional... así, pues... me da igual si hablan o callan, si sonríen o están serias, si beben, se emborrachan y duermen el sueño (o la tajá) de los justos... me sobrevivirán, y eso, es algo que las hace aún más atrayentes (no soporto las despedidas)

Besos, muchos, varios, a destiempo y sin velocidad preestablecida...

Anónimo dijo...

Reptiles nostálgicos, temperamentales, que sueñan y envian mensajes, aman "bajo palmeras de verdades la mano gigante que desparrama relojes" AAAAAAAAAAY! (perdón, es la aorta que se me acaba de romper), nadan, lloran.

Igual que él, contracorriente.

Glup, serán amigas, pero yo me desangro.

Valeria Elías dijo...

uuuuuhhhh, la espera interminable viend como el resto hace cosas que siquiera comprende y le llaman vida... si si, creo fervientemente que hay de todo y todo es posible, pero tambien creo que a veces corremos el riesgo de transformarnos en tortugas... que la espera no sea eterna... besos

Pedro M. Martínez dijo...

Atzavara, me quedo en el final, ahí, con los ojos cerrados (espero acertar).
Sigue.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, te lo dije, no te bajes la cremallera emocional, se te desparraman las arterias y lo dejas todo perdido.
Sé que te gusta.
No parecía ¿verdad?
Ay, como nos gustaba Cortázar (también)

Pedro M. Martínez dijo...

Ah, pero ¿tú no eres una tortuga? Amada Inmortal, ¿cómo has podido engañarme así?, con lo que he confiado en ti Ahhhhhh.
No espero más, me voy a otra pecera (o dónde vivan las tortugas domésticas. No, no me refiero a las domesticadas)

Es una broma, no te enfades. Un beso.

Indigo dijo...

¿Cuántos áños más me quedan en la prisión de quererte?...a paso de tortuga, suena como un montón. Elegí la frase que más se me enganchó.
Beso, Glup

bajamar dijo...

...mis tortugas conversan con delfines

..un saludo



:No no son acuaticas

Pedro M. Martínez dijo...

Indigo, ay, las tortugas, se enamoran igual que las no. Cosas del corazón, que se empeña en ejercitarse. Besos enganchados.

Pedro M. Martínez dijo...

bajamar, curiosas tortugas no acuáticas pero sí amigables.
Saludos.

M dijo...

Llegar al corazón será cuestión de tiempo, no de tacto...


B x C

Pedro M. Martínez dijo...

Viuda de Tantamount, el tacto nace con el contacto.
Para llegar al corazón no hace falta...¿estás segura?

Tempus fugit dijo...

De una tortuga ebria de ron...¡debe de salir una sopa!

Me encantan tus imágenes delirantes.


Un abrazo lento.

Pedro M. Martínez dijo...

De cenizas, quizás, pero no me como a mis amigas.
Y de delirantes nada, la realidad.
Un abrazo rápido (pero no menos intenso)

Anónimo dijo...

Un pedazo de hoja-pieda, detenida en su propio tiempo, sincera... silente de cualquier manera, pero siempre atenta.
Las tortugas saben amarse, de esa manera simple con que se miran tomar el sol la una a la otra, se quedan calladas, y se saben dentro del estanque artificial que les sirve de casa.
Luego, los amaneceres se les acumulan en el alma... y se les puede hallar sonriendo, sin duda, mientras se persiguen en esa primavera silente que florece sobre sus espaldas.
La paciencia de su piel secándose al medio día, con los ojos llenos de sol, seguro podrán contarnos el misterio que les da vida.

He hallado sus palabras por casualidad y no he resistido la tentación de pensar en tortugas.

Pedro M. Martínez dijo...

Inmarcesible, pedazo de comentario, oh, sin palabras me he quedado. Muchas gracias.

Peggy dijo...

me encanta :) que imaginacion kiss

Pedro M. Martínez dijo...

Peggy ¿las tortugas?, puff, no sabes tú que imaginación tienen, se pasan.
Besos.

Marina Culubret Alsina dijo...

A veces se me dá por hacer comentarios a destiempo, ya ves, como las tortugas...
Antes he tenido la tentación de dar hacia atrás un salto exacto, y se ve que existía el punto de caída (a veces sólo es aproximado). Me gusta practicar este tipo de caída, y te confieso que hoy es el primer día, aquí.

Pienso en aquellos momentos en los que he tenido que cambiar las cuerdas de la guitarra, y ella, mi compañera, se queda desnuda, esperando que le dibuje con mi mano sus labios. Tocarla sin cuerdas es un momento mágico, que quisiera eterno, aunque sé que para vivir sentir esta vida, debe ser efímero.

Decías entonces un "aún", y lo dijiste el otro día, y quizás lo digas... Pero son palabras. :-)

El tiempo pasa lentamente. Gota a gota nos vamos destilando. En las sombras se guarda el brebaje, dulce si soplamos el polvo de hiel, y en las claridades asoman las cosechas, que labramos con los brazos salpicados de lluvia. Amar.
Gotas hacia el silencio. Saber a mar.

Un abrazo, Pedro,
y que tengas un buen fin de semana (éste... no el de hace un año..(o también) ;-)

marina

Pedro M. Martínez dijo...

marina, este es un afortunado comentario a tiempo –qué ilusión- un año después.
Es un detalle de persona sensible, cuidadosa, ingeniosa, amable, generosa.
Te lo agradezco después de leerlo varias veces.
Y te abrazo en este sábado lluvioso (al menos aquí)

ANA dijo...

Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marcó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.

Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.


Manuelita una vez se enamoró d
e un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.

En la tintorería de Paris
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.

Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó.

ANA dijo...

Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marcó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.

Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.


Manuelita una vez se enamoró d
e un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.

En la tintorería de Paris
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.

Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó.

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