The Five Senses; Touch (c.1865) - Henry Guillaume Schlesinger (1814–1893)

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Un duro invierno

 


Una madrugada cualquiera entrará el invierno con nocturnidad y alevosía, nadie se explica cómo son estas cosas. Como un huésped incómodo al que no hemos invitado, se quedará durante tres meses con su carga de lluvia, frío y nieve. Entonces faltará menos para la primavera. Recuerdo el invierno en que conocí a Begoña.

Era dulce, diminuta, una muñeca rubia de voz suave y piel pálida, con movimientos elegantes, como una bailarina de ballet, con unos ojos que se comían el mundo a mordiscos pequeños, sobre todo con una ternura que me conmovió.

No sé cómo pudo fijarse en mí, un engreído bebedor de ginebra con tónica que jugaba a las cartas en un garito de Campuzano, que hablaba alto y cantaba canciones de Larralde, que acababa de salir de un tormentoso idilio y que estaba roto (aunque me hubiera dejado cortar un brazo antes de reconocerlo). Tampoco sé qué hacía allí.

Me miró, le miré, dejé la partida, en la barra del bar hablamos, me desarmó, me conmovió, me sedujo con sus modales de niña buena, me domesticó y supe estar tranquilo, quitarme la máscara, abrirle mi corazón.
Paseamos hasta su casa, la de sus padres, en un lujoso piso del centro de Bilbao. Hicimos el amor en el portal, detrás de la caja del ascensor, desafiando a los posibles vecinos trasnochadores que regresasen a deshoras. Con incomodidad y frío, inventando posturas inverosímiles, como compulsivos amantes ocasionales, devorándonos en besos y caricias.

Esa fue la primera vez. Durante varios días nos hablamos y conocimos, nos amamos en lugares más discretos, más cómodos, más calientes. Abrazados, me contaba su vida, estaba de vacaciones en la casa familiar y después de Reyes debía volver a su trabajo en Madrid, a su vida.

Me confesó que tenía un novio que le maltrataba, que no podía dejarle porque era el hijo de unos íntimos amigos de la familia, que se conocían desde niños, que era un noviazgo anunciado, convenido, que él consumía substancias no recomendables y de ahí su violencia.

Me contó de su rebeldía, de su estancia en un correccional, que una de las monjas, joven, bella sin toca, se metía en su habitación y en su cama todas las noches. Que ella se sentaba junto a la ventana, con rabia, despierta, imaginando una cruel venganza que nunca se produjo. Pero el acoso duró seis meses.

Me habló de sus padres, que no le querían, que al menos ella no se sentía querida. Me relato, una tras otra, una cantidad tal de desgracias que parecía imposible que en aquel cuerpito tan bello, tan tierno, entrase tantas calamidades. En algún momento pensé que las inventaba. Seguíamos amándonos intensamente. 

Una tarde, hacía un frío de mil demonios, no vino a la cita, esperé en vano. Al día siguiente pregunté a la portera de la casa si sabía dónde estaba Begoña. Me dijo que se había vuelto a Madrid con toda la familia, que algo había ocurrido, que el piso estaba en venta. 

Lo confieso, me dejó tocado, ese fin de semana me fui a Madrid. Como un sonámbulo paseé por las calles donde me dijo solía alternar. No sabía más. No la encontré, nunca más supe de ella. Volví a Bilbao. Seguí jugando a las cartas en el garito de Campuzano, tomando ginebra con tónica, indiferente a las miradas de las chicas rubias de piel suave, un engreído que reía, hablaba alto y tenía el corazón roto. Una historia triste, para mí, aquel fue un duro invierno.


martes, 12 de diciembre de 2023

Y Dios creó la mujer.

 


Y Dios creó la mujer.

No quiero ni pensar el revuelo que causó esta película en la Francia de 1956. Es difícil imaginar ahora cómo se vivía entonces, la mentalidad en temas de sexo no solo en España, también en la avanzada Francia o en EEUU. Vista hoy es más un documento, un estudio sociológico, que una revolución. Saint- Tropez con sus casas viejas, bares de pueblo, playas desiertas, la forma de vestir, lo mal actriz que era B.B (no le hacía falta en absoluto, era magnética), lo que aprendió después Jean-Louis Trintignant,  el Curd Jürgens pre-oficial alemán, el color, las tomas, algunas teatrales, la dirección, los secundarios, la música. Me ha merecido la pena volver a  verla. 

Para más información:

 https://www.esquire.com/es/actualidad/cine/a12489456/cuando-dios-creo-la-mujer-y-se-invento-a-brigitte-bardot/

https://archivo-agr.blogspot.com/2016/01/y-dios-creo-la-mujer-hace-60-anos-y-la.html

Para verla:

https://www.youtube.com/watch?v=ZBsFdosmBag




lunes, 11 de diciembre de 2023

La ciudad secreta

 


La ciudad secreta 

Me la recomendaron. “Te gustará”. No me conocen  y sigo sin espabilar. Serie australiana, primera temporada, seis capítulos. Un guion que intenta ser  ambicioso y es lioso, pretende ser ingenioso y no pasa de ingenuo, ampuloso, fallido; unos intérpretes desconocidos, qué malos (yo despediría fulminantemente al director de casting), la protagonista, Anna Torv, periodista defensora de la verdad, se mueve entre no sé a quién me recuerda y que chica mas guay, mas inconsciente y no se lo cree ni ella (su papel de heroína), hay unos malos/buenos que dan dentera, hacen daño a la vista. Resumen: no la veas, ya he caído yo y nadie te lo va  agradecer.  Esta es mi opinión aunque hay gustos para todo.

 (Netflix)  


domingo, 10 de diciembre de 2023

Del Pagasarri al Kanchenjunga

 


La montaña siempre ha sido mi pasión.
Salimos de madrugada para intentar alcanzar el campamento 2A antes del anochecer. Al principio la ascensión era prolongada pero no demasiado dura. Aún había árboles, vegetación, huellas de pequeños animales.

Éramos siete integrantes, tuve una inmensa suerte que al final me admitieran en la expedición. Al ser el novato debía ir el primero, marcando el ritmo. Al mediodía paramos para reponer fuerzas, comer, beber agua, apenas hablábamos.

Reanudamos la marcha, el paisaje había cambiado, alrededor solo nieve y roca, un camino duro por hacer, la cumbre estaba lejos.

Lo había leído en algún libro pero nunca me lo acabé de creer. Un hombre de las nieves. Era imposible que en este lugar tan inhóspito pudiera vivir alguien.

Paso a paso, ensimismado, subía fijando con fuerza los grampones, tanteando con el bastón por si hubiera algún agujero oculto. De vez en cuando miraba hacia atrás, a mis compañeros.

Entonces lo vi, un ojo, grande, con marcadas venas, su cuerpo cubierto de largos y gruesos pelos blancos le mimetizaba con la nieve. Escuché el silbido del viento, giré la cabeza y ya no le vi. Seguí caminando, asustado, era cierto existía.

Comenzaba a anochecer y llegamos al campamento dos. John Larrínaga no llegó. Ninguno de nosotros supo que le había pasado, era el que cerraba la marcha. Consternados supusimos que había caído por una sima. No dije nada del ojo que había visto, de aquel ser increíble.

Acurrucado en mi saco apenas pude dormir, la siguiente madrugada partimos hacia el campamento tres. Ya no podía volverme atrás pero, de golpe, había dejado de gustarme la montaña.


sábado, 9 de diciembre de 2023

Yo ya estaba





Sanja Bistričić Srića


 

Yo ya estaba. Antes. Solo, como náufrago en playa desierta. Al de un tiempo  vino el desembarco, un crucero de turistas bienintencionados, ruidosos, se comieron los cocos, mearon detrás de las rocas y se fueron, la mayoría. Seguí en la playa defendí mi espacio ante los pocos que se quedaron. No les conocía de nada, no saludaban por las mañanas, no sabían de qué iba lo de la isla, ni nadar, no paraban de hablar (que pesados), se echaban flores unos a otros (que falsos), se tumbaban en la playa (vestidos), se aprovechaban del sol. Yo iba/voy a lo mío. Se lo conté a la Zarzamora, cuando el diablo se aburre mata moscas con el rabo. Ella sabe bien de qué va esto. Incluso escribir “esto” me hace sonreír. Tal como éramos. Luego el tiempo pasa y uno se adapta, dos se resigna, tres aquí seguimos. Ser otro tiene muchos inconvenientes, lo primero no ser tú, lo segundo cambiarte de ropa, de bigote, de costumbres (qué pereza), lo tercero ya no recuerdo cual era el primero, que se te olvida. Mentir es aburrido, siempre te pilla alguien más mentiroso que tú, es decir que yo, que te lías entre el yo, el él, vosotros, nosotros, ellos (en realidad, vosotros). Cultivo el aprecio,   querer es poder,  todo “esto” apenas es una broma, una manera intrascendente de intentar trascender de mala manera, de la manera equivocada, de reiterar el error, de quiero y no puedo, de una corte de personas en la puerta con espejos en la frente y jaculatorias en los bolsillos, ya que estamos, yo no podría, ¿qué les dices, qué contestas?, vaya responsabilidad, doble cruce de identidades, ser el que no eres en nombre del que no eres. Es sábado, no llueve de momento, otoño, un día triste, otro, ¿qué pasará hoy? pasará que me salgo en nada a la calle a lo de instagram para que parezca que soy artista, fotógrafo, original, poeta, saltimbanqui, joven, atlético, fuerte (me refiero físicamente), fuerte (me refiero anímicamente), fuerte de espíritu, de ánimo, de entusiasmo y si aquí, en “esto” parece que lo soy, es que escribo de p. madre y me miento a mí mismo todavía mejor, luego viene la Realidad, te baja de la escalera y te da de morros con el p. suelo. Todo sea por p.defender este blog, sus personajes y si no, no. Abrazo, agradecido a todo aquel que, con su santa paciencia, lee a veces estas idas de olla cotidianas.

viernes, 8 de diciembre de 2023

Otro día.

 

(Julia Soboleva)

Termina el año, en estos días buscarme atado, atosigado, agónico, con veneno en las rodillas, con un retrato ovalado sobre la cabecera de mi cama, un hongo azul bajo la lengua, el cordel que aprieta la cintura y una chaqueta amarilla, la cabeza en vaivén, dibujo el litoral y, perdonarme si al buscar lo imposible me pierdo en palabras sin sentido. Otro día, mañana mismo, más.

jueves, 7 de diciembre de 2023

Desánimo

Diane Arbus NYC 1962


Morí con ella, lo sé, tarde, sé que la cólera, un anillo, el mármol, las hijas que no tuvimos, la osadía de gritar su nombre en los balcones, apenas me trajo consuelo y vuelo de abejas. 

Me quedé en el puerto, frecuenté a marineros con cabeza de toro y a mujeres que amamantaban a sus hijos en las escaleras que llevan al mar. 

Las guitarras y la arcilla, beber oporto, ver mi sangre corriendo sobre el cuero fue un pretexto para que los bueyes y los guardianes,  balbucear un lenguaje que no entendía, me desanimara a continuar estos escritos absurdos

miércoles, 6 de diciembre de 2023

cítricos a la fuga (decálogo de superación invernal)

 Imagen cortesía de Iseo M.-M.


cítricos a la fuga (decálogo de superación invernal)

el invierno se despoja de su bata como un púgil falto de forma, fiando su suerte al traspié del cambio climático. bostezadores de todo el mundo, ¡uníos! en las terrazas, los semáforos, las pantallas y los byhours. bienaventurados los que dormitan redactando currículums o cartas de amor; quienes, perdidos en desiertos de siglas y consignas, se ilusionan con oasis de aburrimiento. de ellos será el hashtag #YawningRevolution.

sin duda es lo más sensato: reconocer que el sueño más nimio se evapora en el aire con los ecos de las campanadas que anuncian el nuevo año. y sin embargo, abrazada a una desconocida sobre el damero de la noche, aquí vuelves tú -¡pobre ilusa reincidente!-, para reafirmar tu fe en la justicia poética y los golpes de suerte, y poner una vez más a tus cítricos en fuga.

de zafarrancho en el despacho, entre una pila de papeles viejos, doy con aquel decálogo imposible que te sacaras de la manga en una de tantas veladas de intercambio de soledades. embebido de una eléctrica, gozosa melancolía urbana, lo releo unas cuantas veces antes de deshacerme de él:

1) sé tú misma: aférrate al caos.

2) educa tu voz interior, transfórmala en el instrumento más desafinado del mundo.

3) reconcíliate con tu insignificancia: ponte en manos del camaleón que llevas dentro. 

4) no camufles bajo la precipitación tu incapacidad para el recuerdo.

5) enfrenta la voracidad del pulpo de tu conciencia. una vez asustado, prepáralo á feira.

6) mantén el universo en hora con los latidos de tu corazón.

7) acaricia lo incorpóreo, imagina lo inexpresable, enamórate de lo inútil: todo aprendizaje es ilusorio.

8) narración o vida, una de las dos arderá en el olvido.

9) deja para el punto 10 lo que puedas hacer en el 9.

10) ahora sí, dale al botón del ombligo y acaba conmigo.

 nadie

https://xn--20aosnoesnada-kkb.blogspot.com/2023/12/citricos-en-fuga-decalogo-de-superacion.html#more  


Comparto, con permiso del autor, este texto tomado del blog "2o años no es nada". 

Me ha parecido interesante y espero que les guste tanto como me ha gustado a mí. .

          

Así lo recuerdo

 


Nos recorrimos, eso fue, nos vimos de norte a sur, el paisaje éramos nosotros, entre el perejil y los presagios, con latidos y peces boquiabiertos, pinturas hipnóticas, agua con sabor a calabaza, teléfonos sonando en la noche y el invierno entrando por las rendijas de los días impares, los miércoles.

Un día, entre mayo y septiembre, lo recuerdo, miraba con desgana a septentrión y ella, con frialdad, me cortó de un solo tajo el cuello de la esperanza, limpio,  con los labios fruncidos, como cuando me amaba, cuando cabalgábamos el caballo negro de querernos en silencio, abrigados, vestidos de aroma de magnolias, con la herradura de la desgracia clavada en la puerta cerrada. 

Así fue, al menos así lo recuerdo.

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