Polígono.
Veamos,
que en los polígonos industriales del arte (pobrecito mío) levantas una piedra
(presuntamente) literaria y lo mismo aparece un corazón que un zapato, un
alacrán o una fila de hormigas, qué más da, una baraja, reparte las cartas que
hoy es lunes, aquí no viene nadie y podemos jugar a cerrar puertas o a entornar
las ventanas del verano de mil novecientos ochenta y tres, un decir, puede ser
un siglo antes, que los armarios están llenos de recuerdos y en mi
mente (no solo ahí) se ha montado la revolución, ay aquellas huelgas cortando
carreteras, defendiendo el puesto de trabajo, los mercados, la madre que los
parió, hambre para todos menos para ellos, tenerla para siempre, tenerla,
siempre, ilusiones de un metalúrgico reconvertido, divertido, entre París y
Berlín, besando los cruces de los días, las intercesiones, allí donde eso, ahí
en eso, que dicen en lo limítrofe, las afueras, donde no hay citas a ciegas,
donde se ama contra la pared, hasta en invierno, soledad del abrazo en el
cuarto de máquinas del ascensor, por si las dudas, puertas abiertas al deseo en
edición de lujo lujurioso, que no había que hacer la cama ni disimular
las sábanas, solo había ternura y qué sé yo (sí sé, intento despistar), hogar
dulce hogar cada vez que escuchamos pasos en el portal porque hoy es lunes, como
aquello que cantaba Vinicius de Moraes, tan llena de pudor que vive desnuda, estrategia del fraude, sexo, amor, aquí nos pillábamos y
ya, es curioso, ya no forma parte de ningún paisaje, ni de las neuronas
perdidas con la ginebra en las rocas de la jaula y alrededores, la edad del
soul, del sol, del ritmo azul y no teníamos edad (al contrario que ahora, que
nos sobra), erotismo en ná, en tó, todo me ponía (pone), todo me alteraba (como
ahora), mercadillo de los domingos, nadie compra, nadie lee, igual que
los martes o los viernes, hoy, aún, por eso es igual, levanta esta piedra
escrita a trompicones, mientras Ella se arregla, peina, pinta, da vueltas por
la casa, cambia el bolso, me he olvidado las llaves y vuelta empezar, otra tarde/noche que llegaremos tarde,
aunque más vale tarde que nunca, este escrito se junta con el tuyo, y las
soledades y, repito, en mi mente se está montando una buena,
Bilbao se adorna con contenedores de basura ardiendo en la noche fría,
lluviosa, voy a sellar la bonoloto, corto y cierro. ¿Qué?
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