Pesadillas a finales de septiembre
Llegan los sueños como mastines, fieros, negros.
Me muerden los muslos de la ansiedad. Caigo por abismos sin fondo, me
despierto. Me persiguen hordas de hombres oscuros, mal encarados, me despierto.
Estoy en mitad de un desierto, angustiado, me despierto. Miles de ojos me
miran, siguen cada uno de mis pasos, me despierto. Me afano, ansioso, sobre Ella,
sin llegar a nada, me despierto. Vuelven aquellos a quién amé y amo y no están,
hablo con ellos, es tan real, lloro y me despierto. Ay.
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