Iglesia de Santa María de Eunate
“El fin es el comienzo.
Nadie me dice adiós.
Nadie me espera.”
(José Ángel Valente)
Viaje
de búsqueda, simbólico, necesidad de encontrar otras ilusiones, otras voces,
escuchar ecos, oír la nada, entrar en paisajes diferentes, fascinarme en cada
cruce de caminos, verme, contrastar, conocer, mezclarme, liberarme de
prejuicios, estar, sacar fuerzas en el cansancio, compartir, apoyarme en la bruma
de la mañana, llevar piedras planas para enterrar a pájaros, no asustar a los
erizos que huyen entre el rocío, saber que no se llega.
Entonces
estaré ahí.
O
cerca.
Hace un frío intenso. Hay mucha
nieve. Estoy aquí –digo- después de atravesar a buen paso pueblos navarros
dormidos, desiertos antes de amanecer, girasoles secos clavados en las recias
puertas de madera.
El aquí es movible.
El aquí es movible.
Aquí, ahora, es la ermita en Eunate.
Eunate está a unos 20 Kms al sur de Pamplona, en el valle de Valdizarbe, en la ruta que lleva hacia Puente la Reina.
La
iglesia de Santa María de Eunate es diferente a todo lo que se había visto
antes en arte románico. Las paredes octogonales de su nave, el claustro también
octogonal, su posible fundación por Caballero Templarios, lo misterioso de sus
orígenes, su ubicación, hacen de este templo algo especial, inquietante, que no
deja indiferente.
La tradición invita al caminante, al peregrino -descalzo sobre el hiriente empedrado- a dar tres vueltas en derredor de la nave y luego, en el interior, situarse justo bajo la bóveda.
La tradición invita al caminante, al peregrino -descalzo sobre el hiriente empedrado- a dar tres vueltas en derredor de la nave y luego, en el interior, situarse justo bajo la bóveda.
(Cuando estuve en Eunate sentí esa energía telúrica que dicen.
Llegué escéptico
y salí convencido).
3 comments :
Dichoso, estás en Eunate de veras? Bueno, eso a ti te quedará a un tiro de piedra.
Es otro de los sitios de mi lista, justo el otro día estaba hablando con Edm de este lugar.
Disfruta, besos y abrazos
No, Virgi, no estoy en Eunate, no puedo estar en tantos sitios a la vez. Sí he estado, dos veces, haciendo el camino de Santiago. Es un lugar mágico. La primera vez llegué cansado, llovía, la iglesia apareció de pronto entre nubes. Es de una belleza absoluta. No había nadie. Me descalcé, dí tres vueltas alrededor de la iglesia, sobre los cantos rodados, entré a la iglesia y me sentí transportado a otra dimensión. ¿Autosugestión?, es posible, pero yo que soy un descreído sentí algo diferente. Hasta pronto.
Ah, cuidado con ese tiempo de ahí, vaya tragedia para muchos, espero que estés bien.
Pues claro que te entiendo, yo he sentido algo así, sin ir más lejos, en Frómista.
Estamos bien, gracias y besos renovados.
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