De la obstinación.
Obstinación de continuar la marcha sin equipaje, sin candados en la garganta, mirando la nitidez detrás de la montaña del silencio.
Sol en la confluencia de caminos, hay un gallo degollado bajo el crucero de piedra.
Mi voz emigra con espinas, la mensajera de la paciencia se asoma al suburbio de mis pestañas, las palabras tibias desbordan la ingeniería de la espera perfecta.
He dejado los dolores de tantos meses en un armario, bajo la ropa blanca, he doblado los mapas del desconsuelo, me he tatuado su silueta en los muslos, me ciño una cinta de espinas en la bocamanga de las venas.
Mi voz se persigna, reclama orillas, estorba a los leopardos que sortean la trampa de la lentitud, se desliza por la oquedad de la sombra de la higuera.
Hablar no nos llevará al desastre, o sí, pero hablo, escribo un poema de soslayo y no pasa nada ¿o sí?
7 comments :
d-olor
d-esconsuelo
d-esamor
s-oledad
s-ilencio
s-abiduría
Pero malo o bueno, no me dejo nada fuera de la maleta, ni de coña! todito lo necesito... ¡con lo que macostao meterlo todo ahí dentro!
¿Hablamos?
Seguimos la marcha, con o sin equipaje. Lo importante es seguir.
Besos
Claro que pasa.
Pasan muchas cosas, como cuando aletean las mariposas. Pasa que ventrílocuo se parece mucho a ventrículo. Hablar con el estómago (que miedo), como la perrita Marilín, como los anoréxicos, como los bulímicos, como los que han optado por el culo en vez de la cabeza. Va de entrañas.
Pero deja, deja los cuchillos, que esto es casquería.
Me alegra saber que has encontrado un hueco en tus armarios para los miles de dolores. Qué suerte tú. Yo no sé que voy a tirar para hacer sitio. Mientras tanto cargo con ellos. Con los dolores, no con los armarios.
Me encantan los obstinados. Los grandes aventureros de la historia. Los que se bajaron el Amazonas en troncos (por poner un ejemplo). Cris me dice: Joselu “el empecinado”. No sé si me está llamando cabezón en el fondo, pero también a mi me va llegando la paciencia.
No. No creo que sea cansancio. Supongo que tiene que ver con cierta “madurez” digamos…pero la de las frutas. A punto de caer.
En fin, Pedro. Pasa que te leemos. Al tiempo, los que tenemos suerte (supongo) te hacemos presente. Los que tienen menos (supongo), te imaginan. Ojalá que entre todos te aflojemos algo las cinchas esas.
Te dejo en el aquí una colaboración, a ver si es de las que sirven para algo. (Gracias por el gaucho). Y me despido con un beso desde este allí en el que se está tan a gusto, con lo que nos queda: la palabra.
Ánimo.
Ya es miércoles.
El camino es hacia adentro, donde reina la consciencia, pichurriño.
Pasará algo seguro y sea lo que sea siempre es mejor que una espera muda.
Me gustó mucho.
Cómo no va a pasar con:
"Mi voz emigra con espinas, la mensajera de la paciencia se asoma al suburbio de mis pestañas, las palabras tibias desbordan la ingeniería de la espera perfecta".
O:
"Entoavía no aprendí a resbalarme cuesta arriba"
O:
"Se me encalla en el alma un sollozo lerdo"
Pasa mucho, variado y todo bueno.
Tanto avanzar, aprender, buscar un no se qué continúo que cuando un día afortunado, en un arrebato, se nos ocurre volver donde empezamos nos damos cuenta que es allí, donde estábamos perdidos, el lugar en que está el significado de lo que nos obstinábamos en decir.
Un beso
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