Exore parvulórum véritas.
La vida va. Esto es cierto. Es una chorrada pero es cierto. Solo que estoy hasta los cojones. Por decirlo de una forma gráfica. ¿Qué hostias pinto aquí? Por preguntarlo de forma natural, coloquial. Duermo bien, sí, pero me levanto, me afeito, me limpio los dientes, me ducho, desayuno y me voy a trabajar (sí, vale, tengo trabajo, tengo suerte, usted lleva buscándolo ocho meses, ande, céntrese, este es mi blog, lea) pero lo llevo haciendo tantos, tantos años, que más que suerte me he dado cuenta que es una condena. Estoy hasta los huevos de trabajar. Por decirlo de forma suave. Intento cambiar las calles por las que llego al taller pero no hay demasiadas variantes, en quince minutos voy por una o por otra (cierto, usted se levanta antes, debe tomar un bus, un metro, siete paradas y otro bus pero no estoy hablando de usted, leches, deje de ser tan egoísta, estoy hablando de mí. Lea y deje de contrastar, coño). Decía que trabajo, bueno, voy a omitir este pasaje. Los lunes reviso la bonoloto (siempre boleto no premiado), cuatro euros, si hubiera guardado esos cuatro euros semanales sería millonario pero no tendría el sueño de mearle la mesa a mi jefe si un día me toca lo suficiente. Mearle la mesa y a él. No, no soy violento, es incontinencia urinaria, demasiado tiempo aguantándome las ganas. A otra cosa. A la mediodía como en casa (joder, ya sé que usted se lleva el tupper con los garbanzos y los calienta en un microondas que huele al pescado que ha llevado Fernández, a mí que me cuenta) y con el postre en la boca vuelvo al curro, las dos calles que alterno, la rutina, etcétera. Basta del tema laboral, las siete, salgo, estoy libre, ahora puedo hacer lo que me de la gana. Antes corría pero desde lo del esguince me da pereza, frío, me pasan todos, hasta los cojos, no corro. Además se me han quedado las piernas delgadas y parezco una cigüeña zamba. Antes escribía pero desde hace años solo se me ocurren tonterías. Desde lo de Loli, desde que me desenamoré solo imagino venganzas, tristezas, soledades, maldades, me hace daño escribir, me tengo muy leído. Leer, antes leía, tengo en casa bastantes libros, más de doce, un día estaba leyendo y me quedé dormido, ya no leo, no encuentro ningún libro que me interese, todos dicen lo mismo, bah. Paco me dice que me compre un ordenador, pero no entiendo esos cacharros, ya no son para mi edad, él sí es un listo, un ordenador, qué majo, claro, como trabaja en una caja de ahorros. Música, tengo un transistor, no tiene pilas, siempre me olvido de cambiarlas, desde Manolo Escobar no ha salido un cantante igual, no escucho música. La tele, lo que hago es ver la tele, a ratos me duermo pero a Jorge Javier no me lo pierdo. Llaman a la puerta, un momento, son dos testigos de Jehová, les atiendo y luego sigo pensando. La verdad sale de la boca de los niños.
3 comments :
Hola Pellín. Según veo, la verdad ha de ser decidua. Leche indecisa. Afta de alta. Ya sabes, carie en proceso. O parte de lo que peleamos por que nuestros críos no metan en su boca, que rara vez se equi-voca. Ite, missa est. :P
Pues tenía la idea de pasar de puntillas como bailarina etérea en el baile de los cisnes de Tchaikovsky pero sucumbo a las tentaciones, y la entrada de hoy me ha hecho sonreir y eso te lo juro por las orejas de Snoopy, eso es suficente para dar las gracias, como lo lees. Así de simple.
Ya sabes, cada uno interpreta la obra a su gusto y yo hoy me voy con un humor destilado en copa alta.
Besos y buen fin de semana
¡Genial!
Publicar un comentario