Paessagio urbano Franco Fontana Prague, Czech Republic, 1967


domingo, 31 de agosto de 2008

El lenguaje al infinito


"Escribir, en nuestros días, se ha acercado infinitamente a su fuente. Es decir, a ese rumor inquietante que, en el fondo del lenguaje, anuncia, cuando uno acerca un poco el oído, contra qué se resguarda uno y al mismo tiempo a qué se dirige. Como la bestia de Kafka, el lenguaje escucha ahora en el fondo de su madriguera este rumor inevitable y creciente. "

El lenguaje al infinito (fragmento)

Michel Foucault


Abandono el observatorio y me voy a correr bajo el bochorno de este último día de agosto. Las riberas del Nervión están llenas de turistas. Un horizonte de clics. Sol naciente. Se han descubierto hermosos poemas bajo las piedras del paseo nuevo. Frente al Guggenheim unos turistas sonrientes me fotografían al pasar. La soledad de un corredor que madruga. Sudor. ¿Quién puede detener el tiempo?¿Pasaré bajo su ventana? ¿Estará abierta? ¿Qué sabía Cortázar? Las preguntas quedan prendidas en los tilos del paseo junto a la ría, mientras me alejo de mí mismo, me pierdo en una carretera a ninguna parte. Las grúas del antiguo puerto, golosas, se comen el eco de las zancadas solitarias.


Para mañana, por si me he ido, te envío en un sobre mis dedos recorriendo tu espalda.

¿Habeis vuelto todos?


Leviant, feo discreto


Diario de una mujer adúltera
Curt Leviant


Tiene cara de feo discreto y su obra ha cautivado a dos premios Nobel (Saul Bellow, Elie Wiesel) además de miles de lectores en todo el mundo. Tenemos ya en castellano una de sus mejores obras: 'Diario de una mujer adúltera'. Novela divertidísima, tocho playero, recetario de andanzas, álbum de nosotros mismos, enciclopedia de antiguos amores y de su retorno o esbozo (siempre conflictivo). Un 'Decamerón' actualísimo, novedoso, sorprendente. Todo lo contrario a una novela-río; más bien impresionista, inducida a partir del detalle, casi novela de pistas y de carcajada musicales; novela negra en un recorrido sentimental tan largo como la vida o llegar incólume a la cincuentena.

Tomando como base una reunión de viejos compañeros de estudios, siempre en estructura o baile coral, comienza a retratarse la imagen de una misteriosa mujer por la que dos de los protagonistas del texto (Guido, fotógrafo, y Charlie, psicólogo) son incapaces de aplacar algo más que una vieja obsesión. Búsqueda de la Mujer, en mayúsculas, al mismo tiempo que poético o sobrecogedor viaje a la adolescencia: los primeros tragos, el pálpito de vida, esa clase de diversiones que permanecerán en el recuerdo una vida entera.

Novela de un feo listísimo, Curt Leviant, estructurada a base de capítulos cortos, rocas de sedería, motores de una trama imposible de dejar atrás cuando se han vencido las treinta primeras páginas. Novela de un feo, o no tan feo, al que acabarán dando el Premio Nobel, ligerísima en su dimensión/ladrillo, por esa calidad de página que es velero, que no carga y huye del adjetivo como Hemingway huía de lo barroco, salvo para volver a emborracharse con su sempiterno güisqui/vodka a gollete, en plan bravo.

Entra Curt Leviant sigiloso en la literatura en castellano, casi en zapatillas, en una novela muy hecha, su gran obra, que guarda perlas a las que no dejamos de dar vueltas: «La transición entre nada y algo suele ser enorme. Como la creación» (pag. 77); «Se puede apagar una luz con sólo cerrar los ojos pero las orejas no tienen párpados» (pag. 72); «Las clases bajas tienen rostros baratos; la élite, aristocráticos. Y eso vale también para los dedos» (49).
Curt no olvida nada; por eso narra la belleza en su malabarismo o susto.

Diego Medrano.

(Voy en la página 300 y pico. me está gustando)
(Después de tanto libro "·serio" necesitaba algo así)


6 comments :

Marina Culubret Alsina dijo...

¿...si hemos vuelto...?
me dicen que he vuelto pero no les creo...

el verano ya hace sus equilibrios patosos...

un abrazo!

Pedro M. Martínez dijo...

Marina, parece que esto no hay quién lo pare.
Aceptémoslo, es septiembre.
Y lunes.
Vamos allá.
Abrazos.

gaia07 dijo...

Hoy, el último día de agosto, he hecho todo lo que no haré durante el resto del año, vivir cada minuto dejando pasar el día.

Y después de leer tu post, despacio y saboreando, me he fijado en las imágenes.
Las diversiones asustan y el colorido abruma, el peligro acecha sonriente mientras descansan en la naturaleza sus asaltantes, las confidencias de una tarde brumosa pesan en la espalda de una mujer que no respeta las promesas.
Y Cortázar escribió:
“… Caballo negro de las pesadillas, hacha del sacrificio, tinta de la palabra escrita, pulmón del que diseña, serigrafía de la noche, negro el diez: ruleta de la muerte, que se juega viviendo.
Tu sombra espera tras de toda luz.”
Negro el diez
(Último poema. http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/cortazar/home.htm )


Por supuesto que habrá más oportunidades. Tú si que eres un lujo, y M no digamos. Más besos.

Tempus fugit dijo...

Volví, y me debato entre la nostalgia y la angustia.
(reconozco que te he leído "por encima", mañana lo hago detenidamente....si sobrevivo...)

un abrazo

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07 hoy, el primer día de septiembre haré todo lo que no debo dejar de hacer durante el resto del año, trabajar y trabajar cada minuto sin dejar pasar ni un día.

Mis post – te lo prometo- serán variados y llenos color, sabor, tacto e incluso olor.
Te beso y beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Ánimo De cenizas, el 99, 99% de los que tenemos la fortuna de trabajar estamos igual ( o parecido).
Sobreviviremos.
un abrazo

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