viernes, 23 de febrero de 2007

Inerme.


El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.

(Alejandra Pizarnik)


Las ranas lo dicen, falta poco para volver a verte, unas horas quizás, unos días, semanas, la eternidad. Necesito morfina para soportarlo, ginebra, humo que me obligue a olvidarte, pero ni todas las selvas del Brasil ardiendo pueden hacer que te olvide. Los informativos no hablan de nosotros, nadie sabe quienes somos, no somos, no saben quién eres tú, no intuyen quién soy yo, no nos relacionan, pero algunas mañanas, como la de hoy, están llenas de terremotos y aún me duran los temblores. Quisiera que te peinaras como Ava, quisiera que me cantaras al oído el love me, please, love me como una Polnareff travestida, pero tu solo quieres estar inerme y yo no puedo hacer más que lo que hago. ¿O sí? Sí, puedo disfrazarme de Sean C., vestirme de buzo con escafandra, ponerme alas, desnudarme a pesar de las adversas condiciones climáticas, pintarte cuadros con los dedos mojados en tu saliva después de morderme. Me miro al espejo y veo a otro, suena el teléfono y no eres tú, te recuerdo y vuelve tu sonrisa abrigada con una gabardina sobre tu camisa nueva, tu cuerpo de siempre, el que amo, el que ansío mientras tu me guardas en el cajón de los llaveros encontrados, de los tenedores de plástico, de los cuchillos retorcidos, de las lenguas de gato. Coloco una piedra sobre otra piedra, sobre otra piedra, para poder atisbar detrás de la tapia. Quita el biombo, que quiero verte con tus medias de rayas, con tu falda con una abertura en el costado, con tu tanga rojo, con tu culo alto. Y jazz, mucha música de jazz; mira, ese del trombón es negro, y blanco, la batería suena así, el del piano es manco. Pero lo sé, sé que si me llamara Hawking no me querrías, no me pasearías con mi carrito eléctrico aunque te hablase sin cesar del rayo sobre la Gran Pirámide, de la deriva de los continentes, de la influencia de la soledad en las mujeres de mediana edad. Qué te importa a ti, tan atareada, con niñas haciendo de madres, con madres haciendo de supervivientes. Ah, y las melancólicas. No es broma, da idea de los compartimentos de tu mente aunque me obstine en saber donde estoy yo, en que caja me has metido, entre las hojas de qué libro me has abandonado, flor cansada de un verano lluvioso. Si yo fuese Dylan sabría que no hay respuestas en el viento, pero como no lo soy me obstino en bañarme en el cierzo, en revolcarme en la tramontana, en sumergirme en el levante gaditano, en nadar por tus alisios, braceando hasta alcanzarte, hasta llegar a ti, mujer inerme por decisión propia. ¿He entendido bien?¿te entiendo? puede ser que quererte me haya dejado en este estado en el que solo sé correr por mis propias indecisiones, arriba y abajo, firmando este contrato en blanco, esta impenetrable sensación de provisionalidad. Ser hombre cada día es más difícil. Y más descubrir mi parte femenina cuando tu actúas con la frialdad de un cirujano. Un día pasearemos por una playa, tú la eliges, y allí me lanzaré a nadar en la galerna; amor, nado muy bien, pero estoy cansado para llegar hasta el horizonte. Maga Morgana, diosa de mi mente, pirata que ha asaltado mi bergantín, madrugadora sin imaginación, amante que quiere que le amen como ella quiere querer, como ella quiere que le quieran, yo sí que estoy inerme ante ti, por ti, desarmado y cautivo como un ejército derrotado, lleno de cicatrices, las de recordarte pedaleando en tu bicicleta por una carretera bordeada de árboles de la desesperación. Mis ranas, una verde, la otra azul, son sabias, saben, y Miles Davis mientras toca la trompeta me obliga a recordarte, y Steely Dan, y Pániker, y la tortilla francesa que me ceno, y el vino que bebo, y mientras me cepillo los dientes todo me recuerda a ti y creía que mi día estaba lleno de lluvia pero tu lo has llenado de sol aunque te sienta tan mudable, tan desmemoriada, tan práctica, tan diferente. Mientras dejo salir mi tristeza a pasear recuerdo que te quiero, recuerdo que me querías. Fea.


26 comments :

Anónimo dijo...

La primera lectura ha sido estremecedora… la segunda he deseado ser yo la inerme… pero no podría ser, puesto que me sería imposible permanecer lejana, fría, práctica, ante un hombre capaz de expresar lo que siente de esta manera… y… no conseguiría provocar semejantes emociones… sería como las mariposas, que sólo viven el tiempo necesario para conseguir su fin…

Si esa belleza es “Fea”, que será “Bonita”.
La tentación nunca es demasiada. Hoy te lo permito todo.
Quiero ese beso para mi, gaia07.

Anónimo dijo...

Bueno bueno bueno... este post necesita toda una mañana para navegar por él. Es como un laberinto.

Elegante que eres un elegante ¿de dónde puñetas sacas el tiempo para montar semejante post? .... no te creas es sana envidia.

(al de la silla de ruedas yo tampoco lo sacaría a pasear.. es que es muy feo, y con tanta inteligencia como tiene ¿como convencerle para que se tome la sopa?.

Mira a Miles Davis sí que le limpiaría la trompeta escucha lo que escribí un día pensando en el:

Necesito estar sola
para escuchar a Miles Davis
despliega su música en mi mente certezas escondidas:

imagino sus labios en la trompeta
un pañuelo blanco a medio meter en el bolsillo de su apretado pantalón
los nudillos moviéndose frenéticamente
los ojos cerrados
las gotas de sudor recorriéndole la cara

¡¡ entra ¡¡

FIN FINITO

Un besote.

C.A. Makkkafu.

Leicca dijo...

Curioso...
La Pizarnik la llevo yo encima, como una cruz de la que uno trata de desprenderse, pero que puede más que uno. Una cosa muy personal.

Gracias por venir.

Bífida Penélope dijo...

No tengo palabras...Sublime en cada una de sus frases, pese a su extensión.
Pero...ella...porque desea estar sola, desguarnecida y expugnable???

marcia dijo...

uf¡¡¡ he términado de leer el post con una sensación muy potente, estremecedora, se movieron dentro de mi varías emociones (la música de sade de fondo)....uf¡¡


hermoso


cariños

malditas musas dijo...

Visitar tus palabras es adentrarse. Uno no puede pasar por acá sin mancharse de humanidad, qué alivio.

Siempre hay dos, lo que ocurre es que el espejo nos deja descubiertos.
No tengo muchas más certezas que esa.

Un beso

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07 va, ese beso es solo para ti, mariposa.

Pedro M. Martínez dijo...

Makkkafu no saco el tiempo, lo invento, lo robo, lo cambio por otras cosas.
Como diría Sinatra (Nancy) esta silla esta hecha para caminar.
Hermoso tu poema para Miles.
Y tú.
(Joder, tu poema te agarra de las tripas).
Buen fin de semana.

Pedro M. Martínez dijo...

Leicca la Pizarnik y yo volveremos. Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

Lagartija Serpenteadora dijo... Pero...ella...porque desea estar sola, desguarnecida y expugnable???
Respuesta en mi final recuerdo que te quiero, recuerdo que me querías

Pedro M. Martínez dijo...

marcia pues me alegro de ser el causante de tanto movimiento. Gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Musa Rella muchas gracias por tu comentario. Y no es eso que se dice, no. Son gracias desde el entendimiento de tus palabras.
Un beso

María Elisa Quiaro dijo...

qué bella es tu casa, me quedo...y punto

Anónimo dijo...

enhorabuena por tu nuevo blog....aunque casi ni lo leo por falta de ese incapturable llamado tiempo, pero ya te he añadido en mis enlaces favoritos.
Te prefiero en versos, será que me gusta la brevedad de la lectura o es que son muy poéticos, no se!

Misántropo dijo...

Exacto.

Siempre hay otro en el espejo, Glup. Y está mosqueao, porque sabe que hasta el último suspiro no se nos va a comer, con patatas.

Tú, en cambio, el de este lado, lanzas unas boyas que el que se ahoga es porque quiere.

Un abrazo.

maite dijo...

chapeau!!! quítome el sombrero ante semejante declaración.
un beso

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias, Ontokita, siéntate, ponte cómoda ¿quieres un café?

Pedro M. Martínez dijo...

Hola, sadecon, cuanto tiempo, gracias por volver.
Pues nada, si te gustan versos, versos tendrás, espera que los saco del frigorífico.
Sírvete.

Pedro M. Martínez dijo...

Misántropo ¿cómo que exacto? ¿Ese del espejo eres tú? Alguien debe ser. Yo no soy. O no me conozco. ¿Tú te conoces? Venga, eres tú.
Chaval, te he dejado un blues de B.B. King que si no te derrites ya te lo puedes mirar. Gloria pura (eso me parece a mi) Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Doña maite por favor, no se quite usted el sombrero.
No es por nada, es que se empieza uno/a a descubrirse y quita, quita, a ver cómo terminamos y esta es una página adusta, seria, tímida, eso.
También con humor (o lo pretende)
un beso

Daniela Coraline dijo...

oh wow..hace tiempo no nos visitábamos..has dejado tu huella.. he vendido a dejar la mia... gran texto.... gran!

Misántropo dijo...

¡Pues vaya blues, macho!

Talmente parece el Canon de Pachelbel bajo de revoluciones.

Bueno, mañana te lo amplío; que ahora no dispongo (y ya vengo algo derretido de la calle).

Pero, juraría, al B.B. ese no lo oigo por ninguna parte.

Bueno; usted disculpe.

Ophir Alviárez dijo...

Qué bueno volver a leerte. Tus prosa está cargada de poesía y la he disfrutado. Deja que me instale y me colme de tus letras.

Un abrazo.

Ophir

Pedro M. Martínez dijo...

Danicienta pues entré sigiloso, procurando no pisar las flores, aún así. Gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Misántropo , tienes razón, se ha perdido en el hiperespacio. Demasiado bonito para ser cierto. Te juro que era un blues de muerte. Busco otro y te lo dedico. Sorry.

Pedro M. Martínez dijo...

Ophir Alviárez instálate, gracias por volver.
Un abrazo.

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