martes, 27 de febrero de 2007

¿Edad?


El puro presente no es sino el fugitivo progreso del pasado royendo el futuro. A decir verdad, toda percepción ya es memoria. (Henri Bergson)

Solo la emoción vencía al miedo, una tan mujer, otro tan joven.
Me impacientaba por las calles cercanas mientras ella llegaba con la compra. Cuando sonaba el móvil –una sola llamada- sabía que podía subir. Nunca me crucé con ningún vecino, nadie me preguntó.

Temblaban los cristales, cantaban pájaros en el patio, se escuchaban pisadas en el rellano.-¿Nos quitamos la ropa?- y era el abrazo hambriento. Tendido sobre el rocío de su cuerpo el mundo era otro, fértil y húmedo, acogedor, inabarcable. Susurraba en mi oído palabras que no entendía, la cabeza se llenaba de deseo y calor, de tentaciones, de una marea de ternura que me dejaba sin fuerzas, aprisionado en su piel que era mía, convertido en esclavo de mis labios, de mis dedos, del ardor desmedido de amarla sin límites. Besaba mis párpados con una dulzura tal que aún con los ojos cerrados podía ver más allá del cuarto en penumbra dónde nos juntábamos, en silencio, en un milagro en el que todo era posible, bello, nuevo. La puerta era un límite entre la vida y aquello otro que eran los días inexpertos, mi novia, los libros, un trabajo provisional, mis amigos cegados por el humo, ginebra los viernes, quizás María.

Nunca tuve en cuenta la diferencia de edad, sólo podía pensar en su cuerpo, cada minuto, enajenado. No entendía nada en lo que no estuviera ella, ni el saludo amistoso de su marido, ni su relación con mis padres, ni que su hijo pequeño fuera mi alumno ocasional.

Fue ese hijo el que nos descubrió, una mañana de mayo, final de la historia, intenso drama familiar incluido.

Han pasado cinco años. Hoy la he vuelto a ver, nos hemos cruzado en el Arenal, caminaba con lentitud, no se ha fijado en mi. Me he acobardado, he pasado de largo, me ha parecido una mujer mayor, casi una anciana. Tampoco yo soy tan joven, me caso en septiembre.
Pero algo se ha movido en mi alma. Me he girado y desde Bidebarrieta la he buscado por las estrechas calles, entre los cantones, en la plaza de Santiago, por todo el Casco Viejo. Nada.
He vuelto a casa con un sabor amargo.
No puedo mirarme en el espejo.



30 comments :

mirada dijo...

Lo has calcado, es genial, me gusta, mucho. Mil besos.

El Bosco dijo...

Me gusta y, no sé por qué, tiene algo de entrañable este post, algo familiar.

ybris dijo...

La edad sí importa.
¿Pero a quién le importa que importe cuando es el cuerpo lo que se ama?
Claro que ese amor no es eterno.
Lo cual sólo importa cuando el tiempo deja el sabor amargo de su ausencia en las calles y de nuestra presencia en los espejos.

Abrazos.

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, gracias, no sé si lo he calcado. A mi no me pasan esas cosas. O sí, ni me acuerdo.

Pedro M. Martínez dijo...

Manuela ¿no serás tú la señora del cuento? Anda, dímelo, llama.

Pedro M. Martínez dijo...

Ybris no te hago caso, siempre estás presumiendo de edad, eres un coqueto.
Pero me lo has matizado muy bien, con mucha elegancia (te has dado cuenta, perspicaz).
Amar el cuerpo, amar el alma.
Abrazos.

Esther dijo...

¿y no has llorado?

tomatita dijo...

Yo sólo sé que Coltrane es el mejor amante para mis neuronas...Tus palabras y Coltrane, creo que es una estupenda convinación.

Un caluroso saludo.

Pedro M. Martínez dijo...

Esther no, no me da tiempo. O escribo o lloro, soy hombre, reina, no puedo hacer dos cosas a la vez. De momento escribo. Ya lloraré (además tengo provisiones de llanto)

Pedro M. Martínez dijo...

Eva, ese es un elogio desmedido.
Fíjate que me apoyo en Coltrane (y en otros muchos) para que mis palabras suenen mejor.
Un recatado abrazo.

Art_Alegoría dijo...

Hola, Pedro, Buenas Tardes,

me acerco por tu nueva morada.

Y al acercarme a la misma, no puedo evitar una dosis de convergencia afectiva, representada por el destello de lo estético.

En el siguiente link entenderás el por qué :

http://artalegoria.blogspot.com/2006_05_01_archive.html


Obviamente, para que no se me malentienda por alguien, conste que el signo de copyright que ahora aparece en mi blog obedece a motivos --contrastados-- absolutamente ajenos a Pedro, a Glup y a su blog.

Como siempre, serás bienvenido

Un atento y cordial saludo

Art_

Pedro M. Martínez dijo...

Art, bienvenido al club.
No a este, claro, al nuestro que ahora es el tuyo.
A la vejez, etc.

Pero cómo duele ¿eh?

Atzavara dijo...

Broken Flowers...

tomatita dijo...

No es desmedido,Pedro, tus palabras lo cuentan y la música lo avala.


PD: Y lo digo...a pesar de mis patadas al diccionario, no me lo tengas en cuenta, qué bruta soy en ocasiones!!!

Un abrazo,
Eva

Calle Quimera dijo...

Algún poso que no se esperaba debió dejar la señora Robinson de tu relato en ese "Graduado" que ahora no es capaz de mirarse al espejo.

Espléndido cuento. Un saludo.

Anónimo dijo...

Ella ensimismada en sus pensamientos lejanos, de encuentros deseados, de desbordantes sensaciones de placer… revueltos con la tristeza del coste familiar, el desprecio… muy en el fondo aún disfruta las vivencias de sus recuerdos limpios, aunque la pena y el tiempo se reflejen en su aspecto…
Cuanto amor Pedro, gaia07.

Pedro M. Martínez dijo...

Atzavara sí, señora, premio de pollo.
No me gustó demasiado.
La banda sonora fenomenal.
Y Bill Murray, pssst, se ha hecho un personaje (como en “Lost in traslation”)
(Y eso que la vi con toda mi ilusión por el tema)

Pedro M. Martínez dijo...

No discutamos, Eva, acepto desmedido y abrazo y el diccionario entero.
Va el mío (abrazo)

Pedro M. Martínez dijo...

Calle Quimera esas cosas sólo le ocurren a Dustin y en estos cuentitos sin mayor pretensión.
Y muchas gracias. Y un saludo. Tómate algo (yo me tomo este cubalibre, por ti)

Pedro M. Martínez dijo...

Gaia07 si es que hace falta amor. Estamos dando vueltas y vueltas y todo se cura con amor. Venga, esta ronda de amor la pago yo. Amor para todas las lectoras, para todos los lectores. Estoy de buen humor. All you need is love –si ya lo cantaban los Beatles.

Laura Pando dijo...

"Tampoco soy tan joven, me caso en septiembre." Esta frase da mucho de sí...En realidad toda la historia, por lo real.
Gracias por acordarte de mí para indicarme de nuevo el camino hasta aquí.

Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Cascabel ¡¡¡bien!!! Gracias. Tú sabes.
Estos son los placeres que da escribir.
No sé si la historia es real o no, yo al menos la he escrito como que sí.
Un abrazo agradecido.

Misántropo dijo...

Sólo me faltabais Coltrane, ello, y tú esta noche...en fin. Para (y por) eso estamos, supongo.

Le has preguntado al espejo si puede mirarse en tí?

Bueno, ahora en serio. Que, nada, que te explicas muy bien. Seguiré siguiéndote.

Abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Misántropo no me sigas, no es por nada, prefiero que caminemos a la par, así, charlando y tal. Es que cuando me siguen me pongo nervioso, pierdo los papeles y lo mismo empiezo a correr y no paro. ¿Te he dicho que corro? No, no te lo he dicho, no he dicho casi nada, todavía. Bueno, en eso estamos. Mi saludo nocturno de martes.

Tempus fugit dijo...

...Si juzgamos sabiamente, daremos lo non venido por pasado. (Bergson Manrique) O quizás lo vivido por soñado o lo imaginado por lo gozado o lo escrito por lo creado o..oooo...hostias ¡cómo me he liado!
Pero tú me has entendido ¿o no?

Saludos (ya no me atrevo al abrazo

Pedro M. Martínez dijo...

Venga ese abrazo, De cenizas ,déjate de melindres que para una vez que encontramos personas sensibles, con sentido del humor, buena gente, no vamos a andar con absurdos remilgos. Hala, te abrazo con todo mi cariño.

Anónimo dijo...

Increíble. Yo he vivido una historia parecida...te aseguro que da igual 30 que 300 años de diferencia...créeme, se rompen todas las barreras y se acortan las distancias... aún no me he repuesto de tanto amor puro... (una lágrima desciende por mi mejilla hasta pararse en el mentón,donde duda y finalmente se deja caer sobre el teclado)

Pedro M. Martínez dijo...

Rouge si te contara como está mi teclado. No somos diferentes. Estamos vivos y la vida está ahí. Mientras dura disfrutemos del amor. Y sufrámoslo , claro.
¿La vas a contar? Yo he contado la mía (no recuerdo bien si la he inventado)

Anónimo dijo...

No se si contarla porque es muy reciente. Pero eso de 30 años no es una cifra al azar.

Pedro M. Martínez dijo...

rouge no me queda muy claro si esos 30 años son hacia arriba o hacia abajo.
Es decir si tú tienes 50 y él 20 o al revés.
En cualquier caso la historia seguro que es igualmente bella.
Gracias por tu confidencia.

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