¿Hay alguien ahí?
Los tres mosqueteros eran cuatro. Y tú, ¿quien eres?.
Vuelvo a los glaciares para recorrer los pabellones poblados de nómadas extraviados.
Pasearé por sus calles llenas de soledad y gente hueca.
Apesadumbrado porque no sé escribir mejor.
Pesaroso porque no tengo tiempo.
Amigo de los amigos que no necesitan hablar para entenderse.
Te vendo una mordaza sin usar.
Te regalo el estigma.
Visitando parajes desconocidos con monstruos melancólicos,
fuentes de miel, trigo y gritos.
Aplaudiendo para salvar a las hadas moribundas.
Esquivando la pertinaz lluvia de vírgenes mórbidas.
"Manejando gurupíes y fascinando compradores".
Como un árbol en otoño, perdiendo hojas de comunicación.
Y frío.
Escogido por tantas estelas al final del vuelo del colibrí.
Imantándote como a un mineral desconocido y precioso.
Con detalles prendidos como alfileres, miradas como descubrimientos,
con silencios de abismo.
En la proa de un barco varado.
Insistiendo en el empeño de cambiar el mundo. Mi mundo.
Buscando entre una pila de muñecas sin cabeza, rotas
Sentado en el centro del agobio, en la esquina del caos, en un extremo del no.
Envuelto en la bandera tricolor del país de las ilusiones varadas.
Conversando en Bilbao con el Gato de Cheshire.
Viendo pasar el río turbulento de los días de sequía.
Inclinado en tecnologías complejas como una hoja de acacia,
sencillas como una conexión TCP/IP.
Vigía de horizontes brumosos, de líneas perdiéndose en el mas allá,
siempre mas allá.
Envidiado por el planeta S, por las nubes de plomo, por los círculos de tiza.
Chamanes y astrólogos discuten con el recaudador de sueños.
Soldados que deshonran la ciudad.
Cadillacs de entonces se precipitan por la terraza abierta al paseo de los trovadores.
Cuerpos desnudos como reptiles en el solario del voyeur.
Miles de vacas comiendo flores de piedra con apariencia de adelfas.
Tumbado en la mitad del cementerio esquivando la mirada de los muertos.
Rastreando en la frontera entre los mecanismos de la memoria real y lo ficticio.
Comprobando que en lo inteligible reside un sentido inmenso,
como un viento helado atravesando una mañana de verano.
Respirando la entelequia de confundir lo excitante con la catástrofe,
la violencia con la neutralidad, el sortilegio con la agonía.
Rendido ante la embriaguez de saltar al vacío, a ese vacío.
Dilapido hoy mi voz, sin avaricia, sin previsión de mañana, sin reservas.
Que me intuyan los que no saben leer.
Que me imaginen los del Braille.
No me den clases de prostitución.
Todos los cuentos ya los escribió Cortazar,
desde entonces, ¿para qué mas?.
Todos los poemas están escritos con el estomago lleno.
- Que me perdone el de la huelga de hambre. -
Si el medio es el mensaje,
¿Qué mensaje del carajo vamos a enviar por este medio de afortunados?
Dejemos de una vez la mascara y el disimulo.
Y que siga sonando Grateful Dead.
28 comments :
Pues enviaremos los mismos mensajes que hace milenios, millones de años enviaban nuestros antepasados dibujando en cuevas. Porque yo no sé de medios, ni de necesidades colmadas porque nunca lo están, ni de originalidades... porque a veces basta la sencillez, debería bastar, de querer decir y pintarlo.
Un punto de encuentro que pueda ser una pared o una parada de autobús. El invento de la rueda no cambió nada...
Yo también vuelvo a los glaciares sin saber qué mosquetero soy, viste?
Un beso.
Yo, desde luego, siempre me he considerado un nómada extraviado.
Sé de fríos, de deficiencias de expresión, y de falta de tiempo…
Así que sean bienvenidas todas tus reflexiones.
Hay que ser muy sabio para saber perderse y seguir dejando miguitas para que te puedan encontrar.
Un abrazo, amigo
Otra vez...
Si es que contigo es así, a veces, últimamente siempre, escribes tan tan profundo que me emocionas, me gusta empezar los lunes así leyendo vida, pura vida.
Me gustó mucho lo de "aplaudiendo para salvar a las hadas moribundas".
Es muy importante que hagamos por salvar a las hadas.
Un beso, buen lunes.
Me ha recordado un poco al país de las últimas cosas, supongo que por la caótico del mensaje que yo no creo que sea el medio sino el fin. Y el principio también. Tú escribes. Y alguien lee. Qué más da el medio o la transmisión?
(sólo estoy pensando en voz alta)
No dejes nunca de creer en las hadas aunque sea desde un barco varado...
Tenía tiempo de no pasar, pero como vez, abandoné la pereza.
!Vamos Pedro!, no te canses que todavía nos falta mucho por hacer...
Podemos buscar las formas, pero solo lleva un tiempo, un instante...
yo donaría mi vida por el cambio... eso sí, no hagas que me quite la mascara, por que entonces yo dejaría de ser...
saludos,
hannibal
Dejo por unos instantes mi máscara, con mucha timidez y miedo
salgo de mi escondite, para decirte que estoy aquí contigo, que estoy triste cuando estás triste, que es mío también tu dolor ,tus alegrías, aunque no diga nada, aunque esté callada...seguro que ya lo sabías, sí lo sabías...
Besos alados
Supongo que a pesar de todo habrá que seguir "ensuciando la estrofa"...y si es a golpe de Grateful Dead, mejor, como viajando en un viejo cadilac por las empinadas cuestas de San Francisco.
Un placer, querido.
Adelante que estamos ya todos, o casi… los demás ya irán llegando. Nos has dejado frases a todos, yo me quedo con “Comprobando que en lo inteligible reside un sentido inmenso, como un viento helado atravesando una mañana de verano”
Me gusta que lo frágil, lo imperceptible pueda ser “inteligible” y provocar lo “inmenso”.
Eres inmenso Pedro. Un beso.
Muy interesante el poema, glup, me gusta mucho
Me gusta el poema, y me gusta como escribe. Suelo leer el blog, aunque no comente, pero hoy lo hago porque creo que no debería olvidar mencionar al autor de la magnífica fotografía que encabeza el post: John Coplans.
Un saludo
Oye, Margot, ¿qué me cuentas? entre paredes, paradas de autobús, ruedas recién inventadas, glaciares y mosqueteros con acento porteño me he perdido (espeso que estoy, sorry). Lo del beso lo he entendido. Va otro. O dos.
ybris entiendo de frío, sí, he cogido el primero del otoño. Y más de flexiones que de reflexiones. De dejar miguitas entiendo algo, del resto muy poco, casi nada. De abrazos a amigos me educas tú, cada día. Y te lo agradezco. El mío, para ti.
Mirada, ya que lo mencionas, lo de las hadas, quedan pocas, se están reconvirtiendo. Tú, ya ves, me pareciste un hada (al menos me llenaste de magia). Ahora me pareces la Reina de las Hadas. ¿No tienes algún truco para que aparezca por ahí?
Aquí es un lunes de octubre, de viento sur, el personal está p`allá. Esperemos que llegue el martes. Beeeeesos.
Camille, me cuesta mucho (creer), en casi nada. Y eso que mi barco navega a toda vela.
Rebusca en el caos, suele haber cordura. O no, yo qué sé.
Besos, sí.
Hannibal, lo de la máscara. Conocí a un tipo que practicaba la lucha libre, el Ángel Blanco. Llevaba una –máscara- blanca, claro. Ganaba a todos los “malos”: Hercules Cortez, Zuazúa, Nivel, el Doctor Muerte. Nunca se la quitaron -la máscara-. Tenía un gimnasio cutre donde alternaban futuros mister algo, boxeadores sonados, macarras, revendedores de entradas, chicos de barrio, policías secretas, ayudantes de fontanero, esmirriados oficinistas y algunas gentes de buen vivir. Era un lugar curioso, lleno de humedad y sueños rotos.
Este agosto, en Santiago, le compré a D. una máscara de luchador mexicano El de la tienda estaba haciendo el verano a cuenta de las dichosas máscaras. Y es que– ya ves- las máscaras siempre han sido un buen negocio.
En cuanto a donar la vida…exageras, cambiar es más sencillo, solo hace falta proponérselo.
Gracias por tu comentario. Saludos
Anónimo, no tengas miedo, aquí nadie se come a nadie.
Y el resto lo sabía, sí.
Te abrazo (sin volar).
gaia07, lo que soy es intenso, constante, inconsciente.
Y algunos ya estamos, ya, unos cuantos. Eso anima.
Lo agradezco.
Besos.
tomatita, pues claro, al menos es lo que haría Jerry García (antes de). Eran psicodélicos, me gustaban. O no había nacido aún, no lo recuerdo bien. Otro (placer), reina-
Ogigia, me alegro.
Y te lo agradezco.
Y te saludo.
Hoy he vuelto a Rayuela, como tantas veces, pero después de mucho tiempo:
"Cuántas palabras, cuántas nomenclaturas para un mismo desconcierto. A veces me convenzo de que la estupidez se llama triángulo, de que ocho por ocho es la locura o un perro."
Mañana, o pasado, o tal vez antes de todo esto, vuelvas a tenerte entero.
Estoy segura. Siempre acaba pasando.
Un beso que alivie (que no lo son todos)
Ababol, me gusta tu blog, volveré ¿eres de Cádiz?.
Subsanada mi omisión (no lo suelo hacer- mea culpa- ya que acumulo fotografías y luego no sé de quién son).
Un saludo en la Caleta.
Me dicen “Rayuela” Natsuki y me pongo como los perros de caza, alerta, con las orejas estiradas, atento. Es mi libro preferido, como el de muchos.
Siempre encuentro algo nuevo en él.
Oye, estoy entero (no me he hecho recuento pero creo que sí).
Un beso (produzca el efecto que produzca)
He comprendido todo lo que dices (qué extraño en mí), excepto eso de que estás preocupado porque no sabes escribir mejor. :-) Tómalo como un guiño.
Ardi Bronston, tomado como un guiño.
Antes Natsuki hablaba de Rayuela, tú eres un gran lector, no hay mucho más que decir. Este blog es un juego, sin más pretensiones. Eso sí, hecho con todo el cariño y con toda seriedad (dentro de mi sentido del humor) Saludos.
mmmmmmmmmmm, qué bueno!!! me lo comí de un bocado, como a un bombón solitario y esperado...
Besos.
No soy de Cádiz, soy de Sevilla, pero voy y vengo entre una y otra, como el Guadalquivir...
Ya sé que sueles citar la autoría de las imágenes que utilizas, pero es que (como fotógrafa y autorretratista que es una) John Coplans es uno de mis referentes, un autor cuya obra me parece impresionante.
Me alegra mucho que te haya gustado mi blog.
Un abrazo en la caleta y las marismas
Me preocupas, Mar, ¿qué es lo que te has comido?
Besos.
Ababol pues no se te ve distraída, no.
Menos siendo sevillana –qué ciudad, qué ciudad- (y sus ciudadanos).
Me voy pa tu blog, ea.
Abrazos.
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