Teoría de Noviembre
Pierre de Clausade
Teoría de Noviembre
“Wie soll ich meine Seele halten, dass
sie nicht an deine rührt? Wie soll ich sie
hinheben über dich zu andern Dingen?“
(Rainer Maria Rilke)
De las manos nacen flores de nácar, ágatas de fuego blanco.
Crecen helechos con el silencio de las palabras que nunca ya
serán promesa, ceremonia, esponsal de ceniza renaciendo;
crecen lenguas, zarzas de plata muerta con el color de la nada,
con el color de los días olvidados. Con la furia de los hijos que perdimos.
En los cabellos esplende la profecía agotada de los copos de nieve,
la luz temblando de lobos devorando las sombras. Fuera del tiempo,
fuera del tiempo, la orfandad de las rosas que crecen en el abismo,
el láudano antiguo que se posó entre el sueño y el deseo,
entre mariposas nocturnas en la eternidad y la hojarasca abrasada para siempre.
Sobre las bocas se posa lo oscuro que habita en los espejos;
es agua donde se pierden lágrimas como calcinadas mariposas,
como tréboles deshojados en el vacío, en la grieta última del mundo.
Y lo oscuro gana su dominio, que es dominio sin vigilia,
que es territorio del naufragio, landa azul de los desterrados.
En el interior de esa caracola se esconde la antigua voz de los amantes,
de los viajeros en el medio de la tormenta, en el corazón del invierno.
Sus pasos malditos por el dolor, el abandono de las aves que parten
o la espera por las olas que inundarán cada rostro sentido:
el país deshecho donde las fronteras son de sal. De sal cansada
y de renuncia. Áspera como la carne dura de Noviembre.
_ Carlos Penela,
de el silencio de Hammershøi .
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