Allegory of the Apocalypse (Joseph Heintz the Younger, 1674)

lunes, 16 de septiembre de 2024

Los que traducen

Joseph-Benoît Suvée (1743–1807). Admiral de Coligny impressing his murderers. 1787. . 
Museum of Fine Arts, Dijon (Inv. CA 465).


Para un servidor de usted los traductores simbolizan la diversidad interpretativa de la cara oculta del lenguaje ajeno, de los libros infinitos, de morir en cada página que revolotea ante los ojos después del sueño, de las emociones anidando como grullas soberbias, como gorriones de antracita, como un coro de ancianas desgranando las cuentas desgastadas de sus rosarios, camino al paraíso, cristales en las tapias,  Kirk Douglas en una pradera sin límites de alambres de espinos, la imagen de un mundo que no es redondo, que empieza y acaba dentro de lo que se ve, mirada constante a lo mío, lo de aquí, lo nuestro, nosotros, yo, traducir

domingo, 15 de septiembre de 2024

El traductor de James Joyce

 


Al traductor de  James Joyce el negocio le iba muy bien. Lejos de amedrentarse por prejuicios, por el riesgo del ingente trabajo, llegó a realizar tres revisiones de la obra Ulises. Se leyó entera la valiente  apertura de Salas Subirats, se recreó en la libertades poéticas de José María Valverde y reconoció el mérito de adecuación a lo moderno del tándem García Tortosa/Venegas. Con esos antecedentes tradujo las traducciones, efectuó calas microtextuales, se involucró en las transgresiones, se definió en su opinión sobre el dilema de Shleiermacher y por último se puso por montera el libro abierto por la página 325 y clamó “¡no va más!” justo antes de desaparecer por una trampilla camuflada en mitad del escenario no sin antes quemar la edición de Planeta, la de Lumen y la de Ediciones Cátedra, un pirómano joyciano. Vendió todo, lo suyo.  

sábado, 14 de septiembre de 2024

Mix Cloud




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El traductor de Cortázar



Pues sí, este era un traductor de Cortázar, aún sin dignidad académica, como una App de iPad fijaba su vista en un texto y de inmediato quedaba traducido en su mente. No terminaba ahí el proceso, el siguiente paso era la elaboración automática de floridos escritos que decían lo contrario de lo que decían, es decir nada, es decir eso, es decir la luz que se extendía de dentro a fuera por bóvedas cerebrales y ventrículos, por barandales y columnas sin aristas, árboles fluorescentes, palabras sin substancia. Así le iba.



viernes, 13 de septiembre de 2024

Parker derrotado



 

Parker sabe que está derrotado, es Tersites arrollado por los brutales caballos de la belleza. Es inútil engarrarse, azufrarse, ella, aquella a la que ama, tiene el permiso en regla  para pasear y no está dispuesta a olvidar el paisaje como dientes, pinos y zarzaparrilla al atardecer. Ella sabe que hay trenes que no vuelven a pasar, que incluso hay trenes que no pararán jamás en su estación, no le importa, tiene su pasaje de ida, paseará sin renunciar a la manta de lana inglesa cubriendo su siesta, al cuadro con preceptos sobre la chimenea, al arroz de los jueves, a los bellos atardeceres de Troya. Parker sabe que está derrotado.

jueves, 12 de septiembre de 2024

El general francés.

 



El general caminaba a buen paso, erguido desde su altura imponente. A su alrededor los guardaespaldas con trajes cruzados, gafas negras y una mano en el bolsillo, miraban a todos los lados. Le seguía una variopinta reunión de políticos y advenedizos de diferentes signos y partidos, de tendencias y creencias opuestas, agrupados interesadamente ante la inminente victoria.

La comitiva atravesó el Pont d`Arcole y se dirigió a Notre-Dame.  A su paso la multitud les vitoreaba, las jóvenes besaban a los soldados, los niños bailaban sin saber muy bien qué ocurría, las mujeres gritaban desde las ventanas, algunos hombres lloraban, otros reían, el ambiente era festivo aunque de gran confusión. 


Se escuchó un tiro aislado y todos quedaron inmóviles, solo el general siguió caminando, indiferente a cualquier cosa que no fuera su glorioso destino.

Al entrar en la catedral el tiroteo se acentuó, cada uno se refugiaba donde podía, debajo de los bancos, tras los confesionarios, hombres y mujeres por los suelos, los guardaespaldas disparando al azar hacia las cornisas y los tejados. El general se dirigió al altar mayor a grandes zancadas, un tiro le entró por la frente, se desplomó…



Alto, alto, eso no fue así dice uno.

¿Cómo que no fue así? pregunta otro.

Al menos no lo cuentan así las crónicas responde el primero.

Ya está el listo que todo lo sabe. dice un tercero.

Tío, para hablar de historia hay que conocerla mínimamente. dice un cuarto.

Ya lo sé, espabilado  digo yo.

Tú no sabes nada. interviene un quinto.

Anda que tú. dice otro. 



Para zanjar la discusión y sólo para los interesados en la Historia reciente recomiendo leer a Antonhy Beevor y a Artemis Cooper en su París después de la liberación 1944-1949.
Pues eso.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Ander



Ander vive en una casa grande en el centro de Bilbao, cerca de los jardines de Albia.

Rodeado de todos sus familiares conserva intacto el ayer y el mañana mientras el día a día transcurre sin sobresaltos.
Cada habitación guarda historias, secretos, momentos de alegría, tristezas, tragedias y goces, risas, abuelos y nietos se cruzan en el pasillo, las tías solteras pasean a sus sobrinos, los padres protegen a los hijos, todos se cuidan, enseñan, aprenden, la vida.
Ander es un poeta y saca de esa plácida existencia motivos, inspiración para su trabajo.

Un día, acodado en el balcón viendo ondear las dos banderas, Ander notó a su lado la presencia de un anciano con boina negra y gabardina larga que le miraba con atención. No reconoció a aquel señor. Un estrépito de bocinas en el bulevar le distrajo y cuando volvió a mirar ya no estaba. Se extrañó.

Al día siguiente, en el pequeño cuarto al fondo del pasillo, volvió a ver al anciano. Estaba sentado en un sillón verde al lado de una mesilla, fumaba, cuando dejaba el cigarrillo en un curioso cenicero con forma de casa, el humo salía por la pequeña chimenea. ¿Quién era?

En la cena se lo preguntó directamente a su tía Marina.
¿Sabes quién es ese señor bajito con boina que fuma sin cesar?
Es el primo Eusebio dijo, discreta, y se escabulló en la despensa.
Ander no tenía idea de que ese señor perteneciese a su familia, ¿Qué hacía en su casa? y además ¿desde cuándo estaba?

Un poco más tarde, mientras se peinaba el bigote compartió espejo con su tía Eli que se rizaba las pestañas.
Tía, ¿Quién es Eusebio? preguntó.
Es una larga historia, te la contaré contestó la tía Eli.
Sentados en el mullido sofá del salón Andrés escuchó de labios de su adorada tía una parte de la historia de la familia que desconocía.

Al parecer Eusebio era el amante de Concepción, su tía abuela ya fallecida. En una familia tradicional como la suya era impensable tener un amante por lo que cuando murió Concepción adoptaron a ese señor como un primo lejano y ahí estaba, fuma que te fuma, día y noche, al parecer no dormía.

Ese descubrimiento produjo en Ander una gran conmoción. No entendía como la tía Concepción podía haber tenido un amante, eso iba contra todos los principios que le habían inculcado desde niño. Se sintió engañado, frustrado. Si en su propia familia, en el templo de su existencia, se había ocultado un hecho así ¿Qué más secretos habría? Se propuso descubrirlos.

Preguntando al primo Liborio supo que el tío Andrés, el hermano de su padre, que era director de una sucursal de una caja de ahorros en Belchite no había muerto en un accidente de tráfico en Albacete, no, se fugó con su secretaria y los ahorros de medio pueblo. El luto de la tía Josefa fue más por la secretaria que por verdadero duelo, pero a él le engañó totalmente, aunque no tanto como lo de José Luis.

Siempre le pareció que José Luis era un chaval un poco extraño, sobre todo cuando se pintaba los ojos con las pinturas de su cuñada y caminaba por el pasillo con zapatos de tacón. No hablaba con él y así pospuso el misterio. Cuando se marchó a trabajar a un bar de las Ramblas, de bailarina, le pareció lo más normal. Además solo era primo segundo. 

Lo que colmó su paciencia fue enterarse de labios de su abuela Justa que el abuelo Roque era ateo. Ahí se rompieron todos sus principios y decidió cambiar su comportamiento. Lo primero que borró fueron tres tías, cuatro primos y al abuelo Roque. La casa tuvo menos risas.   Siguió con doña Eulalia que era prima segunda de una prima pero estaba ahí desde la guerra. Encorajinado, sin piedad borró al resto de abuelos, sus padres, su mujer, sus hijos, se quedó solo.

La casa, tan grande, era la soledad.
Y así siguió, con todas las habitaciones cerradas, soportando el implacable paso del tiempo…



Aquí se me ha parado el cuento, no sé cómo terminarlo dignamente. Quería contar la alucinación de un anciano que vive solo en un piso grande, rodeado de la ilusión de los recuerdos. En su cabeza se juntan el ayer de la infancia, con todo tipo de recuerdos familiares que alimenta, inventa y recrea para paliar su soledad. En realidad ha perdido la noción de lo real. Doy vueltas y vueltas y excepto que se muera no encuentro una salida literaria original, impactante. Quizás la vejez, la soledad no es impactante. Podría introducir un personaje femenino, un viejo amor, o un hijo que aparece por la casa y lo confunde con él mismo, pero no lo veo, no resulta verosímil. Yo qué sé. Si alguien me sugiero cómo terminarlo se lo agradecería. De momento queda así. En cualquier caso, con sinceridad pienso ¿Qué más da?

martes, 10 de septiembre de 2024

Eso es

 

Betty Tompkins

No escribo más, fin, soy un hombre con piernas que traduce a Gaddis al amanecer, que traslada su amor y veneración en un carro de Mercadona que va de acá para allá sin definir una ruta, sin billete de regreso, con briznas de hierba en la barba, con admiración por los diversos, Alex Steinweiss y Walter Benjamin, por Hölderlin y Nico Williams, gentes con piernas y mentes que corren y piensan mientras me deslizo por el tobogán de amores imposibles y sed. Todo es tan real, tan cierto que no puedo imaginar conventos ni cárceles, no me inspira palabras de laboratorio de ensayo saber que ella tiene sus motivos, que se irá. Se me ha dormido la ternura en los dedos, me los corto, como pétalos, se los doy de comer a los perros, pobre hombre mínimo, ensangrentado, sin viajes ni nostalgia, rutina del no, muletas como parapetos, guerra con un solo muerto, un Aquiles perdedor, un extranjero con la espada rota, sin radiantes laureles ni cabezas coronadas, lo peor, un mindundi, el menda, que el jazz me bendiga.

Eso es.

lunes, 9 de septiembre de 2024

domingo, 8 de septiembre de 2024

Oración

© Maxime Ballesteros



 Oración

Líbranos, Señor,
de encontrarnos
años después,
con nuestros grandes amores.

Cristina Peri Rossi

Descubro este poema, breve, intenso, fácilmente comprensible por aquellos que han disfrutado grandes amores, dolorosamente cierto para los que los sufrieron, jocoso ya que la invocación al Señor es privilegio de ateos, medroso porque si se produce el encuentro ya no te salva ni dios.

Admito discusiones.

Reminiscencia

No podía dejar de amarla porque el olvido no existe
y la memoria es modificación, de manera que sin querer
amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía
en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia de todos los lugares
en los cuales jamás habíamos estado, y la deseaba en los parques
donde nunca la deseé y moría de reminiscencias por las cosas
que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables
como las pocas cosas que habíamos conocido.

Cristina Peri Rossi

sábado, 7 de septiembre de 2024

Billete de vuelta.


Billete de vuelta. Ella tiene su ticket para pasear por cementerios de elefantes, esparciendo gotas de rocío desde sus caderas doradas. Pienso en ella,  constante, ausente, solitario, obsesivo cuando camino cabeza abajo sobre mis manos buscando las piedras menos filosas, mendigos en los soportales de la ciudad melancólica, con mujeres en la proa de barcos varados, venden su sonrisa por la seguridad de la sopa y una pulsera para el reuma. Ella no vende nada, no compra, permanece estática sobre la línea que separa, mirando, organizando su memoria desde la A a la Z, los ritos, las ceremonias, me la sorbería como a una sopa de cebolla, la amo y no la amo, mis brazos se cansan de tanto abrazo seco, me duelen al recordar sus muslos que se escondían como pájaros taciturnos, tímidos, sin atreverse al estío, a enloquecerme, a instalarme en la taquicardia. Me besaba como un avestruz, ya, pero ahora lo sé, era realmente bello verla quitándose la seda y las sandalias, las bragas y la vergüenza, perdía el aliento, yo. Ay, quisiera vivir en su cintura, para siempre.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Yuma

 




Run Of The Arrow (1957) aquí la titularon Yuma, con un Rod Steiger que nunca me ha gustado (a pesar de su Oscar en 1967), con una Sara Montiel que siempre me ha gustado (a pesar de la penosa imagen que dio en sus últimos años) y un Charles Bronson (hijo de inmigrantes lituanos) haciendo de indio descolorido. En esta película hay también un niño indio sordomudo que tiene la fatalidad de caer en las típicas arenas movedizas (pobre, no contaré si se salva). No quería hablar de eso, voy a la metáfora, esta mañana mientras caminaba, (caminar cada día da para mucho), pensaba en los muchos años en los que caí en las arenas movedizas de facturaciones, nóminas, contabilidades, producciones varias y los polígonos, joder, que me estaba llegando la marea hasta el cielo del paladar y he aquí que se me apareció el ángel de la guarda y me salvé.

Camino al lado, junto, entre seres humanos que antes eran invisibles, es un milagro, ahora las veo, las calles están llenas de personas que van y vienen. Soy una de esas personas y miro, huelo, escucho, siento, hablo, disfruto de la libertad, descubro patos bajo el puente del paseo de los Caños, gaviotas lejos del mar, perros con y sin collar, gatos en los solares, ancianos en los parques, niños con sus abuelos, señoras tomando interminables cafés, ejecutivos prisioneros de su corbata, señoritas que rompen las aceras, estudiantes que se ríen, repartidores acosados por las multas de aparcamiento y el tremendo etcétera de la ciudad.

Cómo puede ser que antes no viese nada de eso, increíble, algo tendrá que ver la operación. El caso es que sigo teniendo ombligo.       

jueves, 5 de septiembre de 2024

Jeanne

 


Por fin es lunes y etcétera. Rearmo el puzle de lo cotidiano. Intento estar aquí y allí, en todas partes, que cantaba aquel grupo que tanto le gustaba a mi abuelo.

No es falta de imaginación, es falta de tiempo. No es que no haya impulso, no, es obsesión por unas caderas. ¿De qué diablos hablo? Está escrito, de unas caderas.

Advierto cierta confusión tanto en lo que digo como en la forma en que lo digo pero es lógico, estoy obsesionado por unas caderas. También por el resto. Digamos, digo, que estoy obsesionado por la dulce madurez de su dueña.

Qué cosas.

Mis profesores dicen que no me centro, que estoy distraído en clase, que así nunca llegaré a ser nada en la vida. La verdad, me importa un higo, lo único que me interesa es acariciar esas caderas, besar su espalda, perder mi boca entre sus pechos, buscar sus gemidos suaves, los míos, dejarnos llevar por la cálida corriente del abrazo, ¿vale?

Llegarán a casa los informes de mis ausencias, mi inasistencia a las clases, mi falta de atención, de constancia, mi desidia para el aprendizaje, lo dicho, me importa un higo, tengo una edad suficiente. Aún sobre la cama, con los ojos abiertos, solo veo sus caderas.

Cómo le cuento esto a Paul, cómo va a entender que amo a mi profesora, a su hermana.

Será lo que deba ser mientras ella siga siendo amable.

Dulce Jeanne.


miércoles, 4 de septiembre de 2024

Pegatinas caritativas


Entre nosotros, lo que son las cosas, cuando iba a (no) trabajar pensando sobre qué (si) escribir para mañana, siempre pendiente del mañana (qué ingenuidad) que esto del blog a veces es un agobio, no creas, y en una plazuela me ha abordado una atractiva señora, morena,  he vuelto a la tierra, que quería ponerme en la solapa una pegatina de esas de cuestación para el Domund o similares, que está pasado de moda, que me ha recordado a tiempos franquistas, damas petitorias con mantilla sentadas detrás de mesas con flores, banderines, billetes de mil y quinientas pesetas apretujados sobre bandejas de plata, no había calderilla, que le he dicho que solo llevaba cien euros y que no era cosa y me ha mirado sin creérselo, que me da rabia, me parece un método de ingresos mal entendido, fuera de onda, esa ostentación pública de bondad y entrega, damas de caridad, la madre que las parió, que uno tiene sus traumas, como todos, como cuando adolescentes, gallitos, hacíamos el tonto en vez de navegar o ser abstemios o subir al monte con los curas, la madre que parió también a los curas montañeros y a los monaguillos de voces aflautadas y he recordado, claro, cuando yo trabajaba en un laboratorio químico, analizando aceros, bronces, ferroaleaciones, productos relacionados con la siderurgia y ahí terminó mi carrera deportiva, esa faceta, que no se puede trabajar y nadar a la vez, que me ahogaba en la piscina, que al dar la vuelta en cien espalda me salía fuera del agua, cambié de deporte y otro día recordaré otras prácticas deportivas y a las chicas guapas porque sin transición de lo químico he pasado a lo atómico y sin darme cuenta he terminado en Hiroshima y en Mari Pili, que siempre termino pensando en ella y le envío besos y besos y se los dejo en la ventana, al lado de los tiestos con geranios y clavelinas y esa será la historia de mañana o pasado que se me ha encendido la luz y solo tengo que escribirlo, nada menos, hasta entonces, buenos días,  agur.



martes, 3 de septiembre de 2024

Aquí.


 

Un país lleno de países. Todavía estoy aquí. Después de tres meses de acá para allá, de norte a sur, de este a oeste, no sé cuál es mi aquí. Pero estoy aquí, puedo asegurarlo. También puedo mentir. No se puede parar el tiempo, hay que volver. ¿Dónde? Usted es de Bilbao ¿no? ¿Pues? Pues eso, volver. El verano languidece, el largo invierno, el parking en construcción, los ruidos allí, aquí el mar, la mar, se me pegó el acento, todo se pega menos la hermosura, qué te voy a contar, nada, vale, el día 18 tengo una prueba de esfuerzo. come back, baby come back. Cinco mil kilómetros recorridos y la felicidad está donde yo estoy, “todo comienza conmigo y todo termina en yo”. Yo. A ver si aprendo. (Ya te vale, chaval, a buenas horas), (nunca es tarde)

lunes, 2 de septiembre de 2024

La misma cocina,,,pero no.

 



…la casa vacía,  en silencio, se me rompe el corazón. Estoy sentado en la cocina, en la misma silla de enea en la que se sentaba mi bisabuela ciega. Por los amplios ventanales entra un pálido sol de invierno. Recuerdo.

Paulina. Llegaba con una cesta en un brazo y una gallina viva en el otro. Un pañuelo negro cubría su cabeza. Invariablemente, con un acento que me parecía de otro mundo, decía, ené, cómo ha medrado este chiquillo. Y seguía hablando con mi abuela, con mi madre, con mis tías, en aquella cocina cálida, con olores a comidas deliciosas, con Doroteo Martí en la radio, de fondo, con el sol de cualquier época inundando las sonrisas, las conversaciones, la vida que se deslizaba con placidez.

Mi padre era alto, fuerte y sonreía. Me parecía muy fuerte y muy alto. Sacrificar la gallina que traía Paulina era su labor. Mi abuelo y mi tío no se atrevían. Las mujeres se refugiaban en los cuartos, riéndose, con gritos, no querían verlo.  Mi padre afilaba un cuchillo grande, se sentaba en la cocina con un delantal sobre las rodillas y una taza en el suelo. Abría la carbonera, cogía al pobre animal, lo inmovilizaba entre sus piernas y con un tajo limpio le cortaba el cuello. Después dejaba que se desangrara sobre la taza y aguantaba sus estertores. Veía aquel rito con ojos entre sorprendidos, atemorizados y curiosos. Jamás he matado ninguna gallina.

Ahora que la vida gira y cambia y estoy sentado en la cocina de esta casa vacía que debo cuidar se me rompe el corazón de tantas imágenes inundándome, llenándome de ayer…


domingo, 1 de septiembre de 2024

Walter Benjamín

 


"La construcción de la vida se halla, en estos momentos, mucho más dominada por hechos que por convicciones. Y por un tipo de hechos que casi nunca, y en ningún lugar, han llegado aún a fundamentar convicciones. Bajo estas circunstancias, una verdadera actividad literaria no puede pretender desarrollarse dentro del marco reservado a la literatura: esto es más bien la expresión habitual de su infructuosidad. Para ser significativa, la eficacia literaria solo puede surgir del riguroso intercambio entre acción y escritura; ha de plasmar, a través de octavillas, panfletos, artículos de revista y carteles publicitarios, las modestas formas que se corresponden mejor con su influencia en el seno de las comunidades activas que el pretencioso gesto universal del libro. Sólo este lenguaje rápido y directo revela una eficacia operativa adecuada al momento actual. Las opiniones son al gigantesco aparato de la vida social lo que el aceite es a las máquinas. Nadie se coloca frente a una turbina y la inunda de lubricante. Se echan unas cuantas gotas en roblones y junturas ocultas que es preciso conocer" (Walter Benjamin: "Gasolinera", en Dirección única.)

Leo a Walter Benjamin en este texto escrito hace noventa años. Quizás estoy obsesionado pero me parece que está hablando de algo parecido a un blog. Un adelantado, un visionario.

“En un amor, la mayoría busca una patria eterna. Otros, aunque muy pocos, un eterno viajar. Estos últimos son melancólicos que tienen que rehuir el contacto con la madre tierra. Buscan a quien mantenga alejada de ellos la melancolía de la patria. Y le guardan fidelidad. Los tratados medievales sobre los humores saben de la apetencia de viajes largos de este tipo de gente.”(Walter Benjamin)

Fue roja, dicen unos. 
El árbitro nos robó el partido, dicen otros.

"Mientras estés trabajando, intenta sustraerte a la medianía de la cotidianeidad. Una quietud a medias, acompañada de ruidos triviales, degrada. En cambio, el acompañamiento de un estudio musical o de un murmullo de voces puede resultar tan significativo para el trabajo como el perceptible silencio de la noche. Si éste agudiza el oído interior, aquél se convierte en la piedra de toque de una dicción cuya plenitud sepulta en sí misma hasta los ruidos excéntricos. "(Walter Benjamin)





¿Por qué se habla tanto de Walter Benjamin? 

Ni se compra ni se vende el cariño verdadero, pero hay que vender, vender, vender, buscar lo que atraiga a los potenciales compradores de cultura. Cierto, me hablan de su Libro de los pasajes y, ya, me lo quiero comprar. Voy a una librería, lo busco, 1.104 páginas, 56€, leches con los cultos, se lo pediré a los Reyes (Magos)Veo su disponibilidad en la Mediateka de la Alhóndiga, no está, pero encuentro su “Dirección única”. Me lo llevo a casa bien apretado contra el pecho (me aterra esta inmediatez de desear algo y obtenerlo inmediatamente, se me está muriendo el deseo). 











¿Quién era Walter Benjamin

Escritor, teórico marxista y filósofo estético alemán. Nació en Berlín en el seno de una familia judío-burguesa y estudió filosofía en Berlín, Friburgo, Munich y Berna. En 1920 se estableció en Berlín y trabajó como crítico literario y traductor. Sus esperanzas de realizar una carrera académica quedaron frustradas al rechazar la Universidad de Frankfurt su tesis doctoral, un estudio brillante aunque esotérico del drama barroco alemán titulado El origen de la tragedia alemana (1928). Durante la década de 1920, Benjamin asumió postulados marxistas bajo la influencia del compositor Ernest Bloch y del crítico marxista György Lukács. También trabó una estrecha amistad con el escritor alemán Bertolt Brecht, defendiendo su concepto de "teatro épico". En 1933, como consecuencia de la llegada de los nazis al poder, Benjamin se refugió en Francia, donde comenzó a escribir una obra monumental que no llegó a terminar sobre Charles Baudelaire, publicada en 1973 con el título Charles Baudelaire: un poeta lírico en la era del gran capitalismo. Las obras más conocidas de Benjamin fueron sus ensayos El autor como productor(1934), La obra de arte en la era de la reproducción mecánica (1936) y Iluminaciones (1961). Son ensayos sobre temas estéticos y literarios desde un punto de vista marxista que ejercieron una gran influencia en su época y que son considerados clásicos. En el primero de ellos Benjamin afirma que el auge del fascismo y la sociedad de masas son síntomas de una era degradada en la que el arte sólo es una fuente de gratificación para ser consumida, pero que podía servir de vehículo de difusión del comunismo y concienciar así a las masas. Con la ocupación de Francia por los nazis en 1940 Benjamin intentó dirigirse a Estados Unidos atravesando España, pero al ser detenido en la frontera franco-española se suicidó.  © eMe  (El poder de la palabra)


¿Por qué Walter Benjamin no ha entrado al Dominio Público en España? 

Es muy largo, si quieres, entérate aquí (click)

¿Por qué me interesa tanto Walter Benjamin?

Por varias cosas. Me fascina su figura, su cultura, su trabajo y, sobre todo, porque me hace sentir y pensar -no sé si por este orden-, recordar, aprender, me incita a leer, escribir, comentar...

El resto lo pones tú, lector, que no puede estar uno en todo.

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