Rosmarie Waldrop
«Por qué escribo poemas en prosa
(cuando mi verdadero amor es el
verso)»
Rosmarie Waldrop
Amo la forma en que el verso se rehúsa a llenar todos los espacios disponibles en la página, de modo que cada verso reconoce lo que no es.
[La poesía] es el arte mismo de los desvíos,
hacia el cuadro blanco de la página, hacia lo olvidado, hacia el espacio
vacante hecho visible, esa falta de mundo en la que se formulan nuestras
palabras. (Heather McHugh)
Y amo la forma en que el ritmo de la poesía,
quizás su esencia misma, surge desde la tensión, el desajuste entre verso y
oración, entre la detención en el «corte» que interrumpe la conexión sintáctica
y el empuje hacia adelante del significado que intenta completar la oración.
Contraria a la opinión heredada que ve en la
poesía el lugar de un calce logrado y perfecto entre sonido y significado, la
poesía vive, en cambio, solo en su desacuerdo interior. (Giorgio Agamben)
Por una fracción de segundo este vacío lo
detiene todo. Suspende la seguridad del enunciado para reintroducir la
incertidumbre, lo posible y lo potencial. Según Friedrich Hölderlin, la
distancia de la cesura —el lugar adicional de disyunción para la poesía
métrica— bloquea el encantamiento hipnótico del ritmo y las imágenes:
la cesura (la interrupción contrarrítmica)
se vuelve necesaria para bloquear la sucesión torrencial de representaciones…
de modo tal que se haga manifiesta… la representación misma.
Un vacío que muestra la representación
misma. (Yo diría: el lenguaje mismo). El silencio que hace posible la música.
O
quizás:
la forma del pensamiento, la música
impersonal del silencio flotando sobre cada página como un fantasma sacado de
una tierra de sombras. (Russell Edson)
Así mismo, un poco más tangiblemente, nos
deja sentir el campo magnético entre las dos dimensiones, el empuje horizontal
de la energía se inunda, vertical, orquestal. Un aura.
Yo perseguía este vacío, esta exhibición
numinosa del lenguaje. Intenté exacerbar la tensión y disyunción entre oración
y verso manteniendo los versos muy cortos mientras que abría los confines de la
oración a un flujo casi interminable.
Para
no
dispersar
pienso
cada movimiento de
mi
mano
voltea
la
página
el
intervalo en todo su derecho
Pero empecé a echar de menos las oraciones
complejas, la posibilidad de digresión, de espacio. El espacio de un movimiento
diferente, menos lineal: una danza de sintaxis.
La coma permanece independiente allí donde
los bordes de los cuerpos se tocan. (Vêra Linhartová)
El párrafo en prosa parecía ser precisamente
la clase de espacio donde la forma podía proveer «un centro alrededor del cual,
no una caja dentro de la que» (Ezra Pound).
Para escribir como laminándome a través de los
tipos de madera que conozco, árboles, libros, en una improbable búsqueda de
floración.
Entonces
cambié el estrés por la angustia [stress for distress],
como dice Charles Bernstein. La angustia de falta de coordenadas, de los desestructurados
espacios de la prosa, del territorio inexplorado de la página. El entusiasmo y
el terror de la apertura versus el desafío del cierre: en la oración completa
y, más radicalmente, en la proposición.
Luchaba con el sueño como alguien leyendo una
oración abstrusa. (Robert Duncan)
No. Esto no era tensión suficiente. No la
necesaria para compensar la ausencia de desvío, de margen. Debía intentar mover
el vacío y el desajuste desde el margen hacia adentro.
el espacio vacío que dejo al centro de cada
poema para permitir la penetración (Lawn of Excluded Middle,
II)
Debo cultivar los cortes, las
discontinuidades, rupturas, grietas, fisuras, hendiduras, tropiezos, escollos,
saltos, cambios de referencia y vacíos dentro de la dimensión semántica. Dentro
de la oración. Hacer estallar su serpentina belleza del movimiento.
Velocidad, otra vez. Una diferente. Una
energía que ata y desata constelaciones antes de que puedan petrificarse en un
mapa.
«Jardinería
del espacio» [Gap
gardening], la he llamado. Mi principal herramienta de jardinería
es el collage.
Y es quizás solo otra manera de hablar de la poesía como lenguaje concentrado.
(Como lo saben Pound y el idioma alemán, dichten = condensare).
Dando pasos densos que recortan.
En The
Reproduction of Profiles todos mis poemas partían de frases de
Wittgenstein. Algunos otros de frases de Mei-mei Berssenbrugge, y otros de
Kafka.
Había confundido la Torre de Babel por la
Ebriedad de Noé.
Desplazamiento, diálogo, metamorfosis.
Escribimos sobre un palimpsesto. Dejar intacta la cita transporta la
«Descripción de una lucha» (Kafka) por entero, junto a un aire de la
destrucción que es la Beatriz de la creación.
En [la cita] está espejada la lengua
angelical en la que todas las palabras, sobrecogidas por el contexto idílico
del significado, se han vuelto lemas en el libro de la Creación. (Walter
Benjamin)
Con un aire más soberbio, el rechazo de
Wittgenstein de «las preguntas fundamentales» viene a probar «que los ríos más
profundos no son, de hecho, ríos en absoluto».
El desplazamiento me importa menos que el
destello de luz en el corte, los bordes irradiando energía. La fragmentaria,
«rasgada», naturaleza de los elementos. Una cita íntegra como la oración sobre
la Torre de Babel es la excepción y funciona como un indicador de caminos.
Fascinación por la sintaxis lógica.
«Si—entonces». «Porque». Pero yo intento socavar la certeza y autoridad de la
lógica al deslizar en medio cuadros de referencia, compadeciéndome, en
especial, de la lógica puesta en contra del cuerpo.
El cuerpo es, después de todo, nuestro medio
para tener un mundo. Incluso para tener lógica.
El teatro retórico: ¿una mujer se dirige a
su amante?
¿Un diálogo entre dos lados de una mente?
El
diálogo cultiva por definición, por el cambio constante de perspectiva, las
separaciones. Lawn
of Excluded Middle continúa el uso del «tú» retórico. Pero en
el tercer volumen de la trilogía, Reluctant Gravities,
decidí dar a la segunda persona igual peso y duración. Esto me llevó a la
pregunta: ¿quiero que las voces sean distintas? ¿Quiero, por ejemplo, dar el
vocabulario científico a la voz masculina y a la voz femenina las afirmaciones
sobre el lenguaje? La verdad es que no me interesan los personajes, la
psicología, ni el tradicional «hablante» o máscara de la poesía. Las voces no
«representan», sino que formulan el espacio sináptico entre ellas. A excepción
de este constante cruce de la separación en la que ambas podrían haber sido una
sola voz. Por esto también es que las voces no siempre se involucran con lo que
la otra ha dicho. Giran bruscamente, buscando su propio tren de pensamiento y
por ende ampliando la separación, el espacio, la tensión, marcando el corte.
¿Y qué pasó con el sonido? Cuando el «verso
libre» dio un paso al costado de la métrica se alejó de lo oral. El poema en
prosa se mueve aún más lejos en esa dirección. Su sonido y su ritmo son más
sutiles, menos inmediatos, menos «memorables». Si se cuenta algo, se cuentan
palabras u oraciones más que acentos o sílabas.
La definición del poema según Valéry como
«una duda prolongada entre sonido y sentido» no funciona aquí, no al modo en
que imagino que la pensó. Mi amado choque entre ambos (aún presente en el juego
de palabras) ha sido desplazado. La fisura es ahora más entre sentido y
sentido, sentido y sintaxis, densidad e intensidad.
Pero hay muchos tipos de música. La sintaxis
es ritmo, sonido en movimiento. Incluso si el sonido no parece estar en primer
plano, es el cuerpo, la materialidad del poema. Lo que mueve la superficie que
llamamos mente. Es (más que nada) el sonido que hace cortocircuito en la
transparencia de la palabra ante lo significado, que algunos consideran su
ventaja:
Un símbolo que también nos interesa como
objeto es una distracción. (Susanne Langer)
Esta «distracción» es precisamente la que
nos entrega la poesía digna de su nombre: la palabra como una cosa palpable,
sensual, un cuerpo resonante. La palabra hecha carne. La carne de un pájaro,
capaz de batir sus alas. Hacia esa especie de límite matemático donde, variando
a Zukofsky, la palabra se acerca tanto al arte sin palabras de la música como a
la música sin sonido del silencio.
1997-1998
1 comments :
La pucha que lo fundamento!!
.."Debo cultivar los cortes, las discontinuidades, rupturas, grietas, fisuras, hendiduras, tropiezos, escollos, saltos, cambios de referencia y vacíos dentro de la dimensión semántica. Dentro de la oración. Hacer estallar su serpentina belleza del movimiento..." me gusto
Y cuando menciona la jardineria del espacio..Que interesante.. si bien expone infinitas citas de otros autores...pero está muy bueno.
Besosssss Pedro y a disfrutar la noche y obvio el dia jajajaj
PD: yo voy a seguir escribiendo como se me canta ...ajajja
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