Tiempo de Silencio
Castigo
mi espalda con un manojo de pájaros puntiagudos, como un penitente picado de la
Sonsierra, como un monje en la celda de no verla, como un triste solitario
asomando en el horizonte de dientes de sierra donde se oculta el sol.
Estoy
ya tan lejos de esa mujer distante, fría como la noche del encuentro frente al
jardín que arrasaba la escarcha, frente al paisaje de trinos y luces catalanas,
el mar al fondo, una mirada imaginada tras los cristales y ella, presente y
misteriosa, hechicera, gimiendo en mis oídos temblorosos y asustados de tanta
dicha, tanta felicidad llevándome de las manos entre bosques mediterráneos.
Al
regreso se borraron los caminos.
No
puedo distinguirla en los mapas de mi memoria.
¿Dónde
estará ahora?
2 comments :
El alba silenciosa que me acoge
a menudo te debe reflexiones
que incluso a veces dejo por escrito.
La de hoy, por ejemplo, quedó así:
"Lo malo del regreso es esa pérdida
de caminos que un día transitamos.
Afortunadamente aún nos queda
el amable dolor de la nostalgia
y el recurso a preguntas sin respuesta.
Prueba fecunda de que aún vivimos."
Cuando tengo la fortuna de leer ¡Ybris!, me conmuevo.
Muchas gracias de todo corazón.
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