Después del incendio
Esta es
la mañana después del incendio, después del nacimiento de una nueva etapa,
carreteras mojadas, cielos abiertos con estelas de aviones, olores y colores de
la presentida primavera, sabores de tomate, jamón y ajo, aceite por su cuerpo,
pechos hambrientos, besos, gozosa pelea, caricias como fieras rondando la
presa, somos presas mutuas, indefensas, atadas a la estaca del amor en el
verano que ya ruge.
Desde
ayer duermo solo, en la noche ansío el calor de su cuerpo junto al mío. Pero
ahora, desde el comedor me mira con frialdad y apoya el filo de una navaja de
ironía sobre mi frente. No es un sueño porque siento el gusto salado de las
lágrimas entre mis labios.
Santa
Virgen de Begoña ruega por nosotros.
(Dibujos:
Fred Beltran)
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