Carta del amante al otro lado de la nueva frontera.
Mi niña, que es una pena que aunque correligionarios (de una forma de sentir), solo
seamos corresponsales a tantísima distancia, correveidiles de cuentos y fábulas
de Samaniego, corredores de fondo en esto de ser así (un así muy particular),
correctos escritores sin manchones de tinta ni gazapos, correosos amantes sin habernos amado (solo en
el concepto bíblico, aunque esto es corregible), nunca cobramos corretajes en
corridas (de toros), no formamos corrillos de comadres que difaman y bucean en
su soledad, corroboramos que amar es ese temblor en los poros de la nuca, no
nos corrompemos por halagos ni lisonjas, nos comemos el curruscu del pan blanco
antes de llegar a casa y así, en esta resaca del día después, antesala del 27
¿o es el 29?, ¿cuándo es? ¿cuándo nos veremos?, ¿cuándo sabré quererte como tú
quieres que te quiera? que pienso en ti cada momento pero como esto no es la
televisión lo que no se ve no pasa (pero pasa) y así mis pensamientos no son
objetos solidos que puedes poner sobre la mesilla de noche, al lado de tus
jarrones chinos, china tú misma, una china de lujo, que te imagino gritando
consignas por las calles como una partisana albanesa y se me abren las carnes
de gozo, no tanto gozo como cuando abro
mis carnes y mi alma, mi todo para ti, que es como llegar a una esquina del
cielo y quedarse allí, arrebujado junto a ti, susurrándote ternuras y pícaros avisos de lo
que haremos después y ponte así, nena, que no sé cómo no sabes que te quiero
como un turco de largos bigotes, haciéndote cosquillas en los muslos de nácar,
morenos ahora, de indígena de algún lugar del Empordá, belleza autóctona que
deseo y canto, que sabes que tienes una cuerda alrededor de mi cuello y haces
mohines de enfurruñada y salto como un mastín del Pirineo, atento a tus chiss,
chiss y me paro, chiss, chiss y corro, eres mi dueña sin haberme comprado,
voluntariamente tuyo, sin voluntad, guiándome por tu estrella, estrellado en la
estelada de tu balcón, un cantante sin tuna detrás, un enamorado con flores
marchitas en el comedor, este hombre del mismo centro de Bilbao que te ama, sin
boina pero a lo clásico, sin ochotes detrás que canten habaneras ni el txoria
txori de Laboa, que soy un pájaro con las alas cortadas pero tu pájaro, que
cómo volaba entonces, cómo nadaba cuando era pez, cómo entraba en la tierra
cuando fui topo ciego, cómo amaba cuando era un niño atolondrado y crédulo y
ahora te miro desde los que soy, desnudo y cierto, este, el que ha ido y vuelto,
el que se perdió en tantos bosques con lobos aullando y sombras fugaces, con
nombres y corazones tallados en árboles de ramas retorcidas, antes del incendio
y, con todo, íntegro, fuerte, mirando al frente, pudiéndote mirar a los ojos
con honestidad y, espera, vienen a prenderme, maldita huida continua, seguiré
desde el otro lado de la frontera. Te quiero, mimosa, y lo sabes. Agur, hasta
pronto.
3 comments :
El poder de la escritura. Leido y me transforma en quién soy de verdad. Y el día quedó atrás. Porque enseñas tanto...
Que duermas dulcemente y todos los dias luches como lo haces. Gracias escritor.
De puntillas...
;)
Besito!
Y te leo y los adjetivos toman posición en el puesto de salida y avanzo a través del texto y se dan codazos entre las emociones, porque todos quieren estar en el primer lugar, pugnando por ser el prinicipal. Se atropellan y tengo que poner paz. Saldrán de dos en dos cogidos de la mano en la misma dirección, saber dónde empieza uno y termina el otro, maridando sinónimos, sin competir en categoria. Y que marispléndido, fantabuloso y cojopendo, nen ( y el escrito también ��) Me pongo de pie y le hago una ovación inagotable a tu corazón; hasta que me sangren las manos ( y aún así:sigo)
¡Besets!
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