Del cuaderno
Es una
sola hora larga como una vena,
y entre el ácido y la paciencia del tiempo arrugado
transcurrimos,
apartando las sílabas del miedo y la ternura,
interminablemente exterminados.
y entre el ácido y la paciencia del tiempo arrugado
transcurrimos,
apartando las sílabas del miedo y la ternura,
interminablemente exterminados.
Pablo
Neruda
(frag. de
“Las furias y las penas”)
Cuaderno de bitácora para dibujar lo
que no, ¿a quién le importa lo que sí?, para inventar lo que sí, ¿a quién
demonios le importa lo que no?
Diciendo aquí, con intensidad, lo
indecible.
Descubriendo lo impronunciable entre
el fulgor de voces.
Esta noche tampoco lloverán
estrellas, no chocarán falenas contra la ventana, no se escucharán suspiros
detrás de la puerta, la cigüeña crotorá en el campanario y él, ella, estarán
lejos (si están cerca no tiene sentido escribir).
Hoy ha lucido un sol de marzo, ya no llueve, viene la primavera, las cigüeñas vuelan, ella está dormida pero el afán tenaz, inmoble, sigue sentado a este lado del puente. El río baja lánguido.
Hoy ha lucido un sol de marzo, ya no llueve, viene la primavera, las cigüeñas vuelan, ella está dormida pero el afán tenaz, inmoble, sigue sentado a este lado del puente. El río baja lánguido.
Arrugando papeles descubro que es
igual lo que esté sobre la mesa, corazón o escuerzo. En el aire igualitario de
medianoche no hay más voluntad que el azar, la coincidencia en experiencias y
un pellizco sentimental esparcido como canela sobre el pan nuestro de cada día.
Amén.
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