Escalera
Eduardo Arroyo
Es mi deseo
bajar con ella por las escaleras de la vida –tantas hemos bajado- de la
mano, sonrientes, unidos, enamorados en la alquimia de arrullarnos con manos
que asedian duermevelas y fuego de almanaques, frutas y perejil.
Tropezaremos alguna vez, quizás, pero no
importa, hombro con hombro llegaremos por laberintos de cordura y escaparates
con “se vende o se alquila” en el cristal, con tiendas de juguetes y
barrenderos poetas con la boca llena de versos, repartiéndolos por los portales
con calderos de estrellas en el quicio.
Ella llena mi cabeza de triángulos isósceles, mi
memoria está sentada en el centro de su corazón, cosida con alboroto de
caléndulas, carretera sin atajos a su piel sin distancia, con zozobra, su
cuerpo es un desorden prendido en el marco de mi deseo, una luz al fondo, mi
sedienta mirada en los intersticios, un viento azul moviendo los árboles de la
alameda, ella en todos mis sueños.
Seguiremos bajando, juntos.
Además, abajo nos esperan.
2 comments :
Qué suerte de escalera, sobre todo para mí que vengo a leerla.
Abrazos, si los quieres.
Siempre, infinitamente más, me gustó bajar escaleras que subirlas...
Aunque he de reconocer que las mayores sorpresas siempre están arriba de las escaleras.
Pero debe ser por mi tendencia a lo trágico-romántico y su descenso a los infiernos...
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